Para
tener Fortaleza, hay que practicarla todos los días, aplica para ello esfuerzo,
lucha y trabajo.
Niégate
a lo fácil (generalmente en las tentaciones es fácil caer).
Exígete
perfección. No te dejes vencer por el desánimo.
Esfuérzate
en comprender el valor positivo de los sufrimientos.
Cuida
las pequeñas cosas, los detalles.
Afronta
con serenidad los acontecimientos.
Acepta
con paz y alegría las contrariedades de la jornada.
Siente
la responsabilidad de ser eslabón de una misma cadena.
No
dejes que te domine la pereza. Responde noblemente a tus propias acciones.
SOBRE
TODO, SÉ VALIENTE PARA DEFENDER TU FE.
Fil 1:17 pero los otros por amor, sabiendo que estoy puesto para la defensa del
evangelio.
Hemos sido llamados por Dios para emprender el
bello camino que constituye la vida espiritual en Cristo, primero le conocemos,
le descubrimos y en esa medida él va tratando con nuestro propio ser,
esforzándonos para llevarnos a la perfección en Cristo. Cada día debemos
afrontar las circunstancias que se nos presentan con fe, esperanza y amor. Fe
porque confiamos plenamente en Dios, esperanza porque no tenemos puesta
nuestras esperanzas en lo pasajero, sino en lo eterno, y el amor que nos
defiende del egoísmo y las heridas que constantemente recibimos. Defendamos
todo aquello que es bueno, que es digno de alabar, que es loable, bello, amable
porque allí esta Dios obrando en el hombre. Seamos fuertes y firmes para
defender el evangelio que se nos ha confiado, defendiéndolo con valentía en un
mundo que cada día cree menos en él y en donde muchas iglesias ya lo tienen
como algo olvidado. Defendamos nuestra fe con respeto por el prójimo,
abandonando toda contienda que no lleva a la edificación y prestando atención
primero a nuestra propia vida para vivir conforme al evangelio y no a los
principios y preceptos del mundo.
GUÍA DE ESTUDIO
¿Cómo defiendes el evangelio?
¿Has sido confrontado por tu fe?
¿Cómo has respondido ante alguna ofensa por tu
fe?
¿Defiendes el evangelio con tu ejemplo de
vida?
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