EL MENSAJE DE JESÚS
Desde
entonces comenzó Jesús a predicar, y a decir: Arrepentíos, porque el reino de
los cielos se ha acercado.
Mt. 4:4, 17 RVR1960
Mt. 4:4, 17 RVR1960
INTRODUCCIÓN
Un mensajero tiene como prioridad comunicar el
mensaje que le ha sido confiado, esa es su labor, si entrega otro mensaje
entonces su labor no tiene sentido, si no podemos confiar en el mensajero
entonces de nada sirve confiarle un mensaje porque hará lo que mejor le parezca
y el mensaje que queremos comunicar puede que nunca llegue a su destino, eso es
lo que está pasando con la iglesia de Cristo.
Existen muchos que se autoproclaman mensajeros de
Dios, pero que o no tienen el mensaje, o no lo conocen o lo conforman a su
propio deseo y voluntad, entonces así no funciona, por eso vemos congregaciones
que buscan a un Dios diferente al de las escrituras, creyentes que abandonan la
iglesia cuando pasan por tribulación, se han formado creyentes infantiles que
solo buscan la bendición y la prosperidad y dejan de lado la obediencia y el
servicio. Creyentes que solo esperan recibir y que poco o nada dan.
DESARROLLO
Por eso debemos volver al mensaje original, porque
si somos heraldos del evangelio, entonces nuestro más precioso tesoro es el
mensaje que se nos ha confiado, pero para poder darlo debemos vivirlo,
experimentarlo, gozárnoslo, amarlo y protegerlo tal cual lo hicieron todos los
que vivieron antes de nosotros y que dieron su vida por ello.
Jesús predico sobre arrepentimiento y el reino de
Dios, fueron sus dos únicos temas de predicación principales, entonces porque
la iglesia está predicando algo diferente, o haciendo énfasis en cosas
diferentes?, ¿no será que el mensajero ahora se cree con la potestad de cambiar
el mensaje, de acomodarlo y de darlo como se le venga en gana?, creo con tristeza
que sí. El mensajero nunca fue llamado para cambiar el mensaje, su único
trabajo es entregarlo, lo que el mensaje haga en el corazón del que lo recibe
depende de Dios, no de nosotros, pero hemos cambiado el énfasis, creemos que un
evangelio diluido es la mejor forma de llamar a la humanidad, pero nos
equivocamos, con ello hemos logrado llenar estadios, recintos donde caben miles
y cientos de miles, pero que pasa con estos miles y cientos de miles que no se
parecen a los creyentes de antaño. Con unos pocos Jesús logro transformar el
mundo, donde están los mensajeros que comunican el mensaje de arrepentimiento y
del reino, donde están los que son transformados y abandonan el pecado, donde
están los pueblos siendo transformados por las congregaciones que viven en
ellos. No, eso no pasa y porque, porque tenemos creyentes falsos, falsas
conversiones, o creyentes débiles que solo piden leche espiritual pero que si
llegan a pasar algo de alimento solido se atragantan.
Nos hemos vuelto expertos en llenar estadios,
congregaciones multitudinarias, pero inexpertos en comunicar el mensaje
encomendado, tenemos miles de creyentes que no son capaces de levantar al
caído, que no son capaces de servir, que deberían haber vuelto de cabeza su
familia y comunidades, pero no sucede nada. Seguimos escuchando predicadores
que solo les hablan lo que quieren oír, lo que es más popular, lo que vende
más, pero pocos que se concentran en el mensaje y el Señor del mensaje.
CONCLUSIÓN
Mensajeros, el mensaje está claro, sigue siendo el
mismo, no ha cambiado, llamen en las casas y en las calles a los que han de ser
alcanzados por el mensaje de Jesucristo, donde están los que consagran su vida
a la entrega de este mensaje, donde están los valientes que llaman a sus
pueblos y naciones al arrepentimiento.
Porque creer que por medio de otro mensaje
llamaremos a más personas, o desconfiamos del mensaje, entonces no merecemos
ser dignos mensajeros del mensaje que se nos ha confiado, un mensajero que no
confía en el mensaje es un mensajero inútil, que no dará fruto, por eso cambia
tu forma de predicar, cambia tu mensaje y vuélvete al mensaje original, a
predicar el arrepentimiento y el reino de Dios para que conforme a su voluntad
el hombre puede ser llamado genuinamente a vivir conforme a la voluntad divina
y no conforme a sus propios deseos.
Oremos, Señor queremos ser mensajeros fidedignos y
confiables que transmitan el mensaje correcto sin agregar ni quitar algo,
queremos ser fieles al llamado que nos has encomendado y que como mensajeros reconozcamos
el mensaje que tú nos has confiado y podamos transmitirlo sin pena, ni
vergüenza, que podamos predicar tu verdad conforme a la necesidad del hombre y
que se vuelvan a ti en espíritu y verdad, amen.
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