Reír,
es arriesgarse a parecer un tonto.
Llorar
es arriesgarse a parecer un sentimental.
Hacer
algo por alguien, es arriesgarse a involucrarse.
Expresar
sentimientos, es arriesgarse a mostrar tu verdadero yo.
Exponer
tus ideas y tus sueños, es arriesgarse a perderlos.
Amar,
es arriesgarse a no ser correspondido.
Vivir,
es arriesgarse el morir.
Esperar,
es arriesgarse a la desesperanza.
Lanzarte,
es arriesgarse a fallar.
Pero los riesgos deben ser tomados, porque el peligro más grande en la
vida es no arriesgarse nada.
La
persona que no arriesga, no hace, ni tiene nada.
Se pueden evitar sufrimientos y preocupaciones, pero simplemente no
puede aprender, sentir, cambiar, crecer, amar y vivir...
SÓLO
UNA PERSONA QUE SE ARRIESGA ES LIBRE.
Mar 8:35 Porque
el que quiera salvar su vida, la
perderá; pero el que pierda su vida por
mi causa y por el evangelio, la salvará.
La
vida es una expresión de un Dios que se arriesgó a creer en el hombre, y que, a
pesar de su caída, dispuso de una forma para recuperar el amor del hombre a
pesar del costo que este tendría. Cristo lo arriesgo todo por ti, ¿lo arriesgas
tu todo por él? La reflexión expresa el riesgo que trae consigo vivir, y nos
recuerda que solo quien se arriesga a vivir de verdad, este es verdaderamente
libre. El pasaje que complementa esta reflexión nos trae a colación que aquel
que se arriesgue a vivir conforme a la voluntad de Dios sin importar lo que
tenga que arriesgar salvara su vida de la perdición eterna.
GUÍA
DE ESTUDIO
¿A
qué te arriesgas con Dios?
¿En
qué áreas te está pidiendo Dios que seas más arriesgado?
¿Pierdes
tu vida por causa del evangelio?
¿En
qué gastas tu vida?
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