UNA
GENERACIÓN QUE NO SE PARECE AL CRISTO QUE PREDICA
Juan 13:35 De este modo todos sabrán que son mis
discípulos, si se aman los unos a los otros.
INTRODUCCION
Es triste y causa de una profunda herida al mismo
corazón de Dios, ver a creyentes que dicen serlo y se defienden con palabras,
pero sus obras no se hacen notar. Es muy fácil decir ser cristiano, pero no es
lo que dices lo que te define como tal, sino tus acciones.
La religiosidad procura tener el control, el
dominio, la razón, pues el orgullo prevalece ante el amor, pero el verdadero
discípulo de Cristo, trasciende todo concepto para ir en pos de la verdad y su
esencia.
Podemos tener apariencia de piedad, pero estar tan
podridos por dentro, podemos parecernos en apariencia o nombre al Cristo que
decimos seguir, pero podemos con nuestras propias obras decir todo lo
contrario.
DESARROLLO
La iglesia con el paso del tiempo se parece tan
poco al Cristo que predica, mientras Cristo se hizo pobre, la iglesia quiere
riquezas materiales y no las espirituales que el mismo prometió; mientras
Cristo lo abandono todo por amor, seguimos apegados a las cosas materiales y
sufrimos en demasía por ellas; Cristo se dedicó a hacer discípulos que buscaran
a través suyo al Padre, la iglesia forja seguidores de líderes; mientras Cristo
predica la verdad y muere por ella, la iglesia predica emociones y al gusto del
mejor postor.
No nos parecemos a Cristo, eso debemos reconocerlo,
nos parecemos tan poco que nadie diferenciaría entre un ateo y un cristiano,
entre un carnal y un espiritual en la iglesia moderna.
Aun nuestro mensaje no se parece al mensaje que
predico Cristo, mientras Cristo predico arrepiéntanse porque el reino de los
cielos se ha acercado a vosotros, muchos predicadores modernos solo predican
prosperidad económica, salud inquebrantable, y bendición espiritual. El
problema al no predicar, ni al seguir el ejemplo de Jesús es que la gente
empieza a darse cuenta por nuestras acciones a quien seguimos verdaderamente,
pues si predicamos lo que el predico, debemos vivir como el vivió.
La escritura es clara en decirnos que la demás
gente debería reconocernos al decir que somos cristianos en que amamos a
nuestro prójimo. Decimos amar al prójimo, pero en la práctica no se nota, la
desigualdad social sigue siendo abismal, a pesar de que nuestra sociedad se
ufana de ser creyente, pocos se preocupan por las necesidades del prójimo, les
importa poco su vecino, su familia y su sociedad.
El que dice ser creyente es igual de egoísta que él
no creyente; es igual de mentiroso y tramposo que él no creyente, pareciera no
haber diferencias mayores entre un creyente y el que no cree, parece que lo
único que nos diferenciara fuera que asistimos a una iglesia, pero en la
práctica de la vida diaria, el amor al prójimo no se evidencia con facilidad.
CONCLUSION
Esta es una autocrítica a nosotros mismos, la
iglesia de Cristo. ¿En verdad estamos llegando a donde Cristo quiere que
lleguemos?, ¿estamos predicando lo que él quiere que prediquemos?, ¿estamos
sirviendo a nuestro prójimo como él sirvió?, los demás podrían decir que amamos
a nuestro prójimo?
Qué tal si mejor, nos preocupamos por los
necesitados, dejamos el egoísmo y la vana preocupación por nosotros mismos y
nos centramos en aquellos marginados que nos necesitan, que tal si vamos a
donde Cristo fue, a los pobres, los desamparados, los aislados de la sociedad;
que tal si predicamos su mensaje y abandonamos los nuestros; Que tal si hacemos
lo que Cristo hizo y reconocemos que nos falta amar a nuestro prójimo,
sencillez, pasión.
Queremos dar gloria a Dios con qué clase de
iglesia, una llena de personas que les falta amar, o una que se entrega por
amor al prójimo.
Oremos, Señor queremos ser como tú, seguir tu
ejemplo, enseñar lo que tu enseñaste, vivir lo que enseñaste, queremos que
cuando el mundo mire a tu iglesia, diga: mira cómo se aman y como aman al
prójimo, perdónanos por faltar al amor y preocuparnos más por nosotros mismos,
ayúdanos a procurar tu verdad y el amor siempre, amen.
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