Un día soleado,
dos hermanas llamadas Belleza y Fealdad decidieron salir juntas a pasear. Al
pasar junto al río, sintieron deseos de tomar un baño, bajo el fuerte sol de
verano; así que se despojaron de sus ropas y entraron lentamente a las aguas.
Juguetearon, salpicaron con sus saltos dentro del agua y rieron hasta ya
avanzada la tarde. Al salir, se vistieron cometiendo una equivocación: Belleza
se puso las ropas de Fealdad, y Fealdad se vistió con las ropas de Belleza…
Hoy
en día la gente sigue confundiéndolas...
"La
verdadera belleza o fealdad de una persona, se observa en su corazón".
Pro 31:30 Engañoso es el encanto y pasajera
la belleza;
la mujer que
teme al Señor es digna de alabanza.
Algún
día Dios le plació enseñarme que la belleza esta en los ojos del que mira, de
modo que tal cual veas algo bello o feo, eres tú el reflejo de aquello que
miras. Si juzgas la belleza por lo exterior, eso mostrara que vives de lo
exterior, de las apariencias, de la mentira; pero si juzgas la belleza desde el
interior, entonces podrás ver la belleza inimaginable que se esconde detrás de
lo exterior. No permitas que tu interior se contamine con la fealdad de lo
exterior, permite que tu interior florezca en las manos de Dios para que puedas
contemplar la belleza de la creación. El cuento nos exhorta a no confundir, a
despertar, a mirar con los ojos del corazón y a decantarnos primero por lo interior,
sin importar el exterior. El proverbio reconoce que lo que el mundo considera
belleza, es pasajero, pero que aquellos que temen al Señor serán dignos de
alabanza.
GUÍA
DE ESTUDIO
¿En
qué te basas para pensar que algo es bello o feo?
¿Cómo
te percibes a ti mismo, bello o feo?
¿Cómo
está tu interior?
¿Qué
tal se siente mirar al interior de una persona, sin prejuicios?
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