APARTADO PARA ANUNCIAR EL EVANGELIO DE DIOS
Rom 1:1
Pablo, siervo de Jesucristo, llamado a ser apóstol, apartado para el evangelio de Dios,
INTRODUCCION
Muchas veces vemos la santidad como algo imposible,
otras veces de una forma equivocada, o al menos un poco tergiversada, creemos
por Fe que hemos sido santificados por la obra redentora de Cristo y que su
santidad nos fue impuesta a los que creemos en él, veamos 1Co 1:30 Pero
gracias a él ustedes están unidos a Cristo Jesús, a quien Dios ha hecho nuestra
sabiduría --es decir, nuestra justificación, santificación y redención--. Entendiendo
que Jesús es nuestra santificación, ahora podemos entender que la santidad no
solo aplica para nuestra vida, sino también para nuestro servicio a Dios.
Entender que la santidad también aplica para
nuestro servicio con Dios, nos llevara a ver desde una perspectiva más profunda
nuestro trabajo para Dios.
DESARROLLO
Pablo empieza la carta a los romanos describiendo
que ha sido apartado por Dios para anunciar el evangelio de Dios, lo cual
implica que se dedica en cuerpo, alma y vida a predicar el evangelio a todos,
de lo cual no queda duda, muchísimos viajes misioneros, cientos o miles de
personas evangelizadas, cientos de sermones preparados para dar a conocer al
autor y consumador de nuestra fe.
no entender que el servicio a Dios necesita
santidad, hará que menospreciemos la importancia de servir a Dios, de allí que
se requiera que todo aquel que procure servir a Dios, se aparte de todo aquello
que le impida tener comunión con Dios, de todo aquello que le distrae, de todo
aquello que le impida servir con ánimo y devoción.
De allí que muchos predicadores y servidores de
Dios, terminen por dejar sus trabajos, negocios, y cosas por llevar a cabo la
tarea encomendada.
Apartarnos para hacerlo, nos conducirá a ver fruto
del trabajo que llevamos a cabo, no hacerlo puede generar que el tiempo y la
importancia que le demos a nuestro ministerio sea muy baja.
Claro, debe haber un equilibrio, pues aún muchos
servían en la iglesia, pero también trabajaban, pero nunca descuidaban su
devoción para con Dios.
Quien quiera servir debe aprender a depender de
Dios, a consagrar su vida en la vocación para la que se le encomendó. De modo
que pueda dar fruto en aquello que emprenda con paciencia, perseverancia y
amor.
CONCLUSION
Nuestro servicio a Dios necesita santidad, no
podemos seguir el mal ejemplo de aquellos que no cuidaron su servicio a Dios,
en su hogar y congregación para luego verse humillados ante el desorden, los
problemas o aun hasta el divorcio o la infidelidad. Cuidemos la tarea
encomendada, pero hagámoslo con total honestidad, con la sinceridad y verdad
que solo la palabra de Dios puede dar.
Hemos sido apartados con un propósito y este es el
que seamos testimonios fieles de la verdad, y esta revela lo que es pecado y lo
que no, así mismos apartados para predicar con nuestras palabras y con
nuestro testimonio. No podemos olvidarlo, ni tenerlo como algo secundario.
recordando que nos apartamos en la medida en que nos acercamos a Dios en
oración y ayuno.
Oremos, Señor sabemos que tienes un propósito para
nuestras vidas y al apartarnos del pecado, quieres que prediquemos
efectivamente tu verdad, ayúdanos a ser fieles, que tu gracia nos acompañe y
fortalezca mientras crecemos en l virtud y el amor, amen.
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