Una
mujer salió de su casa y vio a tres ancianos sentados en la calle. Y pensó:
"Deben estar hambrientos", Entonces les dijo: "Por favor, entren
a mi casa y les daré algo de comer",
Ellos
preguntaron: "¿Está el hombre de la casa presente?". "No –dijo
ella- Él está en su trabajo". -"Entonces no podemos entrar".
Al
anochecer, cuando su esposo llegó a casa, le contó lo que habla ocurrido:
"Ve a decirles que ya estoy en casa e invítalos a entrar".
La
mujer salió e invitó a los tres hombres. "Nosotros no entramos a ninguna
casa juntos", contestaron. –“ ¿Por qué?", quiso saber la mujer. Uno
de los ancianos señalando a otro de ellos explicó: "Su nombre es
Abundancia –luego, señalando a otro dijo-: Y él es Éxito y yo soy Amor. Ahora
entra a tu casa y pregunta a tu esposo a cuál de nosotros quiere invitar".
La mujer le contó a su esposo lo que le habían dicho. -"Ya que
este es el caso, invitemos a Abundancia... y que llene nuestra casa con
abundancia", dijo el esposo. "¿Y por qué no invitamos a Éxito?, le
respondió su esposa. Y así cambiaron ideas hasta que su pequeña hija que estaba
escuchando Sugirió: "¿No sería mejor invitar a Amor? Nuestra casa se
llenaría de amor...". "Sigamos el consejo de nuestra hija"
-dijeron los dos"'-. Que Amor sea nuestro invitado".
La mujer salió y le preguntó a los tres ancianos: "¿Quién de ustedes
es Amor? Por favor entre, es usted nuestro invitado".
Amor se levantó y empezó a caminar hacia la casa. Los otros dos se
pararon y lo siguieron... Sorprendida, la señora le preguntó a Abundancia y a
Éxito: "¿No es que los tres juntos no podían entrar? Si sólo he invitado
a Amor... ¿Por qué vienen ustedes también?". Los ancianos entonces
hablaron: "Si hubieras invitado a Abundancia o Éxito, nosotros dos nos
hubiéramos quedado afuera, pero como invitaste a Amor, a dondequiera que él
vaya vamos nosotros con él. Porque sólo donde hay verdadero Amor puede llegar
la Abundancia y el Éxito".
Eclesiastés 5:19 Asimismo, a todo hombre a
quien Dios da riquezas y bienes, y le da también facultad para que coma de
ellas, y tome su parte, y goce de su trabajo, esto es don de Dios.
Podemos tener abundancia de cosas materiales y
terminar por darnos cuenta que no tenemos cosas que valgan la pena. Podemos
también tener reconocimiento, fama, o dinero y darnos cuenta que nada de ello
nos llena o satisface, porque la verdadera satisfacción proviene de Dios. La
palabra nos recuerda en Eclesiastés 5:19 que el disfrutar de todo es don de
Dios. Pero el mundo insiste y ahora una gran parte de la iglesia solo procura bendición
material, sin darse cuenta que ella puede venir con pereza, autocomplacencia,
sufrimiento, afanes y descuido de la vida espiritual. De modo, que debemos
procurar que el equilibro provenga del amor que tenemos a Dios. Si nuestra relación
con Dios primero procura amarle por sobre todas las cosas, con toda nuestra
mente, alma y corazón, entonces el resto de cosas pasaran a tomar el orden
correcto. De allí que la escritura nos exhorte a buscar primeramente el reino
de Dios y su justicia, y el resto de las cosas nos serán añadidas (Mat 6:33).
GUIA DE ESTUDIO
¿Estás buscando primeramente el reino de Dios
y su justicia?
¿El amor es primero en tu vida?
¿A quién estas invitando con mas frecuencia a
tu hogar?
¿Disfrutas de todo lo que tienes?
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