domingo, 29 de diciembre de 2013

PREDICA DOMINICAL - LA TRISTEZA DEL MUNDO PRODUCE MUERTE


LA TRISTEZA DEL MUNDO PRODUCE MUERTE

2Co 7:10  Porque la tristeza que es según Dios produce arrepentimiento para salvación,  de que no hay que arrepentirse;  pero la tristeza del mundo produce muerte.

INTRODUCCION

No es fácil que el hombre se dé cuenta de lo que el mundo produce en su ser, más bien estamos ciegos ante lo que él, provoca en nosotros, la tristeza es una emoción fuerte que no es fácil de asimilar que surge en el alma del hombre y puede entrar en nosotros cuando vivimos o experimentamos circunstancias que nos son contrarias, como la muerte de un familiar, malas noticias, un despido, una enfermedad, la terminación de una relación, un regaño o una exhortación, tristeza altera nuestros sentimientos y nos hace vulnerables cuando esta no proviene de Dios, abrimos la puerta para ser atormentados por un sentimentalismo inusual, por un desborde de pensamientos negativos, aun hasta de muerte, que solo pueden entrar en nosotros en la medida en que nosotros mismos lo permitimos.

Aunque muchos tienen que vivir un proceso en medio de la tristeza, otros en cambio se sumergen en sentimientos y pensamientos de autocompasión, de autodestrucción, y son manipulados por ellos, para destrucción de sus propias vidas y por sobre todo se apartan de su espiritualidad.

Muchos son los hombres y mujeres que han caído bajo el poderoso influjo de esta emoción, para destrucción, por eso es importante que la iglesia, comprenda la verdad, y no permita que la tristeza destruya sus  vidas, sus emociones y pensamientos.

DESARROLLO
Lo primero que debemos entender es que hay dos tipos de tristezas, una que proviene de Dios, y otra que proviene del mundo, en primer lugar miraremos la que produce el mundo, la cual surge cuando nuestra alma tiene el control de nuestra voluntad, y la controla, porque nuestro espíritu está muerto a la verdad, nuestro ser se encuentra saturado por nuestro pecado y por un mal entendimiento, el apego emocional controla todo lo que nos rodea, es allí en donde el ego, la emotividad, y nuestro pensamiento son controlados y manipulados por las tinieblas para conducirnos a la destrucción.

La otra tristeza es la que produce Dios en nuestro corazón al quebrantar nuestro ser, para permitirnos reconocer la verdad, nuestra bancarrota espiritual, nuestra necesidad de Dios, para liberarnos de todo control del alma y nuestro pecado, esta tristeza proviene del quebrantamiento de nuestro ego, del quebrantamiento de nuestras emociones y pensamientos, esta tristeza no produce el fortalecimiento de los mismos como ocurre en la otra tristeza, pues primero obra para traer libertad en Cristo, para conducirnos a la salvación de la cual hemos sido objetos por la predestinación divina.

Reconocer la fuente de nuestra tristeza nos permite entender cómo podemos salir de allí, de ese foso profundo al que nos vemos sometidos por esta emoción, que perturba nuestra tranquilidad y paz. Si estás pasando por un proceso donde la tristeza surge, entonces es tiempo de que revises en tu interior que es lo que está sucediendo, si esta tristeza proviene de Dios o proviene del mundo, porque dependiendo de la fuente, la solución es muy diferente.

En este pasaje Pablo ha escrito una carta a los corintios con la cual les lleno de tristeza porque sabían todo el sufrimiento que le habían causado al apóstol, por su comportamiento equivocado, de manera que aunque su intención fue la exhortarles a la verdad, Dios permitió que la tristeza surgiera para trasformación y salvación de los que comprendieron la verdad, se arrepintieron y cambiaron para bien.

CONCLUSION

Lo que el mundo produce no tiene otro objetivo que dar muerte al espíritu, pues lo que el mundo ofrece es solo una ilusión que busca distraer la mente y el alma de la realidad en Dios, de manera que este tipo de tristeza solo puede ser superada en la medida en que damos ayuda, soporte y consuelo a quien la padece, permitiéndole ver el amor de Dios en nuestras acciones, para que no caiga en la autodestrucción a la que esta tristeza le induce, y ademas para que pueda caer en cuenta de la verdad por el llamado de Dios a su vida.

Cuando Dios nos permite ser instrumentos para revelar el propósito de la tristeza en el corazón del hombre, Dios puede hacerle entender el propósito por el cual vive la circunstancia que atraviesa y al comprender el propósito del sufrimiento, este desaparece para que el arrepentimiento permita un cambio en nuestra mentalidad, permitiéndonos adentrarnos en la verdad y conocer por qué y el para qué, o aunque este no aparezca, podamos tener paz y comprensión de que es Dios quien tiene el control y descansar en ello.

Oremos, para que todo quebrantamiento de nuestro ser pueda ser entendido bajo la luz de Cristo y nos conduzca al arrepentimiento que produce salvación, la libertad del ego, la liberación de toda emoción desbordada y de todo pensamiento que conduzca a destrucción, para gloria de Dios, amen.

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