"Tengo sed" (Juan, 19: 28).
INTRODUCCIÓN
Nuestra
naturaleza humana se ve reflejada en la crucifixión, todos tenemos sed, aunque
no sepamos de que.
La
humanidad tiene sed, pero como no sabe de qué, busca saciar su sed en el
placer. Busca en el sexo, el alcohol, el poder, y las drogas saciar la sed
interior que no ha podido ser saciada.
Esta
necesidad es común a todo el género humano, algunos la niegan, pero ella esta
palpable en todo lo que hacemos, lo que decimos y lo que pensamos.
DESARROLLO
Jesús
tiene sed, ha perdido mucha sangre, se está ahogando y sus necesidades
naturales aparecen, la sed por la deshidratación le consume, pero le consume más
la sed por la saciedad de las almas en Dios.
Jesús
sabe que tenemos sed, que estamos sedientos en nuestros pecados, porque aunque
parecen saciarnos por un momento, su efecto es solo una ilusión que no
permanece. Vivimos sedientos de amor, seguridad y paz, que nada en lo natural
lo puede saciar. La sensación de vaciedad lo consume todo.
Solo
reconociendo nuestra sed, esa necesidad que solo puede ser saciada en lo
eterno, esta puede llegar a ser colmada. Pero es difícil reconocerlo porque
aunque estemos muriendo de sed, muchos no lo reconocen, y algunos prefieren
morir sin haber probado esta agua de vida.
CONCLUSIÓN
Jesús
es el agua de vida, que ahora se secó al saciar el sacrificio por el pecado,
para que cuando te arrepientas puedas ser llenado y saciado, de modo que te
satures de la verdad y su esencia para vida eterna, y con ello puedas vivir
libre.
Ningún
ser humano se escapa de tener sed, el agua es vida, podemos aguantar más tiempo
sin comida que sin agua, así mismo el hombre espiritual necesita del agua de
vida eterna para que pueda disfrutar una vida plena y satisfecha en Cristo.
Nada
ni nadie podrá saciar la sed que sientes, solo Cristo, por eso él dice: el que
bebe de mí, jamás tendrá sed, pero mucho insisten en seguir saciando su sed en
el sexo, el poder, el alcohol y las drogas, lo cual nunca será saciado, pues
siempre se querrá más.
Oremos,
Señor pon en nosotros hambre y sed por tu verdad, que no se sacie sino hasta
ver a nuestras familias, amigos y sociedades a tus pies, que busquemos siempre
ser saciados en ti y que tú te vuelvas a nosotros siempre, amen.
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