viernes, 4 de agosto de 2017

MATRIMONIOS - CUANTO ESTAS DISPUESTO A SACRIFICAR POR TU PAREJA


CUANTO ESTAS DISPUESTO A SACRIFICAR POR TU PAREJA

Efesios 5:25 Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella,

INTRODUCCION

Si miramos con detenimiento esta pregunta que se nos plantea, podemos rápidamente responder que lo sacrificaríamos todo por él o ella. Pero ¿es cierto esto?, ¿estaríamos dispuestos a sacrificarlo todo por nuestro cónyuge?

Es común ver como entre parejas casadas somos egoístas, es nuestro rasgo natural, tendemos a pensar primero en nosotros, luego en nuestro cónyuge. Pero cuando llegamos al evangelio, este empieza a transformar nuestro pensamiento haciéndonos cambiar y pensar que nuestro cónyuge debe ser importante en nuestras vidas y que siempre debemos tomarle en cuenta, a pesar que no siempre opine algo constructivo.

Como ya hemos hablado, el matrimonio es un camino a morir a si mismo, de allí que algunos piensen que es una cruz llevarlo, porque siempre tratara con lo peor de nuestra naturaleza carnal, la envidia, el egoísmo, los conflictos, los problemas.

Muchos de los problemas en pareja resultan de no querer ceder ante el cónyuge, no querer perder, no tener la razón, y podrían solucionarse tan fácilmente como reconocer que nos equivocamos, pedimos perdón y buscamos la reconciliación, lo cual no siempre ocurre.

DESARROLLO

Si te lo piensas bien es probable que hayas cavilado mejor en la pregunta y te des cuenta de que realmente no estás dispuesto a sacrificarlo todo por tu cónyuge, y te cuesta mucho hacerlo, como suele pasar, es donde puedes reconocerte débil y pedir ayuda a Dios. Pues necesitamos sabiduría espiritual para sobrellevar a nuestro cónyuge así le amemos.

Pablo escribiendo a los esposos en Éfeso les pide que se amen como Cristo amo la iglesia, siendo capaz de sacrificarlo todo, hasta su propia vida por ella, porque es allí donde se muestra el amor, no en la complacencia, cuando todo anda bien el amor parece fluir, todo parece estar bien, pero cuando las cosas no van bien, entonces es allí donde el termómetro del amor se mide.

Necesitamos comprender el evangelio y el sacrificio que éste nos pide en el matrimonio, de otra forma, el conflicto no terminará y siempre alguien querrá salir vencedor, pero en el amor no hay vencedores, sino vencidos; si realmente deseas amar a alguien lo mejor que puedes intentar es sacrificarlo todo por tu pareja. Puede que suene muy difícil, y lo es, no es nada fácil, ni sencillo, pero es lo que implica el amor.

Cuando amamos morimos a nosotros mismos cada día, al emprender un profundo autosacrificio en pos de dar lo mejor a nuestro cónyuge, si no lo miras de esta forma, siempre habrá frustración, cansancio y monotonía.

Si aprendemos a sacrificar nuestro orgullo, vanidad, egoísmo, y necesidades en pos de lo mejor para el matrimonio, siempre encontraremos la salida a cada dificultad que se nos presenta.

CONCLUSION

Ahora que realmente has respondido a la inquietud puedes trabajar primero en ti mismo, no es tu cónyuge el que debe cambiar, eres tú. Necesitamos que cada cónyuge trabaje en su propio ser de modo que pueda ser útil al servicio de su pareja, no viviendo para satisfacerse a si mismo, sino que en amor procurar siempre satisfacerse juntos.

Suena algo idealista pedir que lo sacrifiquemos todo, sobre todo cuando tenemos dificultades, cuando los problemas surgen por las mismas cuestiones de siempre, pero el amor es así, todo lo cree y todo lo espera.

No puedo más que animarte a continuar, a seguir adelante en este caminar junto a tu pareja, aprendiendo que cada día que sacrificas algo, el amor crece para con tu cónyuge, ¿Qué has sacrificado por él o ella?

Es tiempo de abandonar todo egoísmo, fuente de conflictos, pues siempre queremos tener la razón, que se nos preste atención, que se nos brinde lo mejor, pero ¿es eso lo que nosotros estamos sembrando en nuestro cónyuge?


Oremos, Señor ayúdanos a ser dóciles y mansos para tratar con nuestro cónyuge, como tú lo hiciste, siendo capaces de darlo todo, como Cristo lo dio todo por su amada esposa, la iglesia, que su ejemplo arda en nuestros corazones para mantener el fuego del hogar encendido y la llama del amor no se apague, en la discordia y la monotonía, amen.

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