LA ACEPTACIÓN
1Tesalonicenses
4:4 que cada uno de vosotros sepa tener su propia esposa en santidad y honor
INTRODUCCIÓN
En el matrimonio es frecuente
encontrarnos frustrados porque quisiéramos que nuestra pareja fuese diferente,
actuara diferente o nos amara diferente. Cada matrimonio cursa con algún grado
de frustración debido al hecho de que quisieran obtener algo que no se está
dando con sus parejas.
Es común pretender querer que el
cónyuge cambie, criticar todos sus defectos y hasta pedir en nuestras oraciones
porque nuestro cónyuge sea más como quisiéramos nosotros que fuera. Pero todo
ello no es más que orgullo y egoísmo.
Nadie puede llenar las
expectativas de nadie, y tratar de hacerlo solo generara frustración y
destrucción del cónyuge, claro que podemos tender a mejorar en aquellas cosas
que podemos perfeccionar en el matrimonio, pero mientras eso sucede no podemos
quedarnos solo criticando, burlándonos o quejándonos de lo que a nuestra pareja
le hace falta o no hace. Ningún cristiano debe pretender amar a su cónyuge solo
si este es como él o ella quieren.
DESARROLLO
Si es difícil aceptarnos a
nosotros mismos, es aún más complejo aceptar a nuestro cónyuge tal cual es,
imperfecto, pero en proceso de perfeccionamiento. La mejor herramienta que
puedes tener para dejar de sufrir porque te sientes frustrado ante lo que
piensas de tu cónyuge es la aceptación.
La aceptación es un proceso de
abandonar todo condicionamiento con que creemos debería estar de acuerdo
nuestro cónyuge, aceptarlo tal cual es, sin pretender cambiarlo, mejor es que
nos apoyemos a ser la mejor versión de lo que podamos llegar a ser.
Nos frustramos al encontrarnos
queriendo que nuestro cónyuge cambie y no sucede, siempre el ser humano va a
querer pretender cambiar al prójimo, sin primero cambiarse a sí mismo y allí es
donde está el error. Aceptar es mejor porque nos convertimos en observadores de
nuestro cónyuge y al comprenderlo mejor podemos amarlo tal como es y ayudarlo
en su propio proceso de crecimiento espiritual.
Muchos quisieran un esposo(a) más
atento, mas servicial, mas protector, que ayude en la casa, que sirva al
ministerio, que haga una cosa o la otra, y al no encontrarlo la frustración se
apodera al punto de trastornar la relación. Necesitamos volvernos a Dios y
descubrirnos aceptando y amando a nuestro cónyuge, con bondad, paciencia,
soportándolo todo.
Si aprendemos a honrar a nuestro
cónyuge le aceptaremos y amaremos, sin importar sus errores, sino que le
soportaremos en sus virtudes.
CONCLUSIÓN
Amar implica aceptación primero
de nosotros mismos en Dios y luego de nuestro cónyuge en su propio proceso de
desarrollo espiritual. Cada quien va a su propio ritmo o al ritmo al que quiere
ir, pretender que la pareja siga nuestro ritmo o haga lo que nosotros queremos
que haga es una cuestión de ego.
Abandonemos todo orgullo,
vanidad, ego, y mentira pretendiendo querer cambiar a nuestro cónyuge y empecemos
a abrazarlo tal cual es, sin prejuicios el amor florecerá, la comprensión y la
aceptación harán que nuestro matrimonio sea un disfrute y que el sufrimiento y
la frustración no alteren la armonía en la pareja.
Aceptamos mejor a nuestro cónyuge
cuando miramos a nuestro interior y nos vemos reflejados en él, entonces
tenderemos a dejar de esperar el como debiera ser y disfrutamos como son las
cosas.
Oremos, Señor ayúdanos a aceptar
a nuestro cónyuge con sus cosas buenas y las que no los son tanto, que tú
puedas ayudarnos a que la aceptación reine en nuestro hogar y que nuestro cónyuge
pueda ser perfeccionado según tu voluntad para que en el matrimonio reine la
paz y el amor, amen.
Muy bonito me encantó
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