PREDICA DOMINICAL
Por: Camilo Sastoque
Ministerio Unidad de la fe
¿QUÉ ESCRIBIÓ JESÚS?
Jn
8:7 Y como ellos lo acosaban a
preguntas, Jesús se incorporó y les dijo: --Aquel de ustedes que esté libre de
pecado, que tire la primera piedra.
Jn
8:8 E inclinándose de nuevo hacia el suelo, siguió escribiendo en tierra.
Jn
8:9 Pero ellos, al oír esto, acusados por su conciencia, salían uno a uno,
comenzando desde los más viejos hasta los postreros; y quedó solo Jesús, y la
mujer que estaba en medio.
Jn 8:10 Enderezándose Jesús, y no viendo a nadie sino a la mujer, le
dijo: Mujer, ¿dónde están los que te acusaban? ¿Ninguno te condenó?
Jn 8:11 Ella dijo: Ninguno, Señor. Entonces Jesús le dijo: Ni yo te
condeno; vete, y no peques más.
INTRODUCCIÓN
Siempre me pregunte qué fue lo
que Cristo escribió sobre la tierra en aquella hermosa historia, he escuchado
muchas teorías acerca de lo que escribió, algunas dicen que escribió los
pecados de los hombres que iban a apedrear a la mujer, otros que sus nombres,
otros aseguran que fue la palabra gracia, todas muy interesantes por cierto.
Pero nunca me había atrevido a
preguntárselo, ¿qué escribiste Señor allí?, bueno y de eso se trata de que
busquemos toda respuesta en él. Si no, no tendría sentido buscarle, amarle
reconocerle como el Señor de nuestras vidas. No espero crear otra teoría, sino
un momento de reflexión para conducirte a una enseñanza que toco mi corazón y
espero toque el tuyo también.
DESARROLLO
Voy a describirte aquello que las
mismas escrituras creo revelan de Jesús y lo que escribió. Si mal no recuerdo
solo hubo dos ocasiones en las cuales la mano de Dios escribió algo. La primea
fue su ley sobre las tablas de piedra en donde escribió la ley y se la dio a
Moisés, veamos:
Exo
24:12 Entonces Jehová dijo a Moisés: Sube a mí al monte, y espera allá, y te
daré tablas de piedra, y la ley, y mandamientos que he escrito para enseñarles.
La
siguiente aparición de una mano divina que escribe algo es en Daniel, miremos:
Dan
5:5 En ese momento, en la sala del palacio apareció una mano que, a la luz de
las lámparas, escribía con el dedo sobre la parte blanca de la pared. Mientras
el rey observaba la mano que escribía
En los dos casos en particular
Dios revela algo secreto al hombre, en el primer caso su ley y en el segundo lo
que habría de suceder al rey Belsasar y a su reino. Cuando el Señor escribe
algo el corazón del hombre tiembla, pues su voluntad se descubre. Veamos Rom 2:15 “mostrando la obra de la ley escrita en
sus corazones”, creo que mientras Jesús escribía la ley, esta (la ley) era
revelada al corazón de aquellos hombres que al ser confrontados con su pecado,
no fueron capaces de arrojar la primera piedra. Parece algo sencillo, pero
continuemos discerniendo lo que las escrituras muestran.
Cuando
Dios escribe algo, su voluntad para la humanidad se revela, sus palabras y
escritos siguen retumbando en la mente y los corazones de miles de creyentes
que se ven confrontados con su pecado y su necesidad de redención y perdón.
Su
mano sigue escribiendo para que no nos conformemos a la religiosidad, sino que busquemos
su reino y justicia. Solo quien recibe la gracia puede volverse de su pecado
como aquella mujer en ese momento histórico para la humanidad, todos nosotros
debemos vernos reflejados en aquella mujer que debía ser apedreada por la ley,
pero el amor supero toda expectativa y se revelo en perdón y transformación
para un alma pecadora. Dios sigue diciéndonos al vernos confrontados por
nuestro pecado “yo no te condeno”, pero también sigue diciendo “vete y no
peques más”. Solo quien conoce la gracia puede abandonar toda carnalidad, todo
apego por lo material y puede negarse a sí mismo en pos de un amor que le
supera y al que no puede abandonar por el gesto sincero y precioso de su
salvación.
CONCLUSIÓN
Todo
pecador alguna vez ha sido confrontado con su pecado para que pueda reconocer
que no debe ser el primero en arrojar la piedra, pues acaso no ves la viga en
tu ojo. Quien reconoce su pecado alcanza la gracia para abandonar toda obra de
maldad y conformar su corazón a la verdad. Si la verdad no cala profundamente
en el corazón corrompido del hombre, su conciencia no producirá fruto de
justicia.
Necesitamos
más creyentes llenos de misericordia que vean con los ojos de Jesús a las almas
de aquellos hombres y mujeres que pueden ser alcanzados por la gracia y cuya
necesidad solo puede ser saciada en Cristo.
Oremos,
Señor reconocemos que como aquella mujer nos has visto con misericordia, al
escribir la ley en nuestros corazones ahora podemos saber cuándo nos
equivocamos, perdona nuestras faltas y condúcenos al arrepentimiento para que
podamos vivir una vida conforme a tus preceptos, amen.
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