viernes, 24 de marzo de 2017

MATRIMONIOS - NO TE HAGAS EXPECTATIVAS


NO TE HAGAS EXPECTATIVAS

1Co 13:4 El amor es sufrido, es benigno; el amor no tiene envidia, el amor no es jactancioso,  no se envanece

INTRODUCCIÓN

Cuando estamos por casarnos nos hacemos ilusiones o expectativas sobre como será nuestro hogar, los hijos, lo que haremos y como viviremos. Son muchas las expectativas que rondan el corazón del hombre ante tal decisión.

Nunca nos hacemos expectativas realistas, mucho menos cuando estamos enamorados, y la emoción reina las decisiones y todo lo que hacemos, y allí cometemos un grave error. Idealizamos a la pareja que tenemos en un grado de perfección difícil de sostener en el tiempo y cuando las cosas no salen como esperábamos, el matrimonio sufre y muchos se separan.

Muchos son los casan esperando que todo sea solo, amor, paz y bendición, pero cuando se enfrentan a la realidad y tienen que soportar cosas que no conocían o que no se esperaban vivir, entonces sufren y hacen sufrir a su pareja por el enojo, la frustración y el dolor.

DESARROLLO

Hacernos expectativas no es malo, pero cuando estas guían aquello que esperamos de nuestras parejas podemos llevarnos una gran sorpresa. Debemos esperar lo mejor de quienes amamos, pero cuando esto no se da, no tenemos porque sentirnos frustrados.

Recordemos que si nos casamos no es para que nuestra pareja nos haga feliz, sino para que nosotros ns propongamos hacer feliz a nuestro cónyuge, esto no implica cumplir sus expectativas. Conozco parejas que esperan que sus parejas sean perfectas a un grado que es difícil de cumplir para cualquier ser humano. Somos seres diferentes, con crianzas, pasados y familias diferentes de donde aprendimos lo que era un matrimonio, algunas no fueron buenas experiencias otras tuvieron mejores, por eso debemos evitar las expectativas que puedan hacernos sentir mal.

Si alguien no cumple nuestras expectativas no es porque sea malo, o porque te equivocaste de pareja, solo se trata de un proceso de crecimiento y de aprender a amar como Dios ama, sin prejuicios, sin expectativas. El ama quienes somos, no por lo que podemos darle, sino por quienes somos. Recordemos que el amor como Pablo lo describe es sufrido, paciente, benigno, no es envidioso, ni jactancioso, ni se envanece. Todo esto solo es posible cuando las expectativas menguan y somos realistas, reconociendo que nuestro cónyuge no es perfecto, que tiene sus defectos y que con ellos también los aceptamos como Dios lo hace con nosotros.

CONCLUSIÓN

No existen los esposos o esposas perfectos, no hay cuentos de hadas, somos seres imperfectos en proceso de perfeccionamiento, eso si nunca debemos de desaprovechar el tiempo para mejor y ser un mejor esposo o esposa. Si mejoramos constantemente y no dejamos de permitir que Dios nos perfeccione mediante su disciplina, entonces podremos ser mejores, esposos (esposas), amigos (amigas), confidentes, y amantes.

Seamos realistas, todos cometemos errores y no por ello Dios nos aparta de su gracia y misericordia, entonces porque tratar a nuestra pareja sin misericordia y echarle en cara sus errores. Permitámonos comprender, amar y respetar a nuestra pareja tal como Dios lo haría, sin prejuicios, sin críticas, siendo bondadoso ante sus errores y amándole como Dios le ama.


Preparémonos para ayudar a nuestra pareja ante sus problemas y dificultades, apoyémonos en nuestra debilidad y forjemos relaciones en donde la expectativa sea centrada en Cristo y no los deseos egoístas que tenemos.

Oremos, Señor permítenos vivir libres de expectativas que nuestras parejas deban cumplir, porque sabemos que nuestra felicidad proviene de ti, y no de lo que nuestra pareja haga, ayúdanos a vivir conformes y agradecidos con el privilegio de compartir, amar y aprender en pareja, amen.

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