viernes, 17 de marzo de 2017

MATRIMONIOS - LA ECONOMÍA EN PAREJA


LA ECONOMÍA EN PAREJA

1Ti 5:8 porque si alguno no provee para los suyos, y mayormente para los de su casa, ha negado la fe, y es peor que un incrédulo.

INTRODUCCIÓN

El manejo de la economía en el hogar es fuente de constantes problemas e inconvenientes en el hogar, nuestra era se jacta de ser megaproductiva y de poner en igualdad de condiciones a los cónyuges para proveer para el hogar. Con ello los roles del hogar se han cambiado y los problemas han surgido, esto no siempre es malo, pero si no se toma en cuenta puede crear frecuentes conflictos.

Cada vez son más los hogares que se separan por problemas económicos, y también son más frecuentes en el hogar los problemas por el manejo que se le da al dinero. Nuestra era ha generado más problemas de los que ha resuelto, por ello debemos atender a la necesidad de forjar una economía sólida en el hogar para que la bendición de Dios fluya y la economía no se convierta en una piedra de tropiezo para los hogares.

DESARROLLO

Todos nos preocupamos por generar el sustento para nuestros hogares, esa es nuestra primera preocupación, o debería serlo, pero muchos cónyuges sea el varón o la mujer se hallan en medio de un conflicto de intereses. Cada hogar es diferente, algunos manejan muy bien su economía por ello no quiero generalizar, pero esto va para aquellos hogares cuya economía es un conflicto.

La prioridad en el hogar es cumplir con lo necesario para su sustento, y esto había sido dispuesto como una tarea que el hombre debía cumplir desde la antigüedad, pero con el paso del tiempo la mujer ha venido ganando terreno y ahora también genera ingresos y en ocasiones mejores que los de su pareja, esto ha terminado por generar algunos cambios en los roles del hogar, esto no es malo, siempre y cuando no altere el rol que cada padre desempeña en el hogar. En el hogar no debe importar quién gana más o quien gana menos, lo importante es que los roles de la paternidad y la maternidad se cumplan en conformidad con el plan divino, el padre está llamado a ser el cuidador, sustentador, protector, consejo, ayudador, corrector, servidor y la mujer a cuidar de los hijos, del esposo, ser servidora y quien provee cariño, educación y amor. Mientras estos roles no se cambien por razón del trabajo, el conflicto difícilmente encontrara cabida, pero si los roles no se cumplen, el conflicto será algo cotidiano. Si alguno de los dos cónyuges es el que provee sustento para el hogar debe cuidar el privilegio que Dios le da de servir a su hogar siendo la fuente de ingresos, no debe vanagloriarse, ni sacar en cara lo que hace por su hogar a su pareja, ni debe dejar de estar sujeto a su pareja.

Son pocos los hogares que hablan de su economía, los que reconocen cuánto ganan, y lo que cada uno según sus ingresos debería aportar para la equidad del hogar, pero el egoísmo y la terquedad salen a flote de nuestra naturaleza carnal para complicarlo todo y destruir el matrimonio.
Somos seres egoístas y nos cuesta mucho compartir, primero somos nosotros, segundo nosotros y luego si queda algo también para nosotros. Cuando tratamos con la economía, el egoísmo, la vanidad, el orgullo y la intolerancia salen a flote mejor que con cualquier otro tema. La economía no es una cuestión de orgullo, sino de equidad para que el hogar funcione bien.

No les voy a decir que tienen que hacer, eso debe surgir de ustedes, pero debemos ser lo más correctos, sinceros y compasivos con nuestro cónyuge a la hora de forjar la economía del hogar. Yo siempre recomiendo que se digan la verdad, en cuanto a cuánto ganan, no hacerlo es un atentado a la confianza, pueden dividirse los gastos de forma equitativa según sus gastos y necesidades, siempre dejen algo al ahorro, gastarlo todo no es inteligente. Compren lo que necesitan, no todo lo que se les venga en gana. Si se compra algo para uno mismo, piense también en las necesidades de su cónyuge. Algunos cónyuges pueden cubrir con su salario los gastos del hogar por completo, entonces debería tomar el privilegio de servir a su pareja, aunque esta recomendación siempre la hago a los hombres, pues Dios nos llamó para proveer a nuestra familia y no hacerlo puede generar algún grado de frustración, pero si por alguna razón es la mujer a quien Dios ha dado el privilegio, entonces sirva a su pareja y su hogar proveyendo lo necesario para cada uno de sus integrantes. Si alguno es mejor administrador de las finanzas ejerza su don en el hogar y administre con rectitud el dinero.

CONCLUSIÓN

La economía es cambiante, en unos años vendrán tiempos de vacas gordas, pero en otros vendrán tiempos de vacas flacas, por eso debemos cuidar del hogar sin malgastar en cosas sin oficio, proveyendo lo necesario para nuestros hogares sin tacañerías, ni egoísmo, pues al hacerlo nos convertimos en testimonio de la verdad para nuestra pareja y para con los hijos, sin contar que la sociedad que todo lo vigila también se verá afectada por ello.
Seamos proveedores de bienestar para nuestro hogar y para nuestra congregación de modo que podamos glorificar a Dios con nuestras acciones.

Bendito Dios que nos da conforme a su voluntad, tomemos los tiempos de escases como enseñanza y los tiempos de abundancia como una prueba para no alejarnos de Dios, ni dejar de cumplir con su mandato de proveer para el hogar, cuidando de las necesidades del cónyuge y bendiciéndole siempre.


Oremos, Señor bendice nuestro hogar con el pan de cada día, danos la provisión para nuestros hogares y que podamos servir a nuestro hogar teniendo el privilegio de proveer lo que este necesita, sin envidias, contiendas, ni codicia, amen.

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