Joh 13:1 Se
acercaba la fiesta de la Pascua. Jesús
sabía que le había llegado la hora de abandonar este
mundo para volver al Padre. Y habiendo
amado a los suyos que estaban en el mundo,
los amó hasta el fin.
Ahora Juan hace referencia a otra fiesta, Juan es quien
más referencias hace de las fiestas judías, pues creemos que todo tiene un
propósito, y con ello nos cuenta como Jesús vino a cumplir algunas de estas
fiestas que se celebraban.
Joh 13:2 Llegó la hora de la cena. El diablo ya había incitado a Judas Iscariote, hijo de Simón, para que traicionara a Jesús.
Juan nos describe lo sucedido cuando llego la hora de la
cena que Jesús toma con sus discípulos antes de ser entregado y nos comenta que
Judas había sido incitado para traicionar a Jesús. Esto nos muestra cómo
funcionan las asechanzas y maquinaciones del diablo, quien puede incitar
nuestros pensamientos para cometer los más graves actos de necedad, pecado e
imprudencia. El enemigo nos incita a través de pensamientos que pone en nuestra
mente, lo importante es aguzarse en el discernimiento de aquello que pasa por
nuestra mente, pensamientos que son contrarios a la verdad o que nos incitan a
cometer actos malvados y perversos tienen un origen, el diablo, y es en nuestra
mente en donde debe librarse la más dura batalla.
Joh 13:3 Sabía Jesús que el Padre había puesto todas
las cosas bajo su dominio, y que había salido de Dios y a él volvía;
Jesús ya conoce lo que ha de suceder, para que toda
potestad le fuese concedida tendría que salir de Dios y volver a él por medio
de la muerte en la cruz.
Joh 13:4 así que se levantó de la mesa, se quitó el manto y se ató una toalla
a la cintura.
Joh 13:5 Luego echó agua en un recipiente y comenzó a
lavarles los pies a sus discípulos y a secárselos con la toalla que llevaba
a la cintura.
Jesús ha venido para servir y no para ser servido y eso
lo demuestra en cada acto de su ministerio, antes de tomar la cena se humilla
ante ellos tomando el lugar del siervo más humilde de un hogar, quien era el
que lavaba los pies de los invitados a la cena. Este acto de humildad nos
muestra el carácter obediente y de amor sincero con el que Jesús ama a sus
discípulos.
Joh 13:6 Cuando llegó a Simón Pedro, éste le dijo:
--¿Y tú, Señor, me vas a lavar los pies a mí?
Joh 13:7 --Ahora no entiendes lo que estoy haciendo
--le respondió Jesús--, pero lo
entenderás más tarde.
Joh 13:8 --¡No!
--protestó Pedro--. ¡Jamás me
lavarás los pies! --Si no te los lavo,*
no tendrás parte conmigo.
Joh 13:9 --Entonces,
Señor, ¡no sólo los pies sino
también las manos y la cabeza!
Joh 13:10 --El que ya se ha bañado no necesita lavarse
más que los pies --le contestó Jesús--; pues ya todo su cuerpo está limpio. Y ustedes ya están limpios, aunque no todos.
Joh 13:11 Jesús sabía quién lo iba a traicionar, y por eso dijo que no todos estaban limpios.
Jesús lava los pies de sus discípulos en señal de
limpieza espiritual y mental, confirmando su llamado al ministerio, y tenemos
esta certeza, porque había uno que no estaba limpio en sus pensamientos debido
a la contaminación que tenía por la incitación que había permitido en sus
pensamientos. Mientras las mentes y pensamientos de los otros discípulos no
permitieron que el diablo les incitara a traicionar a Jesús, Judas si lo
permitió. Pedro protesta ante Jesús queriendo impedir que le lave sus pies,
pues no quería someterle a semejante humillación a su maestro, pero Pedro no
comprendía la gran verdad que Jesús manifestaba ante ellos, diciéndoles que si
no se los lavaba, no tendría parte o lugar con él en su ministerio, a lo que
luego pidió entonces ser bañado por completo, entonces, Jesús responde que
quien se ha lavado en Cristo o por el bautismo de inmersión en agua, proceso
que algunos de ellos ya habían vivido con Juan Bautista y que seguramente ya
habían vivido luego los otros discípulos con Jesús (Juan 4:1), ahora solo
necesitaban lavarse los pies para participar del llamado que Cristo tenía
particularmente para ellos.
Joh 13:12 Cuando terminó de lavarles los pies, se puso el manto y volvió a su lugar. Entonces les dijo: --¿Entienden lo que he hecho con ustedes?
Joh 13:13 Ustedes me llaman Maestro y Señor, y dicen bien,
porque lo soy.
Joh 13:14 Pues si yo,
el Señor y el Maestro, les he
lavado los pies, también ustedes deben
lavarse los pies los unos a los otros.
El lavado de los pies además de tener una implicación
espiritual, también tiene una implicación terrenal, cuando nos lavamos los pies
los unos a los otros, le decimos a nuestro hermano, mira seguimos a nuestro
maestro, y queremos servirte a ti también. EL servicio a los hermanos es parte
vital de la iglesia. Cuando nos lavamos los pies decimos que hacemos parte de
la misma casa y que estamos dispuestos a humillarnos para servir a nuestro
hermano.
Joh 13:15 Les he puesto el
ejemplo, para que hagan lo mismo que yo
he hecho con ustedes.
Joh 13:16 Ciertamente les aseguro que ningún siervo es
más que su amo, y ningún mensajero es
más que el que lo envió.
Joh 13:17 ¿Entienden esto? Dichosos serán si lo ponen en práctica.
Dichosos quienes ponen en práctica todo aquello que
aprenden de su maestro, no abandonemos lo que Jesús nos ha enseñado, lava los
pies de aquellos a quienes sirves, porque no somos mayores que nuestro maestro,
solo somos mensajeros enviados a cumplir lo que se nos ha encomendado, predicar
las buenas nuevas del evangelio en todo el mundo, no pretendamos ser más que
Jesús, tan solo ser igual a el, lo cual ya es bastante difícil de alcanzar.
Joh 13:18 "No me refiero a todos ustedes; yo sé a quiénes he escogido. Pero esto es para que se cumpla la
Escritura: Él que comparte el pan
conmigo me ha puesto la zancadilla.'*
Joh 13:19 "Les digo esto ahora, antes de que suceda, para que cuando suceda crean que yo soy.
Jesús nos habla nuevamente de la escogencia en su
presciencia de aquellos a quienes habría de nombrar sus discípulos, y aun de
aquel a quien habría de traicionarlo, para que se cumpliera la escritura según
lo dicho por el salmista en Salmos 41:9. Jesús habla proféticamente de un
evento que aún no había ocurrido, pero que estaba próximo a ocurrir, de modo
que sus discípulos luego supieran de quien había estado hablando en aquel
momento.
Joh 13:20 Ciertamente les aseguro que el que recibe al que yo envío me recibe a mí, y el que me recibe a mí recibe al que
me envió.
El que cree al enviado, cree al Hijo que lo envió y cree
por consiguiente en el Padre, que fue quien envió al Hijo. Todo es una cadena
de autoridad que se sigue en el orden descendente. Jesús obedeció al Padre, y
nosotros obedecemos al Hijo. Si hacemos aquello para lo que se nos ha enviado,
estaremos siendo obedientes a la voluntad del Padre.
Joh 13:21 Dicho esto,
Jesús se angustió profundamente y declaró: --Ciertamente les aseguro que uno de ustedes
me va a traicionar.
Joh 13:22 Los discípulos se miraban unos a otros sin
saber a cuál de ellos se refería.
Joh 13:23 Uno de ellos,
el discípulo a quien Jesús amaba,
estaba a su lado.
Joh 13:24 Simón Pedro le hizo señas a ese discípulo y le
dijo: --Pregúntale a quién se refiere.
Joh 13:25 --Señor,
¿quién es? --preguntó él, reclinándose sobre Jesús.
Jesús les hace saber que hay alguien dentro de ellos que
habrá de traicionarle, lo cual genero suspicacias entre ellos por saber quién
podría ser el traidor, aquel que habiendo recibido su amor, sus enseñanzas,
nada de ello pudo con su duro corazón. Aquí Juan es nombrado como aquel
discípulo a quien Jesús amaba, hace referencia al cariño especial que Jesús le
prodigaba, a tal punto que Pedro le pide a él, siendo el más cercano a Jesús,
le pregunte. Pero Jesús sabiéndolo no se los dice, hasta que ellos se den
cuenta por sí mismos. Hay cosas que el Señor nos muestra no para que juzguemos
o critiquemos a quien obra mal, sino para que podamos ayudarle si es posible o
nos atengamos a las consecuencias de lo que habrá de venir.
Joh 13:26 Respondió Jesús: A
quien yo diere el pan mojado, aquél es. Y mojando el pan, lo dio a Judas
Iscariote hijo de Simón.
Joh 13:27 Y después del bocado,
Satanás entró en él. Entonces Jesús le dijo: Lo que vas a hacer, hazlo más
pronto.
Jesús revela delante de todos a Judas como el traidor,
quien debió sentirse incomodo delante de todos ellos al punto de llenarse Satanás
en su interior. Existe una gran controversia sobre si Judas era parte del plan
de Jesús para hacer su voluntad, o si solo revelo lo que había en su interior.
Claramente Judas muestra a aquel discípulo que aunque conoce al maestro, aprende
de él, logra muchas cosas, jamás cambia en su interior por lo que termina por
ser usado por el mal para hacer daño.
Joh 13:28 Pero ninguno de los
que estaban a la mesa entendió por qué le dijo esto.
Joh 13:29 Porque algunos
pensaban, puesto que Judas tenía la bolsa, que Jesús le decía: Compra lo que
necesitamos para la fiesta; o que diese algo a los pobres.
Joh 13:30 Cuando él, pues, hubo
tomado el bocado, luego salió; y era ya de noche.
Es interesante que a pesar de revelar a quien habría de
traicionarlo delante de todos, ninguno de ellos entendió el mensaje. Es muy
probable que el único que entendiera lo que Jesús le decía era Judas y debió
sentirse terrible en aquel momento, a pesar de que nadie más lo entendió hasta
ese momento, pero que luego comprenderían al verlo entregar a su maestro. La vergüenza
y la tristeza son el camino de aquellos que a pesar de recibir la enseñanza de Jesús
persisten en su maldad.
Joh 13:31 Entonces, cuando hubo
salido, dijo Jesús: Ahora es glorificado el Hijo del
Hombre, y Dios es glorificado en él.
Joh 13:32 Si Dios es glorificado en él, Dios también le glorificará en
sí mismo, y en seguida le glorificará.
Jesús parece un poco más aliviado en su discurso ante
los discípulos para comentarles lo que habría de venir con su crucifixión. La
gloria de Dios se hace presente para el hijo, quien glorifica al padre, para
que le dé más gloria. El evento de la cruz más allá de un evento cruel y
despiadado se convirtió en un evento que glorificaría al Hijo y este a su vez
al Padre.
Joh 13:33 Hijitos, aún estaré con vosotros un poco. Me buscaréis; pero
como dije a los judíos, así os digo ahora a vosotros: A donde yo voy, vosotros
no podéis ir.
Allí sentado junto a ellos les comparte unas ultimas menciones
especiales, primero les confirma que estará con ellos por poco tiempo, y aunque
le busquen no le encontraran, porque a donde se dirige, la muerte, ninguno de
ellos podrá ir.
Joh 13:34 Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como
yo os he amado, que también os améis unos a otros.
La siguiente mención especial se trata del mandamiento
que sus discípulos tendrían que tener en cuenta a la hora de considerarse discípulos
de Cristo, amarse los unos a los otros, tal cual como Cristo les amo.
Joh 13:35 En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis
amor los unos con los otros.
Y lo confirma diciéndoles que la forma en que les reconocerán
como discípulos de Cristo es cuando tengan amor los unos por los otros. Una
meta difícil y bastante alta que alcanzar como seres humanos. Su amor no niego
su justicia, pero su amor está por encima de muchas cosas.
Joh 13:36 Le dijo Simón Pedro:
Señor, ¿a dónde vas? Jesús le respondió: A donde yo
voy, no me puedes seguir ahora; mas me seguirás después.
Pedro muestra su terquedad, algo muy común en nuestra
naturaleza humana, insistiendo en preguntar a donde ira, a lo que Jesús le
responde que no le podrá seguir en ese momento, pero seguramente lo haría después,
tal cual como sucedió, pues Pedro murió en la cruz según los historiadores.
Joh 13:37 Le dijo Pedro: Señor,
¿por qué no te puedo seguir ahora? Mi vida pondré por ti.
Pedro es capaz de decir cosas en ese momento que luego
no podrá mantener, como la gran mayoría de nosotros. Pedro claramente nos
muestra un carácter de vaivén, como las olas. Un día decimos algo y al otro
cambiamos de opinión. Por eso en muchas ocasiones es mejor guardar silencio.
Joh 13:38 Jesús le respondió: ¿Tu vida pondrás por mí? De cierto, de cierto te digo: No
cantará el gallo, sin que me hayas negado tres veces.
Jesús revela con claridad el corazón de Pedro mencionándole
que aunque prometió dar su vida por él, le negaría tres veces. Este debió ser un momento incómodo para Pedro
quien parecía querer entregar su vida, pero se encontró con su corazón revelado
en las palabras de Jesús. La historia de Pedro es una historia de redención, de
nuevas oportunidades, de cambio y del poder de Dios obrando en nosotros viles
pecadores para cambiar aquello que nos cuesta, para luego entregarnos por
completo.