martes, 27 de junio de 2017

ESTUDIO BÍBLICO JUAN 4


ESTUDIO BÍBLICO
Por: Camilo Sastoque
Ministerio Unidad de la Fe

Joh 4:1  Cuando,  pues,  el Señor entendió que los fariseos habían oído decir:  Jesús hace y bautiza más discípulos que Juan
Joh 4:2  (aunque Jesús no bautizaba,  sino sus discípulos),
Jesús se sometió al bautismo y así mismo lo hacían aquellos que querían seguir sus enseñanzas. Aquí sus discípulos habían aprendido a hacerlo y habían sido autorizados por el para hacerlo, por eso todo creyente que quiere someterse a las enseñanzas de Cristo se bautiza para identificarse con él en su muerte y en su resurrección. El bautismo es un fundamento de la fe, pues todo aquel que se somete a este, reconoce en Cristo a su Señor y se compromete a mantener su conciencia limpia a través del reconocimiento de su pecado y el arrepentimiento.
Joh 4:3  salió de Judea,  y se fue otra vez a Galilea.
Joh 4:4  Y le era necesario pasar por Samaria.
Su ministerio fue milimétricamente planeado por el Padre, cada paso, cada lugar, cada tiempo habían sido preparados de antemano para que se hiciera conforme a la voluntad divina. Por eso vemos que Jesús reconoce fácilmente a donde dirigirse siempre.
Joh 4:5  Vino,  pues,  a una ciudad de Samaria llamada Sicar,  junto a la heredad que Jacob dio a su hijo José.
Encontramos la referencia a este lugar en Gen_48: 22 “Y yo te he dado a ti una parte más que a tus hermanos, la cual tomé yo de mano del amorreo con mi espada y con mi arco. Jacob compró un pedazo de tierra de los hijos de Hamor de un centenar de corderos”; Gen_33: 19-20 “Y compró una parte del campo, donde plantó su tienda, de mano de los hijos de Hamor padre de Siquem, por cien monedas. Y erigió allí un altar, y lo llamó El-Elohe-Israel. Jesús tuvo que pasar por este lugar en donde antiguamente se erigió un altar a Dios.
Joh 4:6  Y estaba allí el pozo de Jacob.  Entonces Jesús,  cansado del camino,  se sentó así junto al pozo.  Era como la hora sexta.
Siendo el medio día, Jesús llega sediento a este lugar que en tiempos lejanos fue altar a Dios y se posa para obrar una de las obras de misericordia más hermosas en el ministerio de Jesús. Este pasaje también muestra la humanidad de Jesús en su expresión cotidiana.
Joh 4:7  Vino una mujer de Samaria a sacar agua;  y Jesús le dijo:  Dame de beber.
Joh 4:8  Pues sus discípulos habían ido a la ciudad a comprar de comer.
La historia de la mujer samaritana empieza con su encuentro aparentemente fortuito con Cristo, aunque sabemos que nada hay sin un propósito, y el propósito de Cristo allí, se revelara al final de la historia. Jesús se encuentra solo, y por obra del Padre aparece una mujer solitaria perteneciente a un pueblo que siempre se dedicó a la idolatría y la rebeldía contra Dios, fue constantemente denunciado por los profetas y no se la llevaban bien con los judíos.
Joh 4:9  La mujer samaritana le dijo:  ¿Cómo tú,  siendo judío,  me pides a mí de beber,  que soy mujer samaritana?  Porque judíos y samaritanos no se tratan entre sí.
Los samaritanos eran considerados por la religión judía como paganos, inferiores, de allí el trato que recibían.
Joh 4:10  Respondió Jesús y le dijo:  Si conocieras el don de Dios,  y quién es el que te dice:  Dame de beber;  tú le pedirías,  y él te daría agua viva.
Jesús en su magna sabiduría le responde y desarma sus argumentos viles como el desprecio y desconfianza que reinaban entre judíos y samaritanos, con la verdad. Ella no conoce el don de Dios que le está siendo presentado, la salvación. Y tampoco reconoce al agua viva que se presenta ante ella como judío. Si lo supiera reconocería su condición y pediría perdón por sus pecados.
Joh 4:11  La mujer le dijo:  Señor,  no tienes con qué sacarla,  y el pozo es hondo.  ¿De dónde,  pues,  tienes el agua viva?
Joh 4:12  ¿Acaso eres tú mayor que nuestro padre Jacob,  que nos dio este pozo,  del cual bebieron él,  sus hijos y sus ganados?
La mujer confundida sigue expresando lo que piensa. Pues aunque Jesús le habla en palabras espirituales, ella se rige por lo que ve, pero empieza a comprender, por eso pregunta acaso eres tu mayor que Jacob, a quienes los samaritanos consideraban al igual que los judíos su padre, ya que ambos tenían las mismas raíces.
Joh 4:13  Respondió Jesús y le dijo:  Cualquiera que bebiere de esta agua,  volverá a tener sed;
Joh 4:14  mas el que bebiere del agua que yo le daré,  no tendrá sed jamás;  sino que el agua que yo le daré será en él una fuente de agua que salte para vida eterna. 
Jesús ya le ha hecho entender en algo lo que él le está hablando, ahora Jesús se vuelve más claro para ella y entonces revela su propósito salvador y redentor.
Joh 4:15  La mujer le dijo:  Señor,  dame esa agua,  para que no tenga yo sed,  ni venga aquí a sacarla.
Joh 4:16  Jesús le dijo:  Ve,  llama a tu marido,  y ven acá.
Joh 4:17  Respondió la mujer y dijo:  No tengo marido.  Jesús le dijo:  Bien has dicho:  No tengo marido;
Joh 4:18  porque cinco maridos has tenido,  y el que ahora tienes no es tu marido;  esto has dicho con verdad.
Joh 4:19  Le dijo la mujer:  Señor,  me parece que tú eres profeta.
Joh 4:20  Nuestros padres adoraron en este monte,  y vosotros decís que en Jerusalén es el lugar donde se debe adorar.
Jesús se ha revelado a esta mujer en forma profética como el agua de vida eterna, y ella ahora le comprende en parte, aunque persiste en su necesidad del agua natural.
Ella continúa reconociendo que en aquel lugar fue erigido un lugar de adoración, pero que los judíos dicen que es en Jerusalén en donde eso debía suceder. Ella persiste en su necesidad de conocer cuál es el lugar en donde la adoración sucede, porque tiene la confusión de si es en un lugar específico y quiere que este profeta que le ha revelado la verdad de su corazón se lo revele. Jesús reconoce la sinceridad de esta mujer que reconoce que no está casada ahora, confrontada por su pecado y realidad palpable desenmascarada sutilmente, sin reproches, ni culpabilidad, le descubre como profeta y la adoración empieza a fluir.
Joh 4:21  Jesús le dijo:  Mujer,  créeme,  que la hora viene cuando ni en este monte ni en Jerusalén adoraréis al Padre.
Aunque el templo había sido destinado para la adoración a Dios, Jesús le reconviene para que su adoración no dependa del lugar en el que se hace.
Joh 4:22  Vosotros adoráis lo que no sabéis;  nosotros adoramos lo que sabemos;  porque la salvación viene de los judíos.
Joh 4:23  Mas la hora viene,  y ahora es,  cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad;  porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren.
Joh 4:24  Dios es Espíritu;  y los que le adoran,  en espíritu y en verdad es necesario que adoren.
Jesús le hace entender que muchos adoran a Dios sin conocerle, mientras que otros le adoran porque le conocen cuya adoración es espiritual y verdadera. Es necesario que el hombre experimente en su propia vida la verdad de Dios para que a través de ella pueda reconocer porque adora a Dios y porque le sirve, sin este conocimiento, la adoración es falsa y religiosa.
Joh 4:25  Le dijo la mujer:  Sé que ha de venir el Mesías,  llamado el Cristo;  cuando él venga nos declarará todas las cosas.
Joh 4:26  Jesús le dijo:  Yo soy,  el que habla contigo.
Jesús se revela paso a paso con esta mujer, tiernamente responde a sus confusiones, tal cual como lo sigue haciendo hoy en día. Todo aquel que se acerca genuinamente en busca de Dios, Jesús le es revelado, no completamente sino en la medida en que su entendimiento lo puede asimilar. Esta mujer fue comprendiendo poco a poco quien era este hombre que se le acerco a pedir agua y su conversación termino en la transformación de una mujer que impacta a una región completa. Ahora se revela completamente al decirle como a nadie más, que él es el mesías esperado por todo el pueblo de Israel.
Joh 4:27  En esto vinieron sus discípulos,  y se maravillaron de que hablaba con una mujer;  sin embargo,  ninguno dijo:  ¿Qué preguntas?  o,  ¿Qué hablas con ella?
He aquí que los discípulos cada vez más se maravillaban del obrar de Jesús, pues ahora le veían compartir con una mujer, lo cual no era bien visto por la religión, y mucho menos cuando esa mujer era samaritana.
Joh 4:28  Entonces la mujer dejó su cántaro,  y fue a la ciudad,  y dijo a los hombres:
Joh 4:29  Venid,  ved a un hombre que me ha dicho todo cuanto he hecho.  ¿No será éste el Cristo?
Joh 4:30  Entonces salieron de la ciudad,  y vinieron a él.
La mujer ahora se convierte en una evangelista que llama a su pueblo a oír de aquel hombre que le ha revelado la verdad de su condición, de su vida y de su necesidad espiritual con tal misericordia. Es entonces que aún persiste la inquietud y se pregunta ¿no será este el Cristo?, el enviado de Dios.
Joh 4:31  Entre tanto,  los discípulos le rogaban,  diciendo:  Rabí,  come.
Joh 4:32  El les dijo:  Yo tengo una comida que comer,  que vosotros no sabéis.
Joh 4:33  Entonces los discípulos decían unos a otros:  ¿Le habrá traído alguien de comer?
Joh 4:34  Jesús les dijo:  Mi comida es que haga la voluntad del que me envió,  y que acabe su obra.
Los discípulos fueron por comida, entonces ¿porque no come Jesús? Porque el reconoce que su alimento esta en hacer la voluntad del Padre aunque esto conlleve el ayuno. Nosotros hoy también nos alimentamos y fortalecemos espiritualmente cuando obramos conforme a la voluntad divina, la obediencia es la marca distintiva de un discípulo.
Joh 4:35  ¿No decís vosotros:  Aún faltan cuatro meses para que llegue la siega?  He aquí os digo:  Alzad vuestros ojos y mirad los campos,  porque ya están blancos para la siega.
Joh 4:36  Y el que siega recibe salario,  y recoge fruto para vida eterna,  para que el que siembra goce juntamente con el que siega.
Joh 4:37  Porque en esto es verdadero el dicho:  Uno es el que siembra,  y otro es el que siega.
Joh 4:38  Yo os he enviado a segar lo que vosotros no labrasteis;  otros labraron,  y vosotros habéis entrado en sus labores.
Mientras permanecieron en aquel lugar en donde Jesús conoció a la mujer, les enseña a sus discípulos una gran lección. La salvación de los pueblos y naciones han sido dispuestas como una cosecha, que pocos saben discernir, pero Dios nos pide que reconozcamos cuando los campos están listos para la siega, porque están llenos de fruto. Hace que sus discípulos se reconozcan como sembradores labradores y segadores que recibirán un salario digno, todos enviados por Dios para cumplir su labor, y nadie puede equipararse con el que siembra o el que labra, o el que siega la cosecha, pues cada uno cumple una labor en el reino de Dios.
Joh 4:39  Y muchos de los samaritanos de aquella ciudad creyeron en él por la palabra de la mujer,  que daba testimonio diciendo:  Me dijo todo lo que he hecho.
Joh 4:40  Entonces vinieron los samaritanos a él y le rogaron que se quedase con ellos;  y se quedó allí dos días.
Joh 4:41  Y creyeron muchos más por la palabra de él,
Joh 4:42  y decían a la mujer:  Ya no creemos solamente por tu dicho,  porque nosotros mismos hemos oído,  y sabemos que verdaderamente éste es el Salvador del mundo,  el Cristo.
Luego de conocer el testimonio de la mujer que impacto a aquellos hombres, y al ver que una mujer pecadora reconociera la maldad de su corazón, muchos llegaron a conocer a aquel hombre del que les hablaba, y cuando le oían, ya no creían solo al testimonio de la mujer, ahora podían reconocerlo por ellos mismos, y pudieron todos recibir la revelación del Cristo en Samaria para redención y vida. Aquí podemos reconocer la importancia de nuestro testimonio sobre la verdad en nuestra propia vida, el cual puede ser usado por Dios para hacer volver corazones hacia él, y entonces él les hará entender y ver, para que le reconozcan como su Señor y Salvador.
Joh 4:43  Dos días después,  salió de allí y fue a Galilea.
Joh 4:44  Porque Jesús mismo dio testimonio de que el profeta no tiene honra en su propia tierra.
Es una realidad que todo profeta tiene una honra mayor en otros lugares que en su propia tierra, ¿por qué? Por la familiaridad con la que le reconocen todos los que allí le conocieron antes de empezar su ministerio.
Joh 4:45  Cuando vino a Galilea,  los galileos le recibieron,  habiendo visto todas las cosas que había hecho en Jerusalén,  en la fiesta;  porque también ellos habían ido a la fiesta.
Los galileos empezaron a creer en Jesús por lo que vieron en la pascua, cuando subieron a Jerusalén y notaron como aquel conocido suyo ahora obraba milagros y señales.
Joh 4:46  Vino,  pues,  Jesús otra vez a Caná de Galilea,  donde había convertido el agua en vino.  Y había en Capernaum un oficial del rey,  cuyo hijo estaba enfermo.
Su primera señal ocurrió aquí mismo en galilea cuando convirtió el agua en vino. Ahora es buscado por un cortesano, hombre que sirve al rey quien tiene una gran necesidad de verle.
Joh 4:47  Este,  cuando oyó que Jesús había llegado de Judea a Galilea,  vino a él y le rogó que descendiese y sanase a su hijo,  que estaba a punto de morir.
Joh 4:48  Entonces Jesús le dijo:  Si no viereis señales y prodigios,  no creeréis.
Joh 4:49  El oficial del rey le dijo:  Señor,  desciende antes que mi hijo muera.
Joh 4:50  Jesús le dijo:  Ve,  tu hijo vive.  Y el hombre creyó la palabra que Jesús le dijo,  y se fue.
Joh 4:51  Cuando ya él descendía,  sus siervos salieron a recibirle,  y le dieron nuevas,  diciendo:  Tu hijo vive.
Joh 4:52  Entonces él les preguntó a qué hora había comenzado a estar mejor.  Y le dijeron:  Ayer a las siete le dejó la fiebre.
Joh 4:53  El padre entonces entendió que aquella era la hora en que Jesús le había dicho:  Tu hijo vive;  y creyó él con toda su casa.
Joh 4:54  Esta segunda señal hizo Jesús,  cuando fue de Judea a Galilea.
Juan es muy específico al señalar las señales que hizo Cristo en algunos lugares, en especificar las fiestas judías y en recalcar la actitud de los moradores que recibían a Jesús. Esta es la segunda señal que realiza Jesús como revelación a su pueblo, que aunque le veía haciendo milagros, señales y prodigios solo le buscaban para ello. Cuando otros recibían su enseñanza. Las señales tienen una particularidad y es que son usadas por Dios con un propósito, para dar a entender un mensaje o recordatorio. La primera señal de la trasformación del agua en vino, nos da a entender lo que habría de suceder con el evangelio que a través de la palabra los corazones de los hombres serian transformados en odres nuevos que sostendrían el vino nuevo. Esta segunda señal es lo que habría de suceder con aquellos que creen, serán sanados de su enfermedad (el pecado) y restaurados para vida.


lunes, 26 de junio de 2017

TIEMPO DE REFLEXIÓN


Dos pajaritos estaban acurrucados uno junto al otro, dentro de su nido, esperando que su mamá regresara con algo de comida para ellos. Pasó el tiempo y, al cabo de varias horas, las dos avecillas tenían mucha hambre y su mamá no había regresado. No sabían qué hacer, pues ninguno de los dos sabía volar.
Entonces uno de los pajaritos dijo: "Ya sé. Voy volar. Me impul­saré desde esta rama y extenderé mis alitas al viento. Tal vez sea difícil al principio, pero sé que no fracasaré. Además, para eso fuimos hechos... ¡para volar! Voy a intentarlo, estoy seguro que será todo un éxito".
Su hermanito le contestó muy preocupado: "No lo hagas, te mata­rás. Tus alas no están listas todavía para soportar tu peso. No llegarás muy lejos. Hazme caso... ¡no lo intentes!".
Apenas terminó de hablar, el otro pajarito se colocó a la orilla de la rama que sostenía su nido, tomó aire y se lanzó. Sus alitas se desplegaron rápidamente y, cuando parecía que su destino era el suelo, se elevó por encima de aquel árbol y saludó desde arriba a su hermanito. Luego le gritó: "¿Ves? No es tan difícil como crees. Ánimo, lánzate".
El otro sólo suspiró y se hundió más dentro del nido. Tenía miedo de intentarlo... y decidió quedarse allí donde estaba. Entonces su hermano le volvió a gritar: "Bueno, como tú quieras. Yo iré a bus­car algo de alimento para los dos" y emprendió el viaje.
Al cabo de un par de horas regresó con unos cuantos gusanitos en su pico, se colocó dentro del nido y los dos pajaritos empezaron a comer. Mientras comían, el ave que había ido por la comida comenzó a contarle a su hermanito todas las cosas maravillosas que había conocido en su viaje. Le contó de aquellos ríos y lagos que parecían enormes espejos que reflejaban el cielo; y de aque­llas montañas que se elevaban como muros que protegían el pue­blo; también le dijo que había hecho muchos amigos durante su recorrido, conoció a otros pájaros como ellos, a una tortuga, a varios conejos, a un venado y a varios peces que nadaban en el río. Cuando terminó de contarle todas estas historias, se levantó y le dijo a su hermanito: "Bueno, pues voy a conocer más de este mundo tan maravilloso. Si quieres, puedes venir conmigo...". Y el otro le contestó: "¿Volar?... ¡jamás! Seguramente mis alas no son tan fuertes como las tuyas y yo sí me voy a estrellar contra el suelo; o sino, algún animal intentará comerme; o me perderé y no sabré cómo regresar... No, no quiero volar, tengo mucho miedo". Y se quedó solo.
Al día siguiente, el avechucho que no quiso volar se despertó con un sobresalto. Frente a él estaba una enorme serpiente dispuesta a comérselo de inmediato. El pajarito empezó a temblar y le supli­có a la serpiente que no se lo comiera, pero ésta le contestó: "Lo siento, pequeño, pero este día tú serás mi desayuno". La serpien­te comenzó a acercarse al pajarito y se sorprendió de que éste no intentara huir. Entonces le preguntó: "¿Cómo es que no vuelas y tratas de escapar de mí?". El pajarito le contestó: "Yo tuve la oportunidad de volar, pero me dio miedo. Ahora quisiera hacerlo, pero es demasiado tarde". En ese momento, la serpiente abrió su mandíbula y se lo tragó de un bocado.
Hay oportunidades que se repiten a lo largo de nuestra vida, pero hay otras que llegan una sola vez y no regresan jamás. Si no somos valientes y decididos desde el principio y aceptamos los riesgos quo nos ofrece la vida, jamás aprenderemos a ser personas maduras y responsables. La vida nos presenta situaciones que podríamos crear son imposibles de enfrentar, pero no es así. Si sabemos buscar la ayuda necesaria y confiamos en nosotros mismos y en Dios, no hay que tener miedo... estamos listos para volar.

Isa 40:31 pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán.

Dios nos presenta muchas oportunidades para hacer de nuestra vida todo aquello que él quiere. De nosotros depende que se convierta en una realidad, podemos creer que lo que hacemos no tiene ningún sentido pero si lo tiene, todo lo que Dios dispone en nuestras vidas tiene algo que enseñarnos, que solo se hará evidente en el tiempo correcto y muchas veces ese tiempo puede parecer ante nosotros como el tiempo “no correcto”. Las mejores oportunidades para crecer, madurar y aprender han venido a mi vida en los peores momentos, pero de todos he aprendido y me han ayudado a conformar mi vida a la voluntad de Dios. Puede que la situación que vivas en este momento sea la mejor oportunidad para cambiar de trabajo, para buscar más de Dios, para emprender aquello que Dios dispone en tu corazón, entonces, te perderás la oportunidad? O seguirás adelante confiando en Dios. La historia de hoy nos recuerda que debemos aprovechar las oportunidades que se nos presentan, sobre todo aquellas que nos enseñan o nos ayudan a confrontar nuestros temores. A veces creemos que quedarnos en aquellos lugares cómodos es lo mejor, has que Dios dispone de algo que nos confronta y nos saca de aquella comodidad, no esperes hasta que la serpiente suba a tu nido de comodidad, sino que aprovecha cada oportunidad que puedas para aprender. Dios nos dice en su palabra que los que confían en Dios y esperan en su palabra (con obediencia) siempre encontraran en él nuevas fuerzas, aprenderán a correr no con sus fuerzas, sino con las de Dios, entonces no se cansaran y si esa confianza permanece durante todo su caminar no encontraran fatiga alguna que les venza.

GUÍA DE ESTUDIO

¿Hay algo que Dios te está moviendo a hacer?
¿Qué te da miedo enfrentar en este momento?
¿Tienes miedo de servir a Dios?

¿Has confrontado algún miedo que tenías? ¿Y que produjo eso en ti?

domingo, 25 de junio de 2017

PREDICA DOMINICAL - SEAMOS COMO NIÑOS


PREDICA DOMINICAL
Por: Camilo Sastoque
Ministerio Unidad de la Fe

SEAMOS COMO NIÑOS

Mat 18:3 y dijo:  De cierto os digo, que si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos.

INTRODUCCIÓN

Los niños son especiales, si los miras con detenimiento y meditas en su forma de ser, entonces encontraras los misterios que encierran sus acciones y por los cuales Jesús nos dice que para entrar al reino de los cielos debemos ser como ellos.

Si solo nos quedamos con lo primero que vemos en los niños podemos equivocar el camino, pues si los has visto encontraras en ellos mentira, engaño, desobediencia, elementos claros de nuestra naturaleza terrenal que encontramos en Gálatas como las obras de la carne, miremos: Gal 5:19  Y manifiestas son las obras de la carne,  que son:  adulterio,  fornicación,  inmundicia,  lascivia, Gal 5:20  idolatría,  hechicerías,  enemistades,  pleitos,  celos,  iras,  contiendas,  disensiones,  herejías, Gal 5:21  envidias,  homicidios,  borracheras,  orgías,  y cosas semejantes a estas;  acerca de las cuales os amonesto,  como ya os lo he dicho antes,  que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios.

Los niños también obran en la carne, pero en ellos se encierra el misterio del obrar de Dios, porque a pesar de sus acciones, en su interior se esconde aquello de lo que Jesús habla, y por lo cual nos pide que seamos como niños.

DESARROLLO

Estas características no fueron definidas por Cristo, y creo que fue así, para que pudiéramos evidenciarlas por medio de la meditación de las escrituras y por medio de la observación de su creación.

Estas son las cuatro características que son comunes a los niños:
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      La honestidad: Cuando conocemos y hablamos con un niño lo primero que puedes notar a menos que se le haya contaminado con algo más, es su honestidad al decirte lo que piensa y lo que siente. Si quieres que alguien te diga la verdad sobre cómo eres pregúntale a un niño, el no conoce el tratar de quedar bien, así que será muy honesto con su respuesta. Y he aquí que esto agrada a Dios, el que seamos completamente honestos.

-          La inocencia: Esta es otra de las características de un niño que se hace evidente al compartir con ellos, podrás ver como hacen las cosas sin ninguna intención particular, te pueden golpear, pero en ellos no existe la mala intención de hacerlo, solo lo hacen obedeciendo a sus instintos, pero nunca lo harán con una intención en particular, a diferencia de un adulto que si golpea lo hace porque quiere causarle daño a quien lastima. Cultiva la inocencia por medio del conocimiento de Dios, y la santificación de tu ser por medio de la palabra de Dios.
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       La confianza: Esta es otra de las características que se suman a los niños, ellos son sumamente confiados, a menos como siempre que hayan sido lastimados para no confiar. De allí, que sean tan vulnerables al daño, siempre confían y creen en todo lo que les dices, aunque no sea verdadero. Vuelve a confiar en Dios, cree sin límites y te sorprenderás.
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    La humildad: Los niños son sencillos y humildes, no necesitas grandes cosas para hacerles felices, ellos no necesitan marcas, ni dinero, ni cosas materiales para disfrutar el momento, algo que vamos perdiendo con el tiempo. No perdamos la humildad, más bien despojémonos de todo orgullo y vanidad, humillándonos bajo la poderosa mano de Dios, confiando plenamente en su voluntad.
       
      CONCLUSIÓN
     
     De todo esto podemos concluir que los niños nos llevan gran ventaja sobre la vida espiritual en sus comienzos, aunque posteriormente les veamos contaminarse mediante la manipulación y control que la sociedad y la familia ejercen sobre ellos.

Todos algún día fuimos niños y tenemos maravillosos recuerdos y aun hasta llegamos a añorar esos tiempos en los que no pensábamos en lo que teníamos, ni nos preocupábamos por el futuro y vivíamos el ahora, si nos herían rápidamente perdonábamos la ofensa y seguíamos adelante, cosas que vamos perdiendo en la medida que el condicionamiento social nos obliga a vivir. Pero Jesús nos pide que volvamos a ser como niños y cultivemos en nuestro ser estas 4 características que de seguro nos bendecirán siempre.

Seamos como niños en cuanto a estas características, reconociendo con humildad y sencillez nuestra pobreza espiritual, siendo honestos con Dios siempre, volviendo a la inocencia perdida y confiando cada día más en Dios.


Oremos, Señor queremos ser como niños que se humillan sin recelo, que son honestos cueste lo que cueste, que recuperan la inocencia por medio de la santidad, y que confían para seguir tus mandatos y ordenanzas, te amamos y bendecimos, amen.

viernes, 23 de junio de 2017

MATRIMONIOS - EL PERDÓN


EL PERDÓN

Luc 6:37 No juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados.

INTRODUCCIÓN

No hay cosa más destructiva en la relación que la falta de perdón. No perdonar implica guardar rencor, guardar la herida y conservar la ofensa con la intención de ser vengada.
Sin perdón el amor no puede fluir. Se consuma todo el pensamiento y la emoción en las heridas producidas por equivocación intencional o no intencional.

Permanecer ofendido es el cáliz que produce frutos de odio, rencor, conflictos, discusiones y contiendas frecuentes. Mientras que perdonar es ir en contravía a la naturaleza carnal y rendir todo nuestro ser a Dios.

Conozco algunos hogares cuyo matrimonio se vino a pique luego de que por culpa de un error, la falta de perdón tomo el lugar de la restauración y la reconciliación y lo destruyo todo. Todo lo bonito que hemos construido en una vida puede ser acabado en un instante por la falta de perdón.

DESARROLLO

Jesús mismo dentro de sus enseñanzas nos revela que el perdón es necesario para poder ir al Padre, para poder restaurar nuestra condición espiritual, para poder crecer espiritualmente y para permanecer en unidad en la pareja.

Perdonar no es fácil, si no me crees pregúntaselo al cónyuge engañado, a la pareja a la que lo han traicionado, al que le han mentido, al que de él se han aprovechado, al que no le han amado. Todos en alguna medida sea poco o mucho hemos sido heridos por nuestra pareja, por sus palabras, sus emociones desbordadas, su desatención, su desamor, su falta de apoyo, su desconfianza o la poca confianza que nos genera, todo esto hiere nuestro frágil corazón y se necesita de una comunión profunda en el amor de Dios para aprender a perdonar y con ello librar la carga a la que nos hacemos cuando la herida pesa en nuestros corazones.

La única medida para perdonar es que así como fuimos perdonados de nuestros pecados por Dios, así mismo nosotros perdonemos a quienes nos ofenden, nos adeudan, nos tergiversan, nos hieren y aun mejor si quien lo ha hecho es nuestro cónyuge. El perdón es libertad, amor y entendimiento de la vida espiritual.

CONCLUSIÓN

Si no perdonamos estamos condenados a vivir encarcelados en el dolor de la herida que se nos hizo. Es tiempo de perdonar las ofensas de nuestro cónyuge, sin importar si ha cambiado o no, el perdón nunca debe ser condicionado. Aunque es más fácil perdonar cuando hay arrepentimiento y cambio verdadero.

Pidamos perdón cuando nos equivoquemos y que el orgullo no estorbe a la santidad y el amor en el matrimonio. Perdonemos la ofensa para poder continuar y aprendamos a sembrar lo bueno en nuestro cónyuge para cosechar frutos de bendición y dicha espiritual.

Cuando se nos dificulte perdonar o pedir perdón recordemos el sacrificio de Cristo en la cruz para el perdón de nuestros pecados, que no se nos olvide que Dios nos perdonó primero sin que nosotros se lo pidiéramos, así podremos aprender a ser más como Dios y a vivir en paz con nuestro cónyuge.

Oremos, Señor haz del perdón en el hogar la norma, que en medio de nuestra imperfección podamos crecer unidos en el hogar y soportar los defectos y errores del cónyuge con amor y paciencia, que la verdad y el amor siempre estén presentes y que el perdón que tú nos has prodigado sea el ejemplo que sigamos siempre, amen.


viernes, 16 de junio de 2017

MATRIMONIOS - VIVAMOS EN UNIDAD


VIVAMOS EN UNIDAD

Eclesiastés 4:12  Y si alguno prevaleciere contra uno,  dos le resistirán;  y cordón de tres dobleces no se rompe pronto.

INTRODUCCIÓN

Adán y Eva fueron creados para vivir en unidad, pues Dios dijo: “No es bueno que el hombre este solo”. Desde ese mismo momento surgió en el corazón de Dios la idea de crear a un ser similar al otro, carne de su carne y hueso de sus huesos para que pudiera tener un vínculo que lo traspasara todo y permaneciera en unidad. Cristo mismo el hijo de Dios, también tiene una esposa, su iglesia con la cual contraerá nupcias cuando vuelva por ella, todo en la creación tiene la esencia de permanecer en unidad, primero con Dios y luego con su contraparte de género, el macho y la hembra.

La unidad es el propósito del matrimonio, pero es el motivo por el cual muchos matrimonios no funcionan, porque no hay unidad. ¿Qué significa unidad en el matrimonio? La unidad matrimonial es la propiedad que Dios ha dado al hombre y la mujer de que al casarse esta unión se vuelva indivisible, infragmentable e inalterable.

Cuando el hombre se casa lo hace para toda la vida, no hay posibilidad para la separación, el adulterio o cualquier cosa que altere su esencia de unidad.

DESARROLLO

La escritura nos recuerda que el cordón de tres dobleces no se rompe fácilmente, y este cordón hace alusión a un matrimonio que se sostiene en Dios, 2 dobleces hacen referencia a la pareja y el otro a Dios, estos tres dobleces si permanecen y se sostienen en el tiempo es lo que hará que el matrimonio prevalezca a pesar de los embates de la vida y el adversario.

El enemigo no quiere que se perpetúe la unidad en el matrimonio, por eso tantos y tantos hogares se separan hoy en día, pues son guiados a la desunión, la división, la alteración de su propósito y por ende este cae en destrucción.

Para que un hogar se mantenga firme en la verdad y el conocimiento de Dios, necesita de mantenerse siempre en Dios, y es el quien provee el vínculo para la unidad. La unidad en el matrimonio siempre será provista por el creador quien dispone cada corazón para el amor y el servicio conyugal.

Dos unidos en Dios pueden resistir mejor al adversario, pero si no hay unidad y uno de los cónyuges es tentado por el Diablo, podrá caer en tentación y destruirá la indivisibilidad de su matrimonio.

CONCLUSIÓN

Dios es amor y este es el vínculo que nos permite permanecer en unidad, el amor perfecto echa fuera el temor. No tendremos que temer si permanecemos firmes ene l amor que Dios ha derramado a nuestros corazones, pero viviremos temerosos si este amor no se afirma en nuestro hogar.

Para forjar la unidad se necesita más de Dios y menos de nosotros y la única forma en que esto se pueda dar es que muramos a nosotros mismos y vivamos por la fe.


Oremos, Señor queremos vivir en unidad en nuestro hogar, derribamos todo argumento que se levanta en contra de tu voluntad sobre nuestras vidas y matrimonios, y nos consagramos a ti y a nuestro cónyuge en amor y servicio, amen.

martes, 13 de junio de 2017

ESTUDIO BÍBLICO JUAN 3


ESTUDIO BÍBLICO 
Por: Camilo Sastoque
Ministerio Unidad de la Fe

Joh 3:1  Había un hombre de los fariseos que se llamaba Nicodemo,  un principal entre los judíos.
Nicodemo hace parte del Sanedrín que era el consejo supremo nacional de los judíos, por eso es llamado un principal entre los judíos.
Joh 3:2  Este vino a Jesús de noche,  y le dijo:  Rabí,  sabemos que has venido de Dios como maestro;  porque nadie puede hacer estas señales que tú haces,  si no está Dios con él.
Como era un hombre de posición ante los judíos no podía simplemente aparecerse y ya, él sabía el conflicto que hablar con Jesús le iba a producir, por eso le busca en la noche y le comenta que él y al parecer otros personajes importantes reconocían su proceder como divino.
Joh 3:3  Respondió Jesús y le dijo:  De cierto,  de cierto te digo,  que el que no naciere de nuevo,  no puede ver el reino de Dios.
Pero Jesús sabiendo que aun Nicodemo debía profundizar en su entendimiento le confronta con la verdad, un nuevo nacimiento que le permitirá ver y experimentar el reino de Dios.
Joh 3:4  Nicodemo le dijo:  ¿Cómo puede un hombre nacer siendo viejo?  ¿Puede acaso entrar por segunda vez en el vientre de su madre,  y nacer?
Nicodemo un hombre instruido en la palabra no podía comprender tal concepto, porque aún era superado por su doctrina y el entendimiento de la verdad. De allí urge su confusión, pues el judaísmo se basaba en la práctica de una vida espiritual enraizada en el que hacer, no en el ser. Y nacer de nuevo era algo que no se podía entender desde un punto de vista natural, habría que entenderlo desde el sobrenatural. Su entendimiento de lo natural fue lo que sostuvo su inquietud.
Joh 3:5  Respondió Jesús:  De cierto,  de cierto te digo,  que el que no naciere de agua y del Espíritu,  no puede entrar en el reino de Dios.
Jesús lo trastorna todo para devolverle a la verdad y le dice: que si no nace del agua y del Espíritu no puede entrar en el reino de Dios. Nicodemo reconocía las figuras del antiguo testamento que hacen referencia al agua y al Espíritu. Él sabía del agua, muchos judíos que seguían a un maestro en particular se hacían bautizar en su nombre y con ello lo abandonaban todo, así que el reconocía lo que necesitaba hacer para entrar al reino en primera instancia, pero lo del Espíritu, aunque reconocía la figura, era aún muy confuso.   
Joh 3:6  Lo que es nacido de la carne,  carne es;  y lo que es nacido del Espíritu,  espíritu es.
Jesús entiende su confusión y le explica, nada que provenga de la carne puede volverse espíritu, eso es claro para Nicodemo, por eso le lleva a entender que debe nacer de lo espiritual para volverse espiritual. La carne está sujeta a destrucción por el pecado, de modo que no puede dar a luz vida espiritual, solo muriendo a esa vieja naturaleza es que el hombre puede volver a nacer.
Joh 3:7  No te maravilles de que te dije:  Os es necesario nacer de nuevo.
Nicodemo se hallaba maravillado de la enseñanza de un hombre que él no conocía, pero cuyo testimonio y palabras retumbaban en sus oídos como una lámpara que se enciende y no se puede apagar. Así es la verdad, ella continúa rugiendo en nosotros cuando la oímos.
Joh 3:8  El viento sopla de donde quiere,  y oyes su sonido;  mas ni sabes de dónde viene,  ni a dónde va;  así es todo aquel que es nacido del Espíritu.
Jesús ahora le expone lo que significa adentrarse en lo espiritual y nacer a ello, utilizando la figura del viento o el aliento, diciéndole que así como el viento, el espíritu se mueve con libertad, y aunque oyes su sonido no siempre puedes identificar de donde viene, ni para donde va, así se es transformado todo aquel que nace del Espíritu. Pues, aunque percibas a Dios en él por sus acciones, no puedes discernir su interior.
Joh 3:9  Respondió Nicodemo y le dijo:  ¿Cómo puede hacerse esto?
Nicodemo sorprendido de la enseñanza de Jesús, sigue tratando de comprender aquello que su mente no entiende pero que en su corazón ha dejado una huella imborrable.
Joh 3:10  Respondió Jesús y le dijo:  ¿Eres tú maestro de Israel,  y no sabes esto?
Jesús queriendo confrontar su ego, le dice: como puede comprender esto un maestro que no conoce de lo espiritual, que es aquello de lo que le estaba hablando. ¿Cómo puede alguien siquiera llamarse maestro si no es capaz de adentrarse en lo espiritual y entender sus misterios? Pero eso era lo que ocurría, habían unos ciegos tratando de guiar a otros ciegos, ese es el juego de la religión organizada o religiosidad.
Joh 3:11  De cierto,  de cierto te digo,  que lo que sabemos hablamos,  y lo que hemos visto,  testificamos;  y no recibís nuestro testimonio.
Jesús como ejemplo del hombre espiritual reconoce que debemos hablar de lo que sabemos y ponemos por obra, de lo que hemos experimentado para testificar de la verdad, aunque no todos lo reciban por lo difícil que parece el entenderlo.
Joh 3:12  Si os he dicho cosas terrenales,  y no creéis,  ¿cómo creeréis si os dijere las celestiales?
Si es difícil entender las verdades que atañen a la vida espiritual en la tierra, ¿cómo pretendemos aun conocer o discernir lo celestial?
Joh 3:13  Nadie subió al cielo,  sino el que descendió del cielo;  el Hijo del Hombre,  que está en el cielo.
Cristo mismo empieza a exponer su lugar de permanencia y el por qué entiende aquellas cosas que son un misterio para los hombres. También nos da a entender que hasta la venida de Cristo nadie había subido al cielo, sino que las almas que mueren en Dios iban al seno de Abraham como menciona (Lucas 16:22). Utiliza la expresión hijo del Hombre, forma en la que el pueblo de Dios también podía reconocer al mesías.
Joh 3:14  Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto,  así es necesario que el Hijo del Hombre sea levantado,
Ahora se extiende en su explicación y revela el propósito por el cual Moisés clavo una serpiente en una asta para sanidad del pueblo que había sido mordido por las serpientes en el desierto (Num 21:8), como tipología de lo que Cristo, el hijo del hombre habría de pasar para sanar a la humanidad.
Joh 3:15  para que todo aquel que en él cree,  no se pierda,  mas tenga vida eterna.
Todo aquel que miro a la serpiente levantada sobre la asta de madera y había sido mordido gravemente, se recuperó milagrosamente; ahora todo aquel que pone sus ojos en el autor y consumador de nuestra fe Jesucristo quien fue levantado en la cruz del calvario, no se pierde, sino que alcanza la promesa de vida eterna.
Joh 3:16  Porque de tal manera amó Dios al mundo,  que ha dado a su Hijo unigénito,  para que todo aquel que en él cree,  no se pierda,  mas tenga vida eterna.
Y continua con esta maravillosa expresión que nos permite conocer los planes de amor de Dios para con la humanidad, quien a pesar de vernos destruidos por el pecado, entrega a su hijo unigénito (único) para que todo aquel que pone sus ojos y esperanzas en él, no se pierda consumido por el pecado. Es interesante resaltar que a Cristo se le llama el Unigénito, dándonos a entender que ha sido el único que ha sido concebido en la carne por su propio Espíritu.
Joh 3:17  Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo,  sino para que el mundo sea salvo por él.
El enviar a Cristo tenía un claro propósito, el de salvar al mundo por medio suyo. Jesús no vino a condenarnos, porque la condena no trae vida, pero quien viene para salvar al mundo se ha hecho carne, abandono su perfecto estado de unidad con el Padre en la eternidad para que por medio suyo pudiésemos ser salvos.
Joh 3:18  El que en él cree,  no es condenado;  pero el que no cree,  ya ha sido condenado,  porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios.
Quien por fe se une a la naturaleza divina de Cristo, es declarado sin condenación por medio de esa fe que los une y ya conoce su veredicto del juicio eterno. Pero quien no está unido a Dios por medio de la fe ya ha sido condenado a una eternidad sin Dios. La expresión unigénito aparece para dar mayor énfasis a Cristo como el salvador o mesías que el pueblo esperaba.
Joh 3:19  Y esta es la condenación:  que la luz vino al mundo,  y los hombres amaron más las tinieblas que la luz,  porque sus obras eran malas.
Juan nos enfatiza sobre lo que significa la condenación, este veredicto condenatorio para con la humanidad en juicio y nos explica que el ser humano es culpable en la medida en que la luz se hizo evidente para dar a conocer la maldad del hombre y este hizo caso omiso a ella.
Joh 3:20  Porque todo aquel que hace lo malo,  aborrece la luz y no viene a la luz,  para que sus obras no sean reprendidas.
Quien en cambio acepta la luz, viene a ella para que salga a la luz la maldad que antes se escondía en el corazón del hombre y sean reprendidas mediante las escrituras y la comunión con el Señor.
Joh 3:21  Mas el que practica la verdad viene a la luz,  para que sea manifiesto que sus obras son hechas en Dios.
Nuestras obras definen lo que hay en nuestro interior, y son ellas quienes dicen que camino escogemos, la luz o las tinieblas. Quienes obran en Dios siempre obraran conforme a la luz.
Joh 3:22  Después de esto,  vino Jesús con sus discípulos a la tierra de Judea,  y estuvo allí con ellos,  y bautizaba.
Cristo también bautizaba a quienes se convertían a sus enseñanzas y abandonaban las tinieblas. El bautismo siempre fue y será una marca significativa en la vida del creyente quien lo experimenta con un antes y un después en la entrega y devoción por su maestro.
Joh 3:23  Juan bautizaba también en Enón,  junto a Salim,  porque había allí muchas aguas;  y venían,  y eran bautizados.
Joh 3:24  Porque Juan no había sido aún encarcelado.
Juan mientras tanto aún continuaba su ministerio llamando a todos al arrepentimiento. Pues el siervo de Dios que tiene una misión que se le ha encomendado la cumple siempre en obediencia y amor.
Joh 3:25  Entonces hubo discusión entre los discípulos de Juan y los judíos acerca de la purificación.
La purificación es como era conocido el ritual del bautismo, una purificación para aquellos que aceptaban las enseñanzas de su maestro. Pero como siempre la mente interviene en el entendimiento y muchos se sintieron intrigados por ello.
Joh 3:26  Y vinieron a Juan y le dijeron:  Rabí,  mira que el que estaba contigo al otro lado del Jordán,  de quien tú diste testimonio,  bautiza,  y todos vienen a él.
Muchos ya reconocían a Juan como un Maestro, por eso le llamaban Rabí o Maestro. Sus discípulos junto con otros judíos veían que Cristo también bautizaba por lo que aquello les parecía que debía ser conocido por su maestro.
Joh 3:27  Respondió Juan y dijo:  No puede el hombre recibir nada,  si no le fuere dado del cielo.
Juan sabiamente responde que todo lo que el hombre tiene es prestado, pues le ha sido confiado. Sea su mensaje o su obra todo ha sido dispuesto de antemano por Dios.
Joh 3:28  Vosotros mismos me sois testigos de que dije:  Yo no soy el Cristo,  sino que soy enviado delante de él.
Juan reconocía su posición y el ministerio o servicio que había venido a prestar, en ningún momento su intención fue la de usurpar eso, por eso reconoce que él no es el Cristo, sino que fue enviado delante para preparar el camino que habría de ser usado por el Salvador. Esto es evidente pues no tuvo ningún recelo en cuanto Andrés, Pedro y Juan siguieron a Jesús, habiendo sido primero discípulos suyos.
Joh 3:29  El que tiene la esposa,  es el esposo;  mas el amigo del esposo,  que está a su lado y le oye,  se goza grandemente de la voz del esposo;  así pues,  este mi gozo está cumplido.
Quien hace la voluntad de Dios no siente ningún tipo de envidia, celo o vanagloria por lo que hace, pues no lo hace por su propia mano, sino por disposición divina. Y nuestro gozo no depende de los resultados, ni del número de personas, ni de nadie, depende en absoluto de la voluntad divina sea esta contraria o llena de gracia. Miremos como Juan reconoce a Cristo como el esposo y cabeza de la iglesia, mientras él se ve a sí mismo como un amigo del esposo, quien se goza en la voluntad de su amigo.
Joh 3:30  Es necesario que él crezca,  pero que yo mengüe.
Que maravilloso ejemplo de lo que un verdadero fiel hace ante la voluntad divina, menguar. Se mengua para que quien pueda ser glorificado sea Dios y no nosotros.
Joh 3:31  El que de arriba viene,  es sobre todos;  el que es de la tierra,  es terrenal,  y cosas terrenales habla;  el que viene del cielo,  es sobre todos.
Luego se extiende para explicar que lo que de arriba viene es superior a lo que proviene de la tierra, por eso Jesús es sobre todos.
Joh 3:32  Y lo que vio y oyó,  esto testifica;  y nadie recibe su testimonio.
Además defiende su testimonio porque reconoce de donde proviene y que habla de aquello que vio y oyó en lo eterno.
Joh 3:33  El que recibe su testimonio,  éste atestigua que Dios es veraz.
Aquellos que reciben a este testigo y su testimonio que habla de lo eterno, puede reconocer que Dios es verdadero.
Joh 3:34  Porque el que Dios envió,  las palabras de Dios habla;  pues Dios no da el Espíritu por medida.
También reconoce que el Cristo habla conforme a las palabras de Dios y que el Espíritu de Dios es dado según una medida. Pero en Cristo la medida de su Espíritu es toda.
Joh 3:35  El Padre ama al Hijo,  y todas las cosas ha entregado en su mano.
Cada vez ahonda más en la posición del hijo y su ordenamiento. El amor lo es todo en la unidad y su autoridad, es el vínculo perfecto.
Joh 3:36  El que cree en el Hijo tiene vida eterna;  pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida,  sino que la ira de Dios está sobre él.
Ahora quien se une por medio de la fe y cree en el hijo, se hace partícipe de la vida eterna, pero quien se rehúsa a fe, no participara de esta vida, y la ira de Dios está sobre su vida.