lunes, 27 de enero de 2014

TIEMPO DE REFLEXION


Un editorial del periódico hablaba de una maestra que le pidió a sus alumnos de primer año de primaria que hicieran un dibujo de algo por lo cual estuvieran agradecidos.
Pensó en cuán poco tendrían que estar agradecidos estos niños de barrios pobres, pero sabía que la mayoría de ellos dibujaría pavos o mesas con comida. La maestra quedó desconcertada con el dibujo que Douglas le entregó... Una simple mano infantilmente dibujada. Pero... ¿la mano de quién? La clase quedó cautivada por la imagen abstracta. "Creo que debe ser la mano de Dios que nos da la comida", dijo un niño. "Un granjero -sugirió otro- porque él cría pavos".

Finalmente, cuando los otros niños estaban trabajando, la maes­tro se acercó al pupitre de' Douglas y le preguntó de quién era la mano. "Es su mano, maestra", balbuceó.

(Ella recordó que, frecuentemente, en el recreo había llevado de la mano a Douglas, un niño y solitario. A menudo hacía eso con los niños, pero para Douglas significaba mucho. Quizás en esto consistió la acción de gracias de todos, no por las cosas ma­teriales que se nos dan, sino por la oportunidad, por pequeña que sea, de dar a otros.

Salmo 31:5  En tu mano encomiendo mi espíritu;

 Tú me has redimido,  oh Jehová,  Dios de verdad.

No es fácil de entender, porque es solo por gracia que podemos reconocer lo que Dios ha hecho en nosotros, no depende de nada que hayamos hecho, ni dicho, solo de su inmensa misericordia, que es nueva cada mañana, por eso toda ínfula de autoconfianza ha de ser entregada y rendida a Dios, entendiendo que es en Su mano que podemos descansar, que es en Su mano que podemos vivir, es en Su mano que podemos confiar, es en Su mano que podemos encontrar paz, gozo y justicia, porque en Él, hemos sido redimidos, pues sus manos cargaron con el peso de nuestras trasgresiones, y nos han permitido establecernos sobre la eternidad. La historia nos recuerda que a veces no nos damos cuenta de las cosas que otros ven como la mano de Dios ayudándoles, cuando das tu mano para ayudar a pasar a un anciano, cuando das la mano a un ciego, cuando das con tus manos comida a los que no tienen, cuando das con tu mano dinero para que la obra de Dios siga avanzando, cuando proteges y cuidas tu familia, cuando tu mano se aleja del mal y la violencia, cuando tu mano esta lista para hacer justicia, allí esta Dios, obrando y usándote como un instrumento para mostrar Su amor a la humanidad. El salmo de hoy nos lleva a encomendar todo lo que hacemos, todo lo que somos en El, para descansar en la obra de Sus manos y no en las nuestras, alejando todo ego, y reconociendo nuestras verdadera necesidad en El, la de Salvación.

GUIA DE ESTUDIO

Encomiendas a Dios tu espíritu?

Encomiendas a Dios todo lo que haces? O confías en tus propias fuerzas?

Descansas al reconocer que estas en las manos soberanas de Dios?

Eres un instrumento de Dios para ayudar y servir?

Quien ha aportado a tu vida una ayuda o servicio el cual sabes proviene de Dios?

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