domingo, 21 de julio de 2013
PREDICA DOMINICAL - CRECIENDO ESPIRITUALMENTE
PASAJE:
Mateo 7:8 Porque todo el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abre.
INTRODUCCIÓN
La vida del creyente no es una vida que permanezca igual, siempre hay que avanzar, hay que crecer, madurar y ser edificado, y eso es exactamente lo que este versículo nos revela, como nuestra condición avanza en medio de cada circunstancia que vivimos, y como experimentamos el pedir, el buscar y el llamar en nuestras oraciones y vida espiritual. Crecer es algo natural, por eso el bebe, no dura sino un tiempo determina en esa condición, no puede permanecer allí o su vida desaparecería, de igual manera Dios ha dispuesto cada cosa en nuestras vidas para llevarnos de un nivel de crecimiento a otro. Ese versículo en particular no enseña que toda oración empieza con el pedir, luego te lleva a buscar y posteriormente a llamar, yo lo comparo con las etapas que sufrimos los seres humanos en nuestro crecimiento y desarrollo natural, así es también en el espiritual.
DESARROLLO
Todo aquel que pide, primero debe entender y comprender a quien pide, porque pide y que pide, para que pueda recibir, así mismo inicia un bebe su desarrollo, empieza pidiendo, no sabe en realidad lo que pide, pero pide, porque siente una necesidad, un deseo que necesita ser suplido, así mismo crece y recibe lo que pide, este estado es primordial, porque general un vínculo inquebrantable entre el hijo y los padres, porque empieza a comprender que puede confiar en ellos, de igual manera este vínculo nos permite como creyentes aprender a confiaren nuestro Padre celestial, en su cuidado y sostén para nuestras vidas; allí también comprendemos a quien pedimos, porque pedimos, y que pedir, cuando pedimos y no recibimos entendemos que lo que se nos da es lo mejor y no se nos da lo que nuestros caprichos quieren obtener, lo cual nos lleva al siguiente nivel de desarrollo, no podemos quedarnos allí porque entonces nos volveríamos inútiles y sin fruto. Luego viene el buscar, en el buscar ya hay implícita una acción, ya no te quedas quieto y pides, tal cual un joven no se queda solo con las ganas de lo que quiere, sino que busca obtenerlo, allí aprendemos a desconfiar de nosotros mismos, porque nos damos cuenta que no siempre obtenemos lo que queremos y que por más que nos gastemos, en este nivel tenemos que enfrentarnos con nosotros mismos, ya conocemos a quien pedimos, ya hemos generado un vínculo de confianza, ahora queremos fortalecerlo poniendo de nuestra parte, la búsqueda, el movimiento, muchas veces encontraremos lo que buscamos, en otras no será el tiempo adecuado para encontrarlo y esa frustración, nos permite crecer, entender que podemos intentarlo en nuestras fuerzas, pero que al final siempre depende del Padre lo que encontramos, la relación se va fortaleciendo y la confianza también lo cual nos enfrenta con el siguiente nivel, tampoco podemos quedarnos aquí porque entonces cada inquietud podría convertirse en una duda y una duda genera incredulidad y desconfianza lo cual destruiría la relación que Dios ha permitido. Nos enfrentamos a la tercera etapa en nuestro desarrollo, cuando llamamos, el que llama, conoce al que ha de llamar, y este igualmente le conoce, ya hay un vínculo, una relación más estable, porque nadie llamaría a la puerta de alguien que no conoce para importunarle, más bien llamamos a quien conocemos, y a quien conocemos bien, no a cualquiera, porque podemos conocer a alguien pero puede que este no nos abra cuando lo llamemos porque no somos importantes para, el, pero para Dios somos importantes, somos sus hijos, allí, la relación se establece se afirma, se solidifica, se establecen las reglas, se vive bajo esos parámetros para mantener las puertas disponibles, se llena de gozo nuestro corazón cuando nos responden y nos responden con disciplina y amor, para permitir que nuestro ser alcance la madurez y pueda glorificar su nombre.
CONCLUSIÓN
En qué etapa estas, no está mal pedir, o si creces no tienes por qué dejar de hacerlo, eso no es madurez, madurez es crecer en confianza, sabiendo que todo tu ser, tu vida están bajo el control de Dios, que lo que vives lo vives para dar gloria a su nombre, que no importan las circunstancias, siempre puedes pedir, buscar y llamar que siempre habrá una respuesta, unas veces, será no, por tu bien, y otras, será si, que esperas para fortalecer tu relación con Dios, permite que cada aspecto de tu desarrollo sea guiado por Dios que su gracia abunden en tu vida para transformarte a imagen de Jesucristo y seas luz en medio de la oscuridad que cubre esta tierra.
Oremos, para que podamos discernir en qué etapa estamos, y a que etapa nos quieres llevar, para seguir avanzando y no estancarnos en nuestro desarrollo, para permitir que tu disciplina y amor nos fortalezcan y permitan que tu vida habite en nosotros, tus hijos en Cristo, amen.
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