domingo, 12 de enero de 2014

PREDICA DOMINICAL - LA OBEDIENCIA QUE ACOMPAÑA LA CONFESION DEL EVANGELIO


LA OBEDIENCIA QUE ACOMPAÑA LA CONFESION DEL EVANGELIO

 
PASAJE:

2Co 9:13  En efecto,  al recibir esta demostración de servicio,  ellos alabarán a Dios por la obediencia con que ustedes acompañan la confesión del evangelio de Cristo,  y por su generosa solidaridad con ellos y con todos.

INTRODUCCION

Decir que somos cristianos o que creemos en Dios es algo común, sencillo y que no aparenta ninguna dificultad, muchos se llenan la boca hablando de lo creyentes que son, de lo mucho que oran, de lo mucho que ayunan, de lo que asisten a la iglesia y de muchas otras cosas con las cuales quieren dar a entender su gran fe para con Dios, sin dares cuenta que la verdadera fe siempre va acompañada de la obediencia a la escritura y a Dios.

Hoy en día la iglesia esta llena de personas que se acercan a Dios, por una bendición, por una palabra de animo, mas no para buscarle como Señor y Salvador, procuramos primero sus bendiciones que su misma presencia, que gran equivocación, con ello solo hemos formado una generación de desobedientes que dicen creer en Dios.

Si te preguntan hoy que si crees en Dios, de seguro responderías que si, que si crees, mas eso no es lo verdaderamente importante, lo que si importa es obedecer al Dios que dices creer?, porque una cosa sin la otra no es nada, la escritura menciona que los demonios también creen y tiemblan, mas no por ello se arrepienten de su actuar.

DESARROLLO

Los creyentes de Corinto a los cuales Pablo se dirige en esta carta, están siendo alentados por el servicio que han prestado al dar con solidaridad para la iglesia en necesidad, con lo cual no solo han demostrado su capacidad para servir, sino la obediencia, seriedad y compromiso con la que toman la escritura y las enseñanzas de Cristo.

Creer sin obediencia es como caminar sin piernas, no es posible, sencillamente porque la una acompaña a la otra y  separadas no funcionan, decir que creemos en Dios y desobedecerle es lo mismo que no creer, y aunque lo digas y tomes algunas acciones como obediencia, si continuas pecando, desobedeciendo, fornicando, adulterando, mintiendo, engañando, no dando honra a tus padres, matando, en vicios, en homosexualismo, entonces la fe que tienes es nula y al Dios que dices amar, en realidad no lo amas, porque si lo amaras, harías lo que la escritura dice que hacen los que le aman, 1Jn 5:3  En esto consiste el amor a Dios:  en que obedezcamos sus mandamientos. 

Sin obediencia tu amor es falso, tu fe es falsa, tan solo demuestra que buscas a Dios para satisfacerte a ti mismo, a tu ego, y que para nada tomas en cuenta el consejo de Dios, sobre tu vida, por más que vayas a la iglesia, por más que des a los necesitados, por más obras benéficas, y por más bueno que creas ser, sin obediencia a la escritura, tu fe es vana.


CONCLUSION

Leamos la escritura, para comprender lo que Dios pide de nosotros, para comprender sus designios, su voluntad, de modo que pongamos por obra su consejo, con obediencia, más una obediencia que es voluntaria, no por castigo o temor, sino la misma obediencia que surge del amor libre en Cristo.

Solo quien se encuentra libre de la influencia de las tinieblas por la luz de Cristo y la obra santificadora del Espíritu Santo puede disfrutar en su vida de una obediencia que surge inicialmente y es confrontada por nuestra naturaleza carnal, pero que en la medida en que se gana una batalla a la vez en favor de la obediencia a Dios, cada vez nos será más fácil seguir adelante e imitar a Cristo en todo.

Reconozcamos nuestra desobediencia a la palabra, como pecadores, que faltos de una fe verdadera, esperan en Cristo para ser perfeccionados, que no se creen perfectos, más confían en el perfeccionamiento y la disciplina que surgen del Espíritu, por obra divina para obedecer a Dios de buena gana, con amor, paciencia y perseverancia.

Oremos, Señor, reconocemos nuestro pecado, nuestra desobediencia para contigo y para con la palabra, ayúdanos en medio de nuestra debilidad, permítenos ser obedientes a tu voluntad, a estar siempre atentos a ella, conscientes de la verdad y la libertad que tenemos en ti, amen.

 

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