ESTUDIO BÍBLICO
Por: Camilo Sastoque
Ministerio Unidad de la Fe
Joh 11:1
Había un hombre enfermo llamado Lázaro,
que era de Betania, el pueblo de
María y Marta, sus hermanas.
Juan
nos introduce al contexto de su relato y nos cuenta que Lázaro era un hombre
enfermo, no nos dice la enfermedad pero deducimos que era algo grave, y que
este hombre tenía una relación con Jesús quien ya había tenido contacto con sus
hermanas María y Marta.
Joh
11:2 María era
la misma que ungió con perfume al Señor,
y le secó los pies con sus cabellos.
Para
que podamos saber de que María se nos habla, ya que son varias Marías las
nombradas en las escrituras Juan describe a María como aquella mujer que ungió
con perfume a Jesús y le seco los pies con sus cabellos. María una mujer
decidida a bendecir a Jesús a costa de sus propios prejuicios.
Joh
11:3 Las dos
hermanas mandaron a decirle a Jesús: "Señor, tu amigo querido está enfermo."
Juan
describe a Lázaro como un amigo querido de Jesús, y nos comparte como Jesús se
entera a través de un mensaje para que venga a verle en su enfermedad.
Joh
11:4 Cuando Jesús oyó
esto, dijo: "Esta enfermedad no terminará en
muerte, sino que es para la
gloria de Dios, para que por ella el
Hijo de Dios sea glorificado."
Las
palabras de Jesús muestran que Jesús ya sabía lo que habría de suceder en
cuanto a la enfermedad de Lázaro, y nos recuerdan que todo tiene un propósito
para la gloria de Dios, aun la misma enfermedad.
Joh
11:5 Jesús
amaba a Marta, a su hermana y a Lázaro.
Joh
11:6 A pesar
de eso, cuando oyó que Lázaro estaba
enfermo, se quedó dos días más donde se
encontraba.
El
amor de Dios no es descuidado, como podemos llegar a pensar si Dios no responde
a nuestra petición inmediatamente, sino que él conoce lo que habrá de suceder y
atenderá a nuestra petición conforme a la voluntad del Padre. El amor que Jesús
siente no le impide o limita para cumplir la voluntad de Dios, así mismo
debemos actuar nosotros, no impidiendo que el amor que sentimos por aquellos
que amamos, nos limiten para obrar conforme el llamado de Dios.
Joh
11:7 Después
dijo a sus discípulos: --Volvamos a
Judea.
Joh
11:8 --Rabí
--objetaron ellos--, hace muy poco los
judíos intentaron apedrearte, ¿y todavía
quieres volver allá?
Joh
11:9 --¿Acaso
el día no tiene doce horas? --respondió
Jesús--. El que anda de día no
tropieza, porque tiene la luz de este
mundo.
Joh
11:10 Pero el
que anda de noche sí tropieza, porque no
tiene luz.
Juan
nos describe la genuina preocupación de sus discípulos por Jesús, debido a que
allí ya habían querido apedrearle, pero Jesús vuelve a donde sus amigos amados
para servirles. Además les recuerda que así como la luz del día tiene 12 horas
para andar, Jesús conoce su hora, su tiempo y la voluntad de Dios, la cual ha
de cumplirse en el tiempo indicado, no antes, no después, por eso obra con
tranquilidad porque él se mueve en la luz.
Joh
11:11 Dicho
esto, añadió: --Nuestro amigo Lázaro duerme, pero voy a despertarlo.
Juan
añade que Lázaro también era amigo de los discípulos y les dice que duerme,
pero el va a despertarlo, esto es la muerte para los que están en Dios, un
sueño del que se habrá de despertar cuando Cristo vuelva.
Joh
11:12 --Señor
--respondieron sus discípulos--, si duerme, es que va a recuperarse.
Joh
11:13 Jesús les
hablaba de la muerte de Lázaro, pero sus
discípulos pensaron que se refería al sueño natural.
Joh
11:14 Por eso
les dijo claramente:
--Lázaro ha muerto,
Joh
11:15 y por causa de ustedes
me alegro de no haber estado allí, para
que crean. Pero vamos a verlo.
Ninguno
comprendió las palabras de Jesús, quien les hablaba de la muerte de Lázaro,
pues su mente aún no está abierta a la comprensión de lo sobrenatural, así que
el mismo les reconviene diciendo que Lázaro a muerto, nadie se lo ha dicho,
pero Jesús lo sabe por revelación divina, a lo que añade que se alegra de que
los discípulos no presenciasen la muerte de Lázaro pues la fuerte emoción
producida por su muerte seguramente hubiese opacado su propia fe, pero ahora
comprenderán por medio de la fe.
Joh
11:16 Entonces
Tomás, apodado el Gemelo, dijo a los
otros discípulos: --Vayamos también
nosotros, para morir con él.
Tomas
hace referencia al hecho de ir a Judea junto con Jesús a donde le esperaban a
Jesús para apedrearle hasta la muerte.
Joh
11:17 A su
llegada, Jesús se encontró con que
Lázaro llevaba ya cuatro días en el sepulcro.
Juan
narra el hecho de que Lázaro había muerto hacia 4 días, lo cual hacia que todo
pareciera más imposible para que Jesús hiciera algo.
Joh
11:18 Betania
estaba cerca de Jerusalén, como a tres
kilómetros* de distancia,
Joh
11:19 y muchos
judíos habían ido a casa de Marta y de María,
a darles el pésame por la muerte de su hermano.
Joh
11:20 Cuando
Marta supo que Jesús llegaba, fue a su
encuentro; pero María se quedó en la
casa.
Las
actitudes de las dos hermanas María y Marta siempre nos muestran las actitudes
que el creyente puede tomar frente a Dios. Aquí podemos ver como una sale
desesperada a buscar a Jesús para que decirle lo que ha pasado, mientras la
otra espera con tranquilidad en casa. María hace referencia al hombre
espiritual y Marta al hombre natural, mientras el hombre natural se desespera y
obra conforme a la emoción, el espiritual espera con paciencia la llegada de
Dios.
Joh
11:21 --Señor
--le dijo Marta a Jesús--, si hubieras
estado aquí, mi hermano no habría
muerto.
Joh
11:22 Pero yo
sé que aun ahora Dios te dará todo lo que le pidas.
Marta
le recrimina a Jesús el no haber estado allí para ellos, motivo por el cual
según ella Lázaro había muerto. Aunque sus palabras también muestran una gran
confianza en Jesús para sanidad.
Joh
11:23 --Tu hermano
resucitará --le dijo Jesús.
Joh
11:24 --Yo sé
que resucitará en la resurrección, en el
día final --respondió Marta.
Marta
muestra que entendía en parte lo que Jesús mismo les había enseñado sobre la
resurrección del día final, pero ella no comprendía que Jesús le hablaba de que
el tenía la autoridad para resucitar a los muertos. Que gran confianza debe
generar esto en nosotros pues no tenemos un maestro que solo sana, sino uno
capaz de levantar a los muertos y traerlos a la vida.
Joh
11:25 --Yo soy
la resurrección y la vida. El que cree
en mí vivirá, aunque muera;
Joh
11:26 y todo el
que vive y cree en mí no morirá jamás.
¿Crees esto?
Joh
11:27
--Sí, Señor; yo creo que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, el que había de venir al mundo.
Jesús
descubre de si otra faceta que no conocíamos, y se nos revela como la resurrección
y la vida, si confiamos en el viviremos, aunque probemos la muerte natural,
pues quien muere en la fe, no está muerto, solo duerme, mientras espera el
tiempo de la resurrección. Luego le pregunta que si cree en lo que le ha dicho,
a lo que ella responde con gran entendimiento que Jesús es el Cristo, el
enviado, el mesías, el Hijo de Dios, el que el pueblo judío esperaba.
Joh
11:28 Dicho esto, Marta regresó a la casa y, llamando a su hermana María, le dijo en privado: --El Maestro está aquí y te llama.
Joh
11:29 Cuando
María oyó esto,
se levantó rápidamente y fue a su encuentro.
Joh
11:30 Jesús aún
no había entrado en el pueblo, sino que
todavía estaba en el lugar donde Marta se había encontrado
con él.
Joh
11:31 Los judíos que habían
estado con María en la casa, dándole el
pésame, al ver que se había levantado y
había salido de prisa, la siguieron, pensando que iba al sepulcro a llorar.
Joh
11:32 Cuando
María llegó a donde estaba Jesús y lo vio,
se arrojó a sus pies y le dijo: --Señor,
si hubieras estado aquí, mi
hermano no habría muerto.
Joh
11:33 Al ver
llorar a María y a los judíos que la habían acompañado, Jesús se turbó y se conmovió profundamente.
Ahora
es María la que es llamada a la presencia del maestro, y ella corre a su
encuentro, ella se postra ante él, mostrando el respeto y la adoración que ella
siempre ha sentido por Jesús, aunque tenga la misma inquietud de su hermana, su
actitud es completamente diferente, además sus lágrimas y tristeza conmovieron
profundamente el corazón de Jesús, algo que no sucedió con Marta. He aquí la
diferencia entre un adorador en espíritu y verdad y un creyente carnal, el
creyente carnal no conmueve el corazón de Dios, mientras que el espiritual si
lo hace. Juan no hace tanto énfasis en la resurrección de Lázaro, sino en la
actitud de sus hermanas, y las de ellos como discípulos de Cristo. Jesús
expresa su humanidad como en ninguna otra parte de las escrituras, su espíritu
se estremece, y se conmueve profundamente debido a lo sucedido.
Joh 11:34 y dijo: ¿Dónde le pusisteis? Le dijeron: Señor, ven y ve.
Joh 11:35 Jesús lloró.
Joh 11:36 Dijeron entonces los judíos: Mirad cómo le amaba.
Jesús
pregunta inmediatamente donde le pusieron preocupado por aquel a quien
consideraba su amigo, así es que rompe en llanto, un versículo tan corto pero
tan expresivo del amor y compasión que experimento como hombre para con la
humanidad, cuanta muestra de su entendimiento por el sufrimiento humano, cuanta
humanidad expresada con tan bella sutileza en el dolor. Fue entonces que los
judíos pensaron en cómo le amaba. Pero su llanto expresa su humanidad sincera,
con el dolor que solo puede provenir del amor.
Joh 11:37 Y algunos de ellos dijeron: ¿No podía éste, que abrió los ojos al ciego,
haber hecho también que Lázaro no muriera?
Cada paso
de Jesús parece ser criticado por los religiosos, si sana, si no lo hace, si
levanta muertos, si no lo hace, todo aquello que no es comprendido tiende a ser
juzgado rápidamente por el religioso según su propio entender. Pero su crítica
o juicio no proviene de la verdad sino de sus prejuicios, y a Jesús no se le
buscaba comprender sino buscar la caída.
Joh 11:38 Jesús, profundamente conmovido otra vez, vino al sepulcro. Era una
cueva, y tenía una piedra puesta encima.
Cuanta
emotividad en tan pocos versículos, mostrándonos una humanidad en Jesús que no
habíamos visto, pero que refleja su profunda conexión con la humanidad y su
sufrimiento. Quien más podría entender el sufrimiento de esta manera que aquel
que lo vivió en carne propia.
Joh 11:39 Dijo Jesús: Quitad la piedra. Marta, la hermana del que había muerto, le
dijo: Señor, hiede ya, porque es de cuatro días.
Lázaro ya
llevaba 4 días de haber muerto, y parecía que ya era imposible para Jesús
revivirle, o al menos eso era lo que pensaba Marta.
Joh 11:40 Jesús le dijo: ¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de
Dios?
Este
pasaje nos da una pequeña radiografía de la fe, Jesús parece reprender a Marta
ante su incredulidad, sin importar su amistad. Creer implica que veremos a Dios
glorificarse en medio de cualquier situación, sin importar lo que suceda. Claro
siempre esperamos lo mejor, pero aun en medio de nuestra incredulidad podemos
ver el poder de Dios hacerse manifiesto. Es la fe la que permite que podamos
ver aquello en lo que Dios se glorifica, desde lo más insignificante hasta lo
mas grandioso.
Joh 11:41 Entonces quitaron la piedra de donde había sido puesto el muerto. Y
Jesús, alzando los ojos a lo alto, dijo: Padre, gracias te doy por haberme
oído.
Jesús nos
muestra su profunda comunión con el Padre a quien reconoce por haberle oído con
gratitud.
Joh 11:42 Yo sabía que siempre me oyes; pero lo dije por causa de la multitud que
está alrededor, para que crean que tú me has enviado.
Las
palabras de Jesús siempre están llenas de propósito, de modo que lo que dice
siempre tiene una razón, aquí reconoce que da gracias al Padre a causa de
quienes estaban allí, de modo que fueran convencidos de que había sido enviado
por él.
Joh 11:43 Y habiendo dicho esto, clamó a gran voz: ¡Lázaro, ven fuera!
Joh 11:44 Y el que había muerto salió, atadas las manos y los pies con vendas, y
el rostro envuelto en un sudario. Jesús les dijo: Desatadle, y dejadle ir.
Es
impresionante, es poderosísimo, sus palabras dieron llamado a alguien que había
muerto hace 4 días, y el que había muerto salió de la tumba tal cual como había
sido preparado en ella. Los milagros de Jesús no tienen igual, en ellos se ve
obrando su divinidad, pero también su humanidad confiada en el Padre. Es muy
probable que en comunión Jesús ya supiera lo que habría de ocurrir, pero en
nada esto afecto el hecho de que pudiera sentir o percibir el dolor ajeno y
sentirlo como suyo, y luego culminar con tan majestuoso milagro a la vista de
todos.
Joh 11:45 Entonces muchos de los judíos que habían venido para acompañar a María,
y vieron lo que hizo Jesús, creyeron en él.
El milagro
fue tan sorprendente, que aun aquellos que venían para acompañar a María terminaron
creyendo en Jesús.
Joh 11:46 Pero algunos de ellos fueron a los fariseos y les dijeron lo que Jesús
había hecho.
Los que
estaban allí probablemente solo para buscar la caída de Jesús, fueron y dieron
a conocer lo que Jesús había hecho con Lázaro.
Joh 11:47 Entonces los principales sacerdotes y los fariseos reunieron el
concilio, y dijeron: ¿Qué haremos? Porque este hombre hace muchas
señales.
Joh 11:48 Si le dejamos así, todos creerán en él; y vendrán los romanos, y
destruirán nuestro lugar santo y nuestra nación.
Ellos
reconocían que Jesús hacia muchas señales, no podían negarlo, pero en vez de
ser tocado por su testimonio, su reacción tal cual como se ve en las escrituras
es que el temor se apoderaba de ellos y les impedía comprender la verdad, su
vida acomodada, su liderazgo y razón de ser se vería afectada por lo que ellos
preferían negar toda posibilidad de que la gente creyera en ellos. Aquí podemos
ver como el miedo a enfrentar a los romanos consumía toda posibilidad de que
ellos mismos le reconocieran como mesías. Muchas veces la gente no quiere
afrontar la verdad que es completamente evidente porque esto supondría muchos
cambios, perder posición o poder, y esto es algo que aquel que está apegado
jamás querrá soltar.
Joh 11:49 Entonces Caifás, uno de ellos, sumo sacerdote aquel año, les dijo:
Vosotros no sabéis nada;
Joh 11:50 ni pensáis que nos conviene que un hombre muera por el pueblo, y no que
toda la nación perezca.
Caifás
había sido designado sumo sacerdote, así que el debería decidir que convenía o
no a su pueblo, por eso en su razonamiento no cabe la posibilidad de aceptar a Jesús
como el mesías, pues el comprendía lo que esto traería. Recordemos que ellos
esperaban un mesías libertador, un guerrero que estableciera el reino de Dios,
pero aunque veían en Jesús las señales, su temor a los romanos y las consecuencias
de una posible sublevación judía, hacían que no pusieran ni siquiera en
consideración la posibilidad de que Jesús fuera tomado en cuenta como el
mesías.
Joh 11:51 Esto no lo dijo por sí mismo, sino que como era el sumo sacerdote aquel
año, profetizó que Jesús había de morir por la nación;
Joh 11:52 y no solamente por la nación, sino también para congregar en uno a los
hijos de Dios que estaban dispersos.
Sin poner
atención o cuidado a sus propias palabras el sumo sacerdote termino
profetizando lo que habría de ocurrirle a Jesús, y no solo eso, sino el
propósito de su muerte, pues moriría por la nación, pero no para salvarla de
ser exterminada por los romanos, lo cual terminó ocurriendo en el 70 d.C. sino
que moriría por la salvación de los pecados de todos aquellos que le
reconocerían después como su Señor fuese que estuvieran en Israel o fuera de
ella.
Joh 11:53 Así que, desde aquel día acordaron matarle.
Todo se
había conjugado, no odian recibirle como Mesías, pues sabían lo que eso
implicaba. Por lo tanto acuerdan matarle a como de lugar. Las maquinaciones de
su corazón muestran la calidad que tenía el pueblo de Dios para aquel entonces,
cuyas confabulaciones solo procuraban su propio bienestar.
Joh 11:54 Por tanto, Jesús ya no andaba abiertamente entre los judíos, sino que se
alejó de allí a la región contigua al desierto, a una ciudad llamada Efraín; y
se quedó allí con sus discípulos.
Sabiendo
Jesús lo que estos trabaron desde aquel momento, procuro no andar entre judíos,
sino que prefirió alejarse. Es prudente en muchas ocasiones evitar el
conflicto, a menos que este tenga un propósito divino.
Joh 11:55 Y estaba cerca la pascua de los judíos; y muchos subieron de aquella
región a Jerusalén antes de la pascua, para purificarse.
Juan nos
acerca mucho al tiempo mencionándonos como se acercaba el tiempo de pascua. Y
como era costumbre judía en aquellos tiempos, todos iban al templo para cumplir
el rito de purificación. Este ritual consistía en el derramamiento de sangre de
un animal que se consagraba en el templo para perdón de pecados y un banquete
ritual.
Joh 11:56 Y buscaban a Jesús, y estando ellos en el templo, se preguntaban unos a
otros: ¿Qué os parece? ¿No vendrá a la fiesta?
Joh 11:57 Y los principales sacerdotes y los fariseos habían dado orden de que si
alguno supiese dónde estaba, lo manifestase, para que le prendiesen.
Empieza
una búsqueda incesante de Jesús por parte de los judíos, quienes se preguntan
si vendrá a celebrar la pascua, pero como Jesús lo sabía, se hallaba esperando
el cumplimiento de su tiempo para aparecer nuevamente.
ESTUDIO BÍBLICO
Por: Camilo Sastoque
Ministerio Unidad de la Fe
Joh 11:1
Había un hombre enfermo llamado Lázaro,
que era de Betania, el pueblo de
María y Marta, sus hermanas.
Juan
nos introduce al contexto de su relato y nos cuenta que Lázaro era un hombre
enfermo, no nos dice la enfermedad pero deducimos que era algo grave, y que
este hombre tenía una relación con Jesús quien ya había tenido contacto con sus
hermanas María y Marta.
Joh
11:2 María era
la misma que ungió con perfume al Señor,
y le secó los pies con sus cabellos.
Para
que podamos saber de que María se nos habla, ya que son varias Marías las
nombradas en las escrituras Juan describe a María como aquella mujer que ungió
con perfume a Jesús y le seco los pies con sus cabellos. María una mujer
decidida a bendecir a Jesús a costa de sus propios prejuicios.
Joh
11:3 Las dos
hermanas mandaron a decirle a Jesús: "Señor, tu amigo querido está enfermo."
Juan
describe a Lázaro como un amigo querido de Jesús, y nos comparte como Jesús se
entera a través de un mensaje para que venga a verle en su enfermedad.
Joh
11:4 Cuando Jesús oyó
esto, dijo: "Esta enfermedad no terminará en
muerte, sino que es para la
gloria de Dios, para que por ella el
Hijo de Dios sea glorificado."
Las
palabras de Jesús muestran que Jesús ya sabía lo que habría de suceder en
cuanto a la enfermedad de Lázaro, y nos recuerdan que todo tiene un propósito
para la gloria de Dios, aun la misma enfermedad.
Joh
11:5 Jesús
amaba a Marta, a su hermana y a Lázaro.
Joh
11:6 A pesar
de eso, cuando oyó que Lázaro estaba
enfermo, se quedó dos días más donde se
encontraba.
El
amor de Dios no es descuidado, como podemos llegar a pensar si Dios no responde
a nuestra petición inmediatamente, sino que él conoce lo que habrá de suceder y
atenderá a nuestra petición conforme a la voluntad del Padre. El amor que Jesús
siente no le impide o limita para cumplir la voluntad de Dios, así mismo
debemos actuar nosotros, no impidiendo que el amor que sentimos por aquellos
que amamos, nos limiten para obrar conforme el llamado de Dios.
Joh
11:7 Después
dijo a sus discípulos: --Volvamos a
Judea.
Joh
11:8 --Rabí
--objetaron ellos--, hace muy poco los
judíos intentaron apedrearte, ¿y todavía
quieres volver allá?
Joh
11:9 --¿Acaso
el día no tiene doce horas? --respondió
Jesús--. El que anda de día no
tropieza, porque tiene la luz de este
mundo.
Joh
11:10 Pero el
que anda de noche sí tropieza, porque no
tiene luz.
Juan
nos describe la genuina preocupación de sus discípulos por Jesús, debido a que
allí ya habían querido apedrearle, pero Jesús vuelve a donde sus amigos amados
para servirles. Además les recuerda que así como la luz del día tiene 12 horas
para andar, Jesús conoce su hora, su tiempo y la voluntad de Dios, la cual ha
de cumplirse en el tiempo indicado, no antes, no después, por eso obra con
tranquilidad porque él se mueve en la luz.
Joh
11:11 Dicho
esto, añadió: --Nuestro amigo Lázaro duerme, pero voy a despertarlo.
Juan
añade que Lázaro también era amigo de los discípulos y les dice que duerme,
pero el va a despertarlo, esto es la muerte para los que están en Dios, un
sueño del que se habrá de despertar cuando Cristo vuelva.
Joh
11:12 --Señor
--respondieron sus discípulos--, si duerme, es que va a recuperarse.
Joh
11:13 Jesús les
hablaba de la muerte de Lázaro, pero sus
discípulos pensaron que se refería al sueño natural.
Joh
11:14 Por eso
les dijo claramente:
--Lázaro ha muerto,
Joh
11:15 y por causa de ustedes
me alegro de no haber estado allí, para
que crean. Pero vamos a verlo.
Ninguno
comprendió las palabras de Jesús, quien les hablaba de la muerte de Lázaro,
pues su mente aún no está abierta a la comprensión de lo sobrenatural, así que
el mismo les reconviene diciendo que Lázaro a muerto, nadie se lo ha dicho,
pero Jesús lo sabe por revelación divina, a lo que añade que se alegra de que
los discípulos no presenciasen la muerte de Lázaro pues la fuerte emoción
producida por su muerte seguramente hubiese opacado su propia fe, pero ahora
comprenderán por medio de la fe.
Joh
11:16 Entonces
Tomás, apodado el Gemelo, dijo a los
otros discípulos: --Vayamos también
nosotros, para morir con él.
Tomas
hace referencia al hecho de ir a Judea junto con Jesús a donde le esperaban a
Jesús para apedrearle hasta la muerte.
Joh
11:17 A su
llegada, Jesús se encontró con que
Lázaro llevaba ya cuatro días en el sepulcro.
Juan
narra el hecho de que Lázaro había muerto hacia 4 días, lo cual hacia que todo
pareciera más imposible para que Jesús hiciera algo.
Joh
11:18 Betania
estaba cerca de Jerusalén, como a tres
kilómetros* de distancia,
Joh
11:19 y muchos
judíos habían ido a casa de Marta y de María,
a darles el pésame por la muerte de su hermano.
Joh
11:20 Cuando
Marta supo que Jesús llegaba, fue a su
encuentro; pero María se quedó en la
casa.
Las
actitudes de las dos hermanas María y Marta siempre nos muestran las actitudes
que el creyente puede tomar frente a Dios. Aquí podemos ver como una sale
desesperada a buscar a Jesús para que decirle lo que ha pasado, mientras la
otra espera con tranquilidad en casa. María hace referencia al hombre
espiritual y Marta al hombre natural, mientras el hombre natural se desespera y
obra conforme a la emoción, el espiritual espera con paciencia la llegada de
Dios.
Joh
11:21 --Señor
--le dijo Marta a Jesús--, si hubieras
estado aquí, mi hermano no habría
muerto.
Joh
11:22 Pero yo
sé que aun ahora Dios te dará todo lo que le pidas.
Marta
le recrimina a Jesús el no haber estado allí para ellos, motivo por el cual
según ella Lázaro había muerto. Aunque sus palabras también muestran una gran
confianza en Jesús para sanidad.
Joh
11:23 --Tu hermano
resucitará --le dijo Jesús.
Joh
11:24 --Yo sé
que resucitará en la resurrección, en el
día final --respondió Marta.
Marta
muestra que entendía en parte lo que Jesús mismo les había enseñado sobre la
resurrección del día final, pero ella no comprendía que Jesús le hablaba de que
el tenía la autoridad para resucitar a los muertos. Que gran confianza debe
generar esto en nosotros pues no tenemos un maestro que solo sana, sino uno
capaz de levantar a los muertos y traerlos a la vida.
Joh
11:25 --Yo soy
la resurrección y la vida. El que cree
en mí vivirá, aunque muera;
Joh
11:26 y todo el
que vive y cree en mí no morirá jamás.
¿Crees esto?
Joh
11:27
--Sí, Señor; yo creo que tú eres el Cristo, el Hijo de Dios, el que había de venir al mundo.
Jesús
descubre de si otra faceta que no conocíamos, y se nos revela como la resurrección
y la vida, si confiamos en el viviremos, aunque probemos la muerte natural,
pues quien muere en la fe, no está muerto, solo duerme, mientras espera el
tiempo de la resurrección. Luego le pregunta que si cree en lo que le ha dicho,
a lo que ella responde con gran entendimiento que Jesús es el Cristo, el
enviado, el mesías, el Hijo de Dios, el que el pueblo judío esperaba.
Joh
11:28 Dicho esto, Marta regresó a la casa y, llamando a su hermana María, le dijo en privado: --El Maestro está aquí y te llama.
Joh
11:29 Cuando
María oyó esto,
se levantó rápidamente y fue a su encuentro.
Joh
11:30 Jesús aún
no había entrado en el pueblo, sino que
todavía estaba en el lugar donde Marta se había encontrado
con él.
Joh
11:31 Los judíos que habían
estado con María en la casa, dándole el
pésame, al ver que se había levantado y
había salido de prisa, la siguieron, pensando que iba al sepulcro a llorar.
Joh
11:32 Cuando
María llegó a donde estaba Jesús y lo vio,
se arrojó a sus pies y le dijo: --Señor,
si hubieras estado aquí, mi
hermano no habría muerto.
Joh
11:33 Al ver
llorar a María y a los judíos que la habían acompañado, Jesús se turbó y se conmovió profundamente.
Ahora
es María la que es llamada a la presencia del maestro, y ella corre a su
encuentro, ella se postra ante él, mostrando el respeto y la adoración que ella
siempre ha sentido por Jesús, aunque tenga la misma inquietud de su hermana, su
actitud es completamente diferente, además sus lágrimas y tristeza conmovieron
profundamente el corazón de Jesús, algo que no sucedió con Marta. He aquí la
diferencia entre un adorador en espíritu y verdad y un creyente carnal, el
creyente carnal no conmueve el corazón de Dios, mientras que el espiritual si
lo hace. Juan no hace tanto énfasis en la resurrección de Lázaro, sino en la
actitud de sus hermanas, y las de ellos como discípulos de Cristo. Jesús
expresa su humanidad como en ninguna otra parte de las escrituras, su espíritu
se estremece, y se conmueve profundamente debido a lo sucedido.
Joh 11:34 y dijo: ¿Dónde le pusisteis? Le dijeron: Señor, ven y ve.
Joh 11:35 Jesús lloró.
Joh 11:36 Dijeron entonces los judíos: Mirad cómo le amaba.
Jesús
pregunta inmediatamente donde le pusieron preocupado por aquel a quien
consideraba su amigo, así es que rompe en llanto, un versículo tan corto pero
tan expresivo del amor y compasión que experimento como hombre para con la
humanidad, cuanta muestra de su entendimiento por el sufrimiento humano, cuanta
humanidad expresada con tan bella sutileza en el dolor. Fue entonces que los
judíos pensaron en cómo le amaba. Pero su llanto expresa su humanidad sincera,
con el dolor que solo puede provenir del amor.
Joh 11:37 Y algunos de ellos dijeron: ¿No podía éste, que abrió los ojos al ciego,
haber hecho también que Lázaro no muriera?
Cada paso
de Jesús parece ser criticado por los religiosos, si sana, si no lo hace, si
levanta muertos, si no lo hace, todo aquello que no es comprendido tiende a ser
juzgado rápidamente por el religioso según su propio entender. Pero su crítica
o juicio no proviene de la verdad sino de sus prejuicios, y a Jesús no se le
buscaba comprender sino buscar la caída.
Joh 11:38 Jesús, profundamente conmovido otra vez, vino al sepulcro. Era una
cueva, y tenía una piedra puesta encima.
Cuanta
emotividad en tan pocos versículos, mostrándonos una humanidad en Jesús que no
habíamos visto, pero que refleja su profunda conexión con la humanidad y su
sufrimiento. Quien más podría entender el sufrimiento de esta manera que aquel
que lo vivió en carne propia.
Joh 11:39 Dijo Jesús: Quitad la piedra. Marta, la hermana del que había muerto, le
dijo: Señor, hiede ya, porque es de cuatro días.
Lázaro ya
llevaba 4 días de haber muerto, y parecía que ya era imposible para Jesús
revivirle, o al menos eso era lo que pensaba Marta.
Joh 11:40 Jesús le dijo: ¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de
Dios?
Este
pasaje nos da una pequeña radiografía de la fe, Jesús parece reprender a Marta
ante su incredulidad, sin importar su amistad. Creer implica que veremos a Dios
glorificarse en medio de cualquier situación, sin importar lo que suceda. Claro
siempre esperamos lo mejor, pero aun en medio de nuestra incredulidad podemos
ver el poder de Dios hacerse manifiesto. Es la fe la que permite que podamos
ver aquello en lo que Dios se glorifica, desde lo más insignificante hasta lo
mas grandioso.
Joh 11:41 Entonces quitaron la piedra de donde había sido puesto el muerto. Y
Jesús, alzando los ojos a lo alto, dijo: Padre, gracias te doy por haberme
oído.
Jesús nos
muestra su profunda comunión con el Padre a quien reconoce por haberle oído con
gratitud.
Joh 11:42 Yo sabía que siempre me oyes; pero lo dije por causa de la multitud que
está alrededor, para que crean que tú me has enviado.
Las
palabras de Jesús siempre están llenas de propósito, de modo que lo que dice
siempre tiene una razón, aquí reconoce que da gracias al Padre a causa de
quienes estaban allí, de modo que fueran convencidos de que había sido enviado
por él.
Joh 11:43 Y habiendo dicho esto, clamó a gran voz: ¡Lázaro, ven fuera!
Joh 11:44 Y el que había muerto salió, atadas las manos y los pies con vendas, y
el rostro envuelto en un sudario. Jesús les dijo: Desatadle, y dejadle ir.
Es
impresionante, es poderosísimo, sus palabras dieron llamado a alguien que había
muerto hace 4 días, y el que había muerto salió de la tumba tal cual como había
sido preparado en ella. Los milagros de Jesús no tienen igual, en ellos se ve
obrando su divinidad, pero también su humanidad confiada en el Padre. Es muy
probable que en comunión Jesús ya supiera lo que habría de ocurrir, pero en
nada esto afecto el hecho de que pudiera sentir o percibir el dolor ajeno y
sentirlo como suyo, y luego culminar con tan majestuoso milagro a la vista de
todos.
Joh 11:45 Entonces muchos de los judíos que habían venido para acompañar a María,
y vieron lo que hizo Jesús, creyeron en él.
El milagro
fue tan sorprendente, que aun aquellos que venían para acompañar a María terminaron
creyendo en Jesús.
Joh 11:46 Pero algunos de ellos fueron a los fariseos y les dijeron lo que Jesús
había hecho.
Los que
estaban allí probablemente solo para buscar la caída de Jesús, fueron y dieron
a conocer lo que Jesús había hecho con Lázaro.
Joh 11:47 Entonces los principales sacerdotes y los fariseos reunieron el
concilio, y dijeron: ¿Qué haremos? Porque este hombre hace muchas
señales.
Joh 11:48 Si le dejamos así, todos creerán en él; y vendrán los romanos, y
destruirán nuestro lugar santo y nuestra nación.
Ellos
reconocían que Jesús hacia muchas señales, no podían negarlo, pero en vez de
ser tocado por su testimonio, su reacción tal cual como se ve en las escrituras
es que el temor se apoderaba de ellos y les impedía comprender la verdad, su
vida acomodada, su liderazgo y razón de ser se vería afectada por lo que ellos
preferían negar toda posibilidad de que la gente creyera en ellos. Aquí podemos
ver como el miedo a enfrentar a los romanos consumía toda posibilidad de que
ellos mismos le reconocieran como mesías. Muchas veces la gente no quiere
afrontar la verdad que es completamente evidente porque esto supondría muchos
cambios, perder posición o poder, y esto es algo que aquel que está apegado
jamás querrá soltar.
Joh 11:49 Entonces Caifás, uno de ellos, sumo sacerdote aquel año, les dijo:
Vosotros no sabéis nada;
Joh 11:50 ni pensáis que nos conviene que un hombre muera por el pueblo, y no que
toda la nación perezca.
Caifás
había sido designado sumo sacerdote, así que el debería decidir que convenía o
no a su pueblo, por eso en su razonamiento no cabe la posibilidad de aceptar a Jesús
como el mesías, pues el comprendía lo que esto traería. Recordemos que ellos
esperaban un mesías libertador, un guerrero que estableciera el reino de Dios,
pero aunque veían en Jesús las señales, su temor a los romanos y las consecuencias
de una posible sublevación judía, hacían que no pusieran ni siquiera en
consideración la posibilidad de que Jesús fuera tomado en cuenta como el
mesías.
Joh 11:51 Esto no lo dijo por sí mismo, sino que como era el sumo sacerdote aquel
año, profetizó que Jesús había de morir por la nación;
Joh 11:52 y no solamente por la nación, sino también para congregar en uno a los
hijos de Dios que estaban dispersos.
Sin poner
atención o cuidado a sus propias palabras el sumo sacerdote termino
profetizando lo que habría de ocurrirle a Jesús, y no solo eso, sino el
propósito de su muerte, pues moriría por la nación, pero no para salvarla de
ser exterminada por los romanos, lo cual terminó ocurriendo en el 70 d.C. sino
que moriría por la salvación de los pecados de todos aquellos que le
reconocerían después como su Señor fuese que estuvieran en Israel o fuera de
ella.
Joh 11:53 Así que, desde aquel día acordaron matarle.
Todo se
había conjugado, no odian recibirle como Mesías, pues sabían lo que eso
implicaba. Por lo tanto acuerdan matarle a como de lugar. Las maquinaciones de
su corazón muestran la calidad que tenía el pueblo de Dios para aquel entonces,
cuyas confabulaciones solo procuraban su propio bienestar.
Joh 11:54 Por tanto, Jesús ya no andaba abiertamente entre los judíos, sino que se
alejó de allí a la región contigua al desierto, a una ciudad llamada Efraín; y
se quedó allí con sus discípulos.
Sabiendo
Jesús lo que estos trabaron desde aquel momento, procuro no andar entre judíos,
sino que prefirió alejarse. Es prudente en muchas ocasiones evitar el
conflicto, a menos que este tenga un propósito divino.
Joh 11:55 Y estaba cerca la pascua de los judíos; y muchos subieron de aquella
región a Jerusalén antes de la pascua, para purificarse.
Juan nos
acerca mucho al tiempo mencionándonos como se acercaba el tiempo de pascua. Y
como era costumbre judía en aquellos tiempos, todos iban al templo para cumplir
el rito de purificación. Este ritual consistía en el derramamiento de sangre de
un animal que se consagraba en el templo para perdón de pecados y un banquete
ritual.
Joh 11:56 Y buscaban a Jesús, y estando ellos en el templo, se preguntaban unos a
otros: ¿Qué os parece? ¿No vendrá a la fiesta?
Joh 11:57 Y los principales sacerdotes y los fariseos habían dado orden de que si
alguno supiese dónde estaba, lo manifestase, para que le prendiesen.
Empieza
una búsqueda incesante de Jesús por parte de los judíos, quienes se preguntan
si vendrá a celebrar la pascua, pero como Jesús lo sabía, se hallaba esperando
el cumplimiento de su tiempo para aparecer nuevamente.