domingo, 10 de septiembre de 2017

PREDICA DOMINICAL - LA LEY DE DIOS


LA LEY DE DIOS

1Ti 1:8-11 Pero sabemos que la ley es buena, si uno la usa legítimamente; conociendo esto, que la ley no fue dada para el justo, sino para los transgresores y desobedientes, para los impíos y pecadores, para los irreverentes y profanos, para los parricidas y matricidas, para los homicidas, para los fornicarios,  para los sodomitas, para los secuestradores, para los mentirosos y perjuros, y para cuanto se oponga a la sana doctrina, según el glorioso evangelio del Dios bendito, que a mí me ha sido encomendado.

INTRODUCCIÓN

La ley de Dios ha sido confiada a su pueblo para que a través de ella se conduzca al pecador a Dios. El hombre no la conoce, no la discierne, pero cuando le es predicada, entonces surge en el algo, que le hace volver de la inconsciencia y despertar de su letargo para vida.

La iglesia ha cambiado su mensaje y ahora llama al perdido con un mensaje de amor, dejando de lado la predicación de la verdad, la ley de Dios. Hemos cambiado nuestro mensaje por un mensaje más ligero, que genere menos descontento, que genere menos confrontación, pero como dejar de lado la verdad que la biblia misma revela.

La ley tiene un propósito claro y la iglesia debe comprenderlo para que al usarlo conduzca al pecador a salvación y vida en Cristo.

DESARROLLO

Pablo enseñando a Timoteo nos da una gran lección sobre el uso adecuado de la ley de Dios, los diez mandamientos. Pablo le dice a Timoteo que la ley no fue dada para el justo, pues el que ha sido justificado por medio de la fe en Cristo ahora la tiene en su corazón, mientras que el transgresor y desobediente no la conoce, ni la entiende, el necesita que la ley le sea predicada, enseñada, ilustrada, solo de esta manera quien se encuentra envuelto en los lazos del pecado puede abrir los ojos y reconocer lo que es pecado y lo que no, claro habrá quienes lo rechacen, pero también habrá quienes la abracen y reconozcan su pecado.

Como sabrá un adultero que es un pecador y que ha faltado a la ley de Dios, como sabrá un homosexual que está pecando, como sabrá un mentiroso que Dios aborrece la mentira y al que miente, como sabrá el que actúa mal, el desobediente, el irreverente y el profano, los parricidas y matricidas, los homicidas, los fornicarios, los sodomitas, los secuestradores, los mentirosos y perjuros, y aun aquellos que se oponen a la sana doctrina que están pecando sino se predica la verdad, la ley de Dios. No tendrán quien los llame al orden y abandonen su pecado para que la gracia obre en ellos.

Por eso seguimos y seguiremos predicando la ley de Dios para que aquel que la esté desobedeciendo sea consciente de ello, reconociendo su pecado y volviéndose a Dios con todo su corazón.

CONCLUSION

Prediquemos la verdad, no la ocultemos, seamos luz en medio de la oscuridad, y el modo de hacerlo es predicando la verdad, para que el pecador reconozca su falta y encuentre el perdón al que Dios lo está llamando.

Como buscara el pecador la cura, sino sabe lo que sufre. Sera imposible que el mundo se convierta de su pecado, si no sabe que está pecando y ese mensaje le ha sido confiado a la iglesia, para que sea predicado, para que no se oculte, para que al ser compartido el pecador abandone la maldad de su corazón y se convierta a Dios.

La ley nos ha sido confiada para entregársela a ellos, a los pecadores, ¿qué esperas para hacerlo?


Oremos, Señor permítenos comprender que la verdad, tu ley tiene un propósito, que ahora estando escrita en nuestros corazones podamos predicarla a aquellos que se encuentran en pecado para que puedan ver la luz de tu glorioso evangelio, el cual nos llamaste a predicar, que con valentía y fortaleza espiritual podamos volvernos a tu ley y predicarla con denuedo y amor para con el que se encuentra perdido y segado por el pecado, amen.

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