DIOS ABORRECE EL DIVORCIO
Mal
2:16 "Yo aborrezco el divorcio dice
el Señor, Dios de Israel, y al que cubre[4] de violencia sus
vestiduras", dice el Señor Todopoderoso.
Así que cuídense en su espíritu, y no sean
traicioneros.
INTRODUCCION
Recordemos que la escritura
procura moldear nuestra vida para que pensemos y veamos la vida desde la
perspectiva divina, y entender como ve Dios el divorcio debe darnos una
perspectiva clara de lo que Dios quiere para el matrimonio.
En un mundo en el que el divorcio
es cada vez mas frecuente y peor entre creyentes, el cristiano que se afirma en
la verdad debe comprender e interiorizar lo que es el divorcio para Dios.
Si vemos el divorcio tal como
Dios lo ve, entonces tendremos cuidado de no buscarlo, ni generarlo. Sino que
procuraremos evitarlo, y amarnos a tal punto que el divorcio ni siquiera sea
una opción. Tal parece que a algunos no les importa lo que Dios piensa, pues
ellos serán sujetos al castigo de Dios, pero si tu quieres conformar tu vida a
la voluntad de Dios, el divorcio jamás será tu opción.
DESARROLLO
El divorcio llega al creyente
como una opción en un mundo caído, cuando el adulterio llega y cuando el cónyuge
hace la vida imposible al otro. Fuimos llamados a vivir en paz, entonces porque
hacerle la vida imposible a la pareja, no saben cuántas parejas se quejan de lo
insoportables de sus cónyuges, que pasa entonces con nosotros que no nos
revisamos para atender este problema y darle solución.
Todo tiene solución en esta vida
y lo que no tiene solución, entonces no tiene porque estresarnos, si se cae en
adulterio la solución es el perdón y la reconciliación, ante una pareja
maltratadora la solución si es creyente es que deje de hacerlo por amor, si su
problema es el mal genio la solución esta en someterse a Dios y humillarse
reconociendo la necesidad de ayuda y perdón, y así con cada cosa. Parece algo
facilista, pero estas cosas no deberían darse entre los creyentes, pero el
grado de inmadurez en el que vive la iglesia es sorprendente, que poco
procuramos morir a nosotros mismos y cuantas veces solo buscamos la
autosatisfacción y el placer. Las soluciones son fáciles mientras haya amor, fe
y esperanza, pero si estas no están presentes, entonces la solución es el
divorcio entendiendo que su implicación es el no volverse a casar.
Pero si en cambio vemos el
divorcio como lo que es, algo aborrecible para Dios, entonces abandonaremos
toda idea ilusa de autocomplacencia y buscaremos amar a nuestro cónyuge tal
como es, tal como Dios le ama, eso sí, en la medida en que nuestro cónyuge también
se somete a Dios y procura mejorar y cambiar aquello que genera conflicto.
Dios aborrece tanto el divorcio
como el pecado, porque el uno se sustenta en el otro. Sometámonos pues a Dios
en obediencia y dejemos de lado todo aquello que hace sufrir a nuestro cónyuge
como malas palabras, malos tratos, criticas destructivas, pecado, gritos, falta
de perdón, impaciencia, y desobediencia a Dios.
CONCLUSION
No más divorcios, si tan solo
pudiéramos ver el divorcio como lo que es, un rompimiento traumático del
corazón. Por eso nos advierte “cuiden su espíritu y no sean traicioneros”, nos
convertimos en viles siervos del pecado y en traidores de nuestras palabras,
pactos y compromisos cuando fallamos a nuestro cónyuge.
El divorcio no debería ser la
salida del creyente, pero entiendo que muchas veces termina siendo necesario
ante los abusos, maltratos e infidelidades de falsos creyentes, o incrédulos
que solo buscaban placer y sometimiento, sin amor. De allí, que sea necesario
antes de casarnos preguntar a Dios sobre su voluntad para nuestras vidas y si
nos casamos sufriremos con paciencia las debilidades, imperfecciones y
necesidades de nuestro cónyuge con amor.
Oremos, Señor oramos porque el
divorcio no sea la salida para los hogares con problemas, para que los
creyentes se afirmen en tu voluntad de cuidar el matrimonio y que cada cónyuge se
deleite en su pareja y encuentre satisfacción plena en ti, bendícenos con paz,
gozo y paciencia para sobrellevar y sufrir a nuestro cónyuge con amor, amen.
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