lunes, 29 de mayo de 2017

TIEMPO DE REFLEXIÓN


"Te veo preocupado. ¿Tienes algún problema...?", pregunté a/un compañero de trabajo hace varios años.
La respuesta que me dio fue tan sorprendente como interesante. "Es cierto, -me contestó-. Hay algo que me está mortificando. Resulta que ayer me gradué de abogado...". "Hombre, te felicito ­le dije-. Lo que no comprendo es como eso te tiene apesadum­brado". -"Mira -me respondió a modo de explicación-. Si alguien me preguntaba ayer algo en materia de Derecho, yo podía contes­tarle: Déjame consultar eso con un profesor mío. En cambio hoy ya soy un profesional, no un estudiante. Hoy tengo que saber la respuesta. Y tengo miedo...".
Aquella extraña respuesta me hizo reflexionar. Pensé en las dece­nas de veces que habría tenido miedo mi amigo al ir a examinarse de alguna materia. Y ahora que no tenía que examinarse más, también tenía miedo.
¿Será que siempre tendremos algo a qué temer? La muchacha que se está casando... El hombre que va a solicitar un empleo... La joven que va a dar a luz... La persona que entra en el consulto­rio de un dentista... El que aborda un jumbo jet... La madre que tiene un hijo enfermo... El padre que no está seguro de ganar su­ficiente... Miedo de vivir hoy, en estas circunstancias... y miedo de morir mañana, en cualquier circunstancia. En ocasiones, miedo de que nos vean. En otras, de que no nos vean. Miedo a decir No. y miedo a decir Sí.
En el evangelio de Mt 24,37-44, el Señor habla de ese enemigo tan común y tan presente como es el miedo. En una de sus frases (según aparece en la versión de san Lucas) nos dice que habrá momentos en que "los hombres se quedarán sin aliento por el miedo, pensando en lo que se le viene encima al mundo...". Sin embargo, el evangelio también dice que en medio de su miedo, el hombre "lo verá venir a Él con gran poder y majestad". Y dice lo que tenemos que hacer, con miedo y todo: "Pónganse derechos y alcen la cabeza, que se acerca su liberación" (Lc 21,28).
El profesor Antonio Cuello, admirable dominicano contemporáneo, tiene una frase feliz que dice: "El mayor enemigo del hombre es el miedo. Pero hay algo a lo que el miedo teme: La confianza en Dios". El concepto "no tengas miedo" aparece 365 veces en la Biblia. ¡Una por cada día del año!
Cuando el Señor se hace presente... y cuando el hombre se pone derecho y alza su cabeza... el miedo desaparece.
Amigo: ¿Cuál era su miedo hace dos minutos? Dios no quiere que usted tenga miedo, quiere que usted tenga fe.


Hechos 18:9  Una noche el Señor le dijo a Pablo en una visión:  "No tengas miedo;  sigue hablando y no te calles

La confrontación con el miedo es algo que el hombre no puede eludir, siempre en cualquier aspecto de su vida, su trabajo, su familia, sus hijos, su pareja, su economía, su salud, la vida, son áreas en donde podemos experimentar temor. Podemos creer que el temor es algo malo, pero no siempre lo es, por eso quiero darte una nueva perspectiva, el temor está allí para ayudarte, para hacerte crecer, madurar e ir tras aquello que tienes miedo de hacer, porque detrás de tu miedo puede esconderse la más grande bendición. No temas es algo recurrente en las escrituras, pues Dios no quiere que el miedo te gane la batalla o que siempre desconfianza en tu corazón. Entre más miedos enfrentes mayor será tu confianza, por eso el miedo es necesario, para que podamos ir mas allá, para que no nos quedemos quietos, nos movamos, le sigamos y hagamos su voluntad. Si el miedo no nos moviera nos quedaríamos siempre quietos sin hacer nada, pero cuando el miedo aparece, la inquietud, la intranquilidad hace que nos movamos a buscarle y a obrar. Dios le dijo a Pablo que no temiera a los hombres que le encarcelaban y querían hacerle daño, que predicara y que no se callara, porque era su voluntad el que el evangelio fuese predicado de tal forma.

GUÍA DE ESTUDIO

¿A que le tienes miedo?
¿Qué miedo tienes que enfrentar?
¿Qué crees que se esconde detrás del miedo que sientes?

¿Para qué crees que te sirve el miedo?

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Gracias por compartir con nosotros. Bendiciones