domingo, 11 de febrero de 2018

PREDICA DOMINICAL - DERRIBANDO FORTALEZAS



DERRIBANDO FORTALEZAS

2Co 10:4 Las armas con que luchamos no son del mundo, sino que tienen el poder divino para derribar fortalezas.

INTRODUCCION

En la antigüedad las fortalezas servían para edificar una ciudad, pues eran puntos valiosos para cuidar y preservar aquello que tenía gran valor. Desde allí se defendía con todo lo que se tenía para que el enemigo no tuviera posibilidad de entrar y robar el botín que allí se guardaba.
El enemigo sigue usando estas fortalezas para edificar destrucción en la vida del creyente, las fortalezas son estructuras mentales que impiden al creyente dar fruto, crecer, madurar y fortalecerse.
Una fortaleza mantiene cautiva la vida del hombre y le impide conocer a Dios en toda su plenitud y revelación.
Muchos creyentes aun conviven con fortalezas mentales con las que batallan a diario para creer y para crecer espiritualmente.

DESARROLLO

Las fortalezas son de dos clases, emocionales y mentales, ellas hacen parte de la estrategia del enemigo la cual no debemos dejar de conocer, ni la debemos dejar de tener en cuenta a la hora de lidiar contra el adversario.
Dios nos ha dotado de armas espirituales que traen con sigo su poder el cual nos permite derribar las fortalezas que el enemigo durante todas nuestras vidas a creado en nuestras mentes.
Estas fortalezas corresponden a argumentos con los que fuimos criados, forjados y establecidos en aquello que decimos creer. Debido a esto, muchos creyentes aún permanecen bajo el influjo de las tinieblas pues en sus mentes aún persisten fortalezas que les impiden ir al crecimiento espiritual. 
Una fortaleza puede ser un gusto particular, una emoción particular, algo que nos despierta esas emociones, o pensamientos que tenemos sobre algunos temas en particular. Temas como el homosexualismo hacen parte de las fortalezas mentales en las que el enemigo ha filtrado sus artimañas, por eso vemos a muchos creyentes aun contradiciendo el claro mandato de las escrituras contra el homosexualismo, otros batallan con gustos particulares como tatuajes, música, glotonería, los que los hace permisivos y sensibles al daño espiritual que el enemigo quiera causarles. Otros persisten en fortalezas con pensamientos de desánimo, tristeza, depresión, ansiedad, afán, riquezas, placeres, emociones excitantes que no conducen a nada bueno, pues se está alimentando nuestra naturaleza carnal y se descuida la espiritual. Algunos otros persisten en fortalezas con pensamientos bíblicos sacados de contexto y revelaciones contrarias a la revelación de las escrituras. 
Como podemos notar como siguen las escrituras dice:
2Co 10:5 Destruimos argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevamos cautivo todo pensamiento para que se someta a Cristo.
La única forma de destruir toda fortaleza es a través del conocimiento de Dios y su palabra, por medio de la cual podemos exponer todo engaño de las tinieblas, y es entonces cuando podemos ejercer el dominio propio y llevar todo pensamiento a la obediencia en Cristo.
Someter el pensamiento no es fácil, pero con el tiempo y la práctica de la presencia de Dios en nuestras vidas te darás cuenta que cada vez se hace más fácil someter todo pensamiento a la obediencia a Dios.

CONCLUSION

No todos se someten, por eso vemos tanta carnalidad en las congregaciones, solo una mente completamente sometida a Cristo es verdaderamente libre.
Abandonemos todo argumento que presentemos ante las escrituras y más bien permitamos que ellas permeen nuestra forma de pensar.
Dejemos que sea Dios quien nos enseñe todo a través de su Espíritu y no traguemos entero todo lo que recibimos.
Someter nuestra mente a Dios es el único camino a una libertad completa en Cristo, para llevar una vida que de fruto abundante.
Hasta cuando vas a permanecer sostenido en argumentos contrarios a la palabra de Dios, recapacita, pide a Dios que escudriñe todo pensamiento y de seguro él se encargara de mostrarte cuales pensamientos y emociones son fieles a la verdad y cuáles no.
Oremos, Señor sometemos delante de ti todo pensamiento y emoción, llevándolos cautivos a la obediencia en ti, te amamos por sobre todas las cosas y ninguna fortaleza nos impedirá ir hacia ti, derribamos todo argumento contrario al conocimiento tuyo y nos consagramos, permítenos ver aquello que no está conforme a tu revelación y verdad, amen.


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