lunes, 2 de octubre de 2017

TIEMPO DE REFLEXIÓN


Existían millones de estrellas en el cielo, estrellas de todos los colores: blancas, plateadas, verdes, doradas, rojas, azules. Un día, inquietas, ellas se acercaron a Dios y le propusieron: "Señor, nos gustaría vivir en la tierra, convivir con las personas".
-Así será hecho -respondió el Señor-. Las conservaré a todas ustedes pequeñitas, tal como se ven de lejos, para que puedan bajar a la tierra.
Se cuenta que en aquella noche hubo una fantástica lluvia de es­trellas. Algunas se acurrucaron en las torres de las iglesias, otras fueron a jugar ya correr junto con las luciérnagas por los campos, otras se mezclaron con los juguetes de los niños. La tierra quedó, entonces, maravillosamente iluminada. Pero con el correr del tiem­po, las estrellas decidieron abandonar a los hombres y volver al cielo, dejando a la tierra oscura y triste.
-¿Por qué volvieron?, preguntó Dios, a medida que ellas iban lle­gando al cielo.
-Señor, nos fue imposible permanecer En la tierra, existe allí mu­cha miseria, mucha violencia, hay demasiadas injusticias.
El Señor les contestó: "¡Claro! Ustedes pertenecen aquí, al cielo. La tierra es el lugar de lo transitorio, de aquello que cae, de aquel que yerra, de aquel que muere. Nada es perfecto. El cielo es el lugar de lo inmutable, de lo eterno, de la perfección"
Después de que habían llegado gran cantidad de estrellas, Dios verificó la cantidad y habló de nuevo: "Nos está faltando una estre­lla, ¿dónde estará?"
Un ángel que estaba cerca replicó: "Hay una estrella que resolvió quedarse entre los hombres. Ella descubrió que su lugar es exac­tamente donde existe la imperfección, donde hay límites, donde las cosas no van bien, donde hay dolor".
- "¿Qué estrella es esa?", volvió a preguntar.
- Es la Esperanza, Señor, la estrella verde. La única estrella de ese color.
Cuando miraron para la tierra, la estrella no estaba sola: la tierra estaba nuevamente iluminada porque había una estrella verde en el corazón de cada persona. Porque el único sentimiento que el hombre tiene y Dios no necesita retener es la Esperanza. Dios ya conoce el futuro y la Esperanza es propia de la persona humana, propia de aquel que yerra, de aquel que no es perfecto, de aquel que no sabe cómo puede conocer el porvenir.
Recibe en este momento esta Estrellita Verde en tu corazón, la Esperanza. No dejes que ella huya y no permitas que se aparte. Ten certeza que ella iluminará tu camino, sé siempre positivo y agradece todo a Dios. Sé siempre feliz y contagia a otras perso­nas tu felicidad.

Apocalipsis 22:16  "Yo,  Jesús,  he enviado a mi ángel para darles a ustedes testimonio de estas cosas que conciernen a las iglesias.  Yo soy la raíz y la descendencia de David,  la brillante estrella de la mañana."

Jesus es nuestra estrella de la mañana, una estrella que al igual que la de la historia bajo a la tierra y nos impregno con esperanza, una esperanza que es invencible. Si permanecemos en él, seguramente siempre habrá esperanza en nuestro corazón, aun en medio de las mas difíciles pruebas y las onches mas oscuras de nuestro ser. La historia nos recuerda que fue Cristo quien bajo para dar esperanza a los hombres y la dispuso por medio del amor y la fe, para que todos podamos vivir una vida en plenitud, paz y gozo. El pasaje nos recuerda que Cristo vino como hombre, siendo Dios se humillo a si mismo para rescatar a la humanidad de su pecado. Cuanto amor, cuanto sacrificio, todo para que unos seres humanos indignos de su gracia, pudiéramos recibir de manera gratuita su verdad y compasión.

GUIA DE ESTUDIO

¿Reconoces en Cristo la esperanza?
¿En dónde está puesta tu esperanza?
¿Confías en las palabras de Jesús?

¿Te has sentido con esperanza en algún momento difícil?

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