Predica dominical
Por: Camilo Sastoque
Ministerio Unidad de la Fe
Cultivando la tierra de nuestro corazón
Mat 13:3 Y
les habló muchas cosas por parábolas,
diciendo: He aquí, el sembrador salió a sembrar.
Mat 13:4 Y
mientras sembraba, parte de la semilla
cayó junto al camino; y vinieron las
aves y la comieron.
Mat 13:5
Parte cayó en pedregales, donde
no había mucha tierra; y brotó
pronto, porque no tenía profundidad de
tierra;
Mat 13:6
pero salido el sol, se
quemó; y porque no tenía raíz, se secó.
Mat 13:7 Y
parte cayó entre espinos; y los espinos
crecieron, y la ahogaron.
Mat 13:8
Pero parte cayó en buena tierra,
y dio fruto, cuál a ciento, cuál a sesenta, y cuál a treinta por uno.
Mat 13:9 El
que tiene oídos para oír, oiga.
INTRODUCCIÓN
Ya vimos en una ocasión anterior que la parábola del
sembrador hace alusión a la semilla, pero también lo hace hacia el terreno,
recordamos que la tierra en la escritura es tipología del corazón del hombre y
que conforme este se encuentre así mismo será el efecto de la semilla sobre
este.
Hablamos de como existen 4 tipos de terreno o de
corazones en efecto. Y como estos demuestran que entre más trabajado el
terreno, mejor es el fruto que se alcanza.
Algunos se han quedado solo con la semilla pero
olvidan el terreno y de eso quiero hablarte. De cómo lograr un terreno donde se
puede cultivar y dar fruto y le he llamado a esta prédica: cultivando el
corazón.
No todos nacemos o crecemos con un corazón como el
de la buena tierra, la gran mayoría pertenecemos a los otros grupos de donde
Dios nos mueve conforme trata con nuestro corazón o sea con el terreno y nos
convierte en buena tierra, lo cual también ocurre conforme el hombre dispone su
corazón para que Dios trabaje en él.
DESARROLLO
Veamos como cultivar el corazón.
El primer corazón o terreno que aparece es el de
junto al camino, este corazón ha sido pisoteado por una fuerte estructura
social, familiar o cultural, sus opiniones y forma de pensar predominan por
sobre la verdad. Sus corazones se han endurecido a causa del pecado y la
mentira al punto de que la semilla que se les comparte es robada por las aves.
Sus mentes son obstinadas, siempre creen tener la razón, sus corazones se han
cerrado a la verdad. Pero hay esperanza, su corazón puede aún ser cultivado
solo si la gracia de Dios obra para quebrantarles. Solo el poder divino puede
tocar sus corazones por eso debemos orar fervientemente por ellos para que Dios
obre poderosamente y siempre deben ser tratados con amor y paciencia, si es que
realmente amas a alguien con este corazón. Cuántas mujeres u hombres, esposas y
esposos, hijos y padres anhelan que sus seres queridos sean transformados por
el poder de Dios, esto no ocurrirá de la noche a la mañana, pero sucederá
conforme a la fidelidad divina. Antes de que la gracia divina nos alcanzara
todos éramos tierra al lado del camino que no creía, pero al hacerse manifiesta
la gracia de Dios a través del quebrantamiento o el sufrimiento entonces el
terreno empieza a ser cultivado con la palabra de Dios que es el agua de vida y
la presencia de Dios en la oración.
El siguiente terreno en el que cae la semilla es el
de los pedregales. Este corazón está lleno de piedras de tropiezo que hacen que
la semilla no pueda echar raíz. Así podemos encontrar miles de creyentes en
todas las congregaciones son personas que fueron alcanzadas por la gracia del
Señor pero debido a las piedras que representan 2 cosas que el hombre debe
desarraigar de su corazón, el amor por las cosas del mundo, y el amor a sí
mismo, los cuales se convierten en piedras de tropiezo en su crecimiento que en
el momento en el que el sol de las pruebas y dificultades que vienen como
consecuencia de creer se hacen presentes entonces flaquean y se vuelven a sus
viejas costumbres. Muchos pasamos siendo este tipo de terreno, por un tiempo
experimentamos el poder de Dios, para luego volvernos a aquello que habíamos
dejado, pero unos se quedan allí siendo personas que se ofenden fácilmente, que
no toleran la disciplina, cuya fe no madura, y las rocas de la falsedad les
hunden en la mentira y la desobediencia. Pero es posible cultivar también este
tipo de corazón o como prefiero llamarle "etapa" por la que debemos
pasar para desarraigar las piedras que nos impiden echar raíz en la palabra.
Solo podemos cultivar esta tierra al quitar las piedras mediante el ejercicio de
las disciplinas espirituales (el ayuno, el dar y la oración) ellas nos
ayudan en este difícil proceso de desapego del mundo y de nosotros mismos.
Seguimos con el terreno entre espinos, en este
terreno la palabra ha echado raíz, como muchos creyentes que echan raíz sobre
las escrituras y la verdad de Dios, pero estas raíces tienden a confundirse con
la raíces que ya existían, estas son los espinos que representan a las
preocupaciones del mundo y el engaño de las riquezas que han echado también su
raíz en el corazón del hombre para corromperlo, su raíz es muy profunda pues
toda la vida el hombre ha vivido preocupándose por lo pasajero y por sí mismo.
Esto tiene que ocurrir para que el terreno que ya fue labrado y dejo de estar
al lado del camino, se le sacaron las piedras, ahora tiene que ser limpiado de
las raíces de impiedad que le han corroído para que se convierta en un buen
terreno que de fruto. La característica de este creyente es que no da fruto, a
pesar de que cree es inconstante, se deja llevar por cualquier corriente,
tratan de poner en practica la palabra pero no pueden, en ellos la ambición, la
arrogancia, la codicia, la envidia, la fama y el poder les distraen
constantemente y les impiden crecer en lo espiritual, los pensamientos sobre
estas cosas son recurrentes y mortificantes por eso para preparar este terreno
es necesario arrancar de raíz la carnalidad de nuestros corazones, este no es
un proceso fácil, requiere de mayor esfuerzo y dedicación, así como de
vigilancia para que no vuelvan a brotar.
Solo quien ha cultivado el terreno de su corazón
podrá ver a la semilla germinar, crecer y dar fruto al 30, 60 y al 100. Quienes
poseen este tipo de corazón ya no tienen en su corazón cosas que les estorban
para ir a Dios. Quienes cultivan su corazón de esta manera podrán creer y ver
el cumplimiento de la voluntad divina para sus vidas.
CONCLUSIÓN
Cuando vas a empezar a cultivar tu corazón?,
empieza por regar tu corazón con la palabra, recíbela en tu corazón, trata con
todas tus fuerzas de ponerla en práctica para que Dios te ayude en tu esfuerzo
al ver tu corazón diligente, abónala con la oración y el ayuno. Permite que la
palabra penetre y revele las piedras que hay en tu corazón, de modo que puedan
ser sacadas, para que luego llegues a la raíz de la maldad y la desarraigues
mediante la disciplina del Espíritu, solo así podrás tener un corazón que dará
fruto en todo tiempo y su hoja no caerá.
Oremos, Señor
ayúdanos a cultivar nuestro corazón para que se convierta en tierra buena que
da fruto, necesitamos de tu ayuda porque por nuestro esfuerzo solo es imposible
lograrlo, quebranta los corazones endurecidos que están junto al camino,
enséñanos a descubrir las piedras que nos impiden echar raíz, muéstranos las
cosas que han echado raíces en nuestro corazón para que podamos desarraigarlas
de tu mano y tener un corazón listo y preparado para lo que tú quieras hacer
con nosotros, amen.
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