lunes, 5 de febrero de 2018

TIEMPO DE REFLEXIÓN


Una mujer salió de su casa y vio a tres ancianos sentados en la calle. Y pensó: "Deben estar hambrientos", Entonces les dijo: "Por favor, entren a mi casa y les daré algo de comer",
Ellos preguntaron: "¿Está el hombre de la casa presente?". "No –dijo ella- Él está en su trabajo". -"Entonces no podemos entrar".
Al anochecer, cuando su esposo llegó a casa, le contó lo que ha­bla ocurrido: "Ve a decirles que ya estoy en casa e invítalos a entrar".
La mujer salió e invitó a los tres hombres. "Nosotros no entramos a ninguna casa juntos", contestaron. –“ ¿Por qué?", quiso saber la mujer. Uno de los ancianos señalando a otro de ellos explicó: "Su nombre es Abundancia –luego, señalando a otro dijo-: Y él es Éxito y yo soy Amor. Ahora entra a tu casa y pregunta a tu esposo a cuál de nosotros quiere invitar".
La mujer le contó a su esposo lo que le habían dicho. -"Ya que este es el caso, invitemos a Abundancia... y que llene nuestra casa con abundancia", dijo el esposo. "¿Y por qué no invitamos a Éxi­to?, le respondió su esposa. Y así cambiaron ideas hasta que su pequeña hija que estaba escuchando Sugirió: "¿No sería mejor invitar a Amor? Nuestra casa se llenaría de amor...". "Sigamos el consejo de nuestra hija" -dijeron los dos"'-. Que Amor sea nuestro invitado".
La mujer salió y le preguntó a los tres ancianos: "¿Quién de uste­des es Amor? Por favor entre, es usted nuestro invitado".
Amor se levantó y empezó a caminar hacia la casa. Los otros dos se pararon y lo siguieron... Sorprendida, la señora le preguntó a Abundancia y a Éxito: "¿No es que los tres juntos no podían en­trar? Si sólo he invitado a Amor... ¿Por qué vienen ustedes tam­bién?". Los ancianos entonces hablaron: "Si hubieras invitado a Abundancia o Éxito, nosotros dos nos hubiéramos quedado afue­ra, pero como invitaste a Amor, a dondequiera que él vaya vamos nosotros con él. Porque sólo donde hay verdadero Amor puede llegar la Abundancia y el Éxito".

Eclesiastés 5:19 Asimismo, a todo hombre a quien Dios da riquezas y bienes, y le da también facultad para que coma de ellas, y tome su parte, y goce de su trabajo, esto es don de Dios.

Podemos tener abundancia de cosas materiales y terminar por darnos cuenta que no tenemos cosas que valgan la pena. Podemos también tener reconocimiento, fama, o dinero y darnos cuenta que nada de ello nos llena o satisface, porque la verdadera satisfacción proviene de Dios. La palabra nos recuerda en Eclesiastés 5:19 que el disfrutar de todo es don de Dios. Pero el mundo insiste y ahora una gran parte de la iglesia solo procura bendición material, sin darse cuenta que ella puede venir con pereza, autocomplacencia, sufrimiento, afanes y descuido de la vida espiritual. De modo, que debemos procurar que el equilibro provenga del amor que tenemos a Dios. Si nuestra relación con Dios primero procura amarle por sobre todas las cosas, con toda nuestra mente, alma y corazón, entonces el resto de cosas pasaran a tomar el orden correcto. De allí que la escritura nos exhorte a buscar primeramente el reino de Dios y su justicia, y el resto de las cosas nos serán añadidas (Mat 6:33).

GUIA DE ESTUDIO
¿Estás buscando primeramente el reino de Dios y su justicia?
¿El amor es primero en tu vida?
¿A quién estas invitando con mas frecuencia a tu hogar?

¿Disfrutas de todo lo que tienes?

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