lunes, 9 de septiembre de 2013

TIEMPO DE REFLEXIÓN


Temía estar solo, hasta que aprendí que en Dios nadie lo esta.
Temía fracasar, hasta que me di cuenta que únicamente fracaso cuando no lo intento.
Temía lo que la gente opinara de mí, hasta que solo me importo lo que Cristo dice de mi.
Temía que me rechazaran, hasta que entendí que Jesús también lo rechazaron.
Temía al dolor, hasta que aprendí que éste es necesario para crecer.
Temía a la verdad, hasta que descubrí la fealdad de las mentiras en mi mismo.
Temía a la muerte, hasta que aprendí que no es el final, sino más bien el comienzo de una nueva aventura.
Temía al odio, hasta que me di cuenta que no es otra cosa más que ignorancia.
Temía al ridículo, hasta que aprendí a reírme de mí mismo.
Temía hacerme viejo, hasta que comprendí que ganaba sabiduría día a día.
Temía al pasado, hasta que comprendí que debía vivir en mi presente.
Temía a la oscuridad, hasta que vi que Su luz llena toda oscuridad.
Temía al cambio, hasta que vi que aún la mariposa más hermosa necesitaba pasar por una metamorfosis antes de volar.
Hagamos que nuestras vidas cada día tengan mas vida y si nos sentimos desfallecer no olvidemos que al final siempre hay algo más.

1Juan 4:17  En el amor no hay temor


El temor solo puede hallar cabida en nosotros cuando desconocemos algo, cuando desconocemos la muerte entonces le tememos, cuando desconocemos el futuro entonces le tememos, o vivimos bajo la sombra del temor cuando dejamos que el pasado nos controle, así que el temor solo puede encontrarse en cada área en donde ignoramos el propósito que esta tiene para nuestras vidas, tememos a lo que no conocemos, pero cuando tienes la seguridad en la fe de tu salvación en Cristo, la muerte ya no tiene poder para hacerte temer, porque ahora conoces tu destino, cuando sabes que Dios tiene con certeza en tu corazón el control de tu vida, entonces ya no te preocupas por el futuro, más bien descansas en El, y cuando Dios sana las heridas del pasado a través del perdón, entonces puedes vivir libre de todo temor ante la vida; si la enfermedad llega a tu vida, en aquel momento comprenderás el dolor ajeno, y aun en ese estado puedes encontrar consuelo para tu agonía, entonces ya no habrá temor al dolor, a la muerte o a la enfermedad, frecuentemente hemos de ser confrontados con el temor para que el amor de Dios sea perfeccionado en nosotros, porque cuando temes, entonces no puedes amar, cuando temes que tu pareja te abandone, entonces te encierras en los celos enfermizos, y la frustración en vez de amarla y entregar tu vida por ella, cuando temes por tu trabajo, entonces vives bajo una amargura constante en vez de disfrutar cada nueva aventura. Hay un temor que prima sobre todos y es el temor a morir, algunos piensan que este temor es la raíz de todos los otros temores, como el temor al éxito, la frustración, el dolor, al que dirán, entre otros, la humanidad vive bajo la constante amenaza del temor con el cual muchos son fácilmente dominados o subyugados, algunos no son capaces de cambiar de trabajo porque no creen que sean lo suficientemente buenos para hacer otra cosa, otros no son capaces de pedir la mano de su pareja, porque le temen al compromiso, otros no quieren comprometerse en una amistad porque antes les han pagado mal, pero cuando el amor de Dios fluye, este amor te fortalece, te anima a tomar riesgos, te anima a enfrentar tus temores, porque sabes que solo necesitas descubrir lo que se esconde detrás del temor para desarmarlo, y cuando tu fe se ha establecido en Dios, sabes que cielo y tierra pasaran, mas su palabra no pasara, Su amor siempre estará disponible para ayudarte, para confrontarte, para entenderte y para que con valentía enfrentes cada circunstancia que está diseñada para que te vuelvas un vencedor en Cristo. El temor es la oportunidad que Dios te brinda para que te liberes de la autoconfianza y que puedas afirmarte en El.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Gracias por compartir con nosotros. Bendiciones