LOS PREJUICIOS
Luc
6:37 No juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados;
perdonad, y seréis perdonados.
INTRODUCCIÓN
El hombre es prejuicioso debido a
su condicionamiento social, si su color de piel es de un tono la sociedad le
condiciona para que se burle y critique a los que tienen otro color de piel, si
vive en un estrato social se burlara y criticara a los que no viven en su mismo
estrato, sin importar si este es bajo, medio o alto, lo mismo pasa si se es
gordo, flaco, mujer, hombre, para todo la sociedad ha forjado en nosotros
prejuicios con los que tendemos a ver a nuestro prójimo, impidiéndonos ver la
realidad.
Cuántas veces hemos visto a
alguien y sin conocerlo algunos dicen: “uy me cae mal”, no conocemos realmente
a las personas e inmediatamente nuestro condicionamiento nos provee un
prejuicio para juzgar a los demás.
Así vivimos toda nuestra vida tratando
de dar sentido a algo que no lo tiene, llenos de prejuicios que nos impiden
amar y servir a nuestro prójimo, este condicionamiento divide naciones, razas,
religiones, y género. Y aunque nos parezca raro, esto también afecta a la
pareja, pues, aunque nos conozcamos por algún tiempo con nuestro cónyuge
siempre parecemos estar llenos de prejuicios contra él o ella.
DESARROLLO
Miremos algunos de los prejuicios
que se han forjado por generaciones en el matrimonio, “casarse es echarse la
soga al cuello”, “todos los hombres son iguales”, “a las mujeres no las
entiende nadie”, “nunca”, “siempre”, estos son solo algunos de ellos, con los
que muchas parejas batallan día a día.
Tendemos a juzgar a nuestro cónyuge
sin mediar palabra, sin escuchar argumentos, pues lo que para nosotros parece
ser, termina siendo lo que creemos y formamos una tormenta en un vaso de agua.
Cuantas veces nuestro cónyuge nos repite las frases célebres con las que ha
sido condicionado para defenderse, para herirnos, o para generar conflicto. Son
incontables las ocasiones en las que he tratado con parejas en las que veo que
gran parte de sus problemas radica en el condicionamiento de sus pensamientos
hacia su cónyuge.
Necesitamos ser desacondicionados
de esta mentira global que se ha sembrado en el matrimonio, no podemos ir al
matrimonio llenos de prejuicios, sobre lo que es correcto y lo que no lo es, si
nos casamos es para cumplir en nuestro hogar con el diseño bíblico y sometidos
a Dios amarnos en comprensión, servicio y entrega. No podemos seguir tratando a
nuestro cónyuge si somos varones con el condicionamiento machista de la
sociedad que se ha impuesto, debemos ser serviciales y entregar la vida por
nuestra pareja, y para el cónyuge mujer, tampoco puede seguir tratando a su
pareja bajo los prejuicios feministas de este mundo, porque si no llegaran a un
momento en el que no se soportaran el uno al otro y la paz en el hogar se
extinguirá. La burla, la crítica y los prejuicios son algo delicado en el hogar
que deben ser tratados con justicia, bondad, sin prejuicios y llenos de la
gracia y bondad de nuestro Dios.
CONCLUSIÓN
Si seguimos dándonos tan duro
dentro del matrimonio no iremos a ningún lado, necesitamos dejar de juzgarnos
tan duramente y aprender a vernos como Dios nos ve.
Si nos vemos tal cual Dios nos ve
con la misericordia con la que ha visto nuestro pecado, con el perdón con el
que perdono nuestros pecados, entonces, amarnos no será tan difícil,
soportaremos todo con paciencia y comunicaremos a nuestro cónyuge lo bueno y lo
que no lo es con amor, para que podamos mejorar y cambiar.
Ojalá pudiéramos abandonar todo
prejuicio, pero no es fácil, llevamos viviendo así mucho tiempo, solo Dios y su
bendita palabra puede cambiar nuestra forma de pensar para que podamos dejar de
juzgar tan duro a nuestro cónyuge y abandonar todo prejuicio para que la paz y
la armonía reinen en nuestro hogar.
Oremos, Señor ayúdanos a
abandonar todo prejuicio del mundo y enséñanos a conformar el amor en el hogar
a tu palabra y ejemplo, que podamos ver a nuestro cónyuge con misericordia como
tú nos has visto y que podamos servir al propósito de ayudarle y madurar en la
fe, amen.
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