domingo, 6 de mayo de 2018

PREDICA DOMINICAL - ENSÉÑANOS A ORAR



ENSÉÑANOS A ORAR

Lucas 11:1 Aconteció que estaba Jesús orando en un lugar, y cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo:  Señor, enséñanos a orar, como también Juan enseñó a sus discípulos.

INTRODUCCION

Hoy muchos buscan ser enseñados en las nuevas modas cristianas, como hablar en lenguas, como recibir la unción, como ser feliz, como ser bendecido, pero pocos, muy pocos se preocupan por preguntarle al Señor, enséñanos a orar.

Hoy nos ocupan más las actividades de la iglesia, las reuniones con los hermanos, las salidas, y cada una de las actividades que se dan dentro de la congregación, pero ¿cuál es la reunión más olvidada?, la de oración.

Prestamos tan poco cuidado a la oración y sin embargo queremos todo lo que Dios tiene para darnos, queremos los beneficios de un Dios que no conocemos.

DESARROLLO

Los discípulos de Jesús no se preocuparon por preguntarle a Jesús, Señor enséñanos a predicar, Señor enséñanos como servir, Señor enséñanos como ungir, ellos le preguntaron: “Enséñanos a orar”, ¿por qué?, porque la oración es el motor del cristiano que le mueve a obrar conforme a la voluntad divina. Si un cristiano no ora, no cuenta con la gracia suficiente para enfrentar la tentación, no puede buscar a Dios y se distraerá con mucha frecuencia.

Un cristiano que no ora es un cristiano que no tiene la vida de Dios en él. Estos discípulos piden a Sus que les enseñe a orar, ellos seguramente conocían como oraban sus líderes judíos, los habían visto en el templo, pero aun así, ellos querían comprender el misterio que se haya en la oración.

No sabemos orar, vamos a la oración con motivaciones incorrectas, para saciar nuestros propios deseos, oramos para complacernos a nosotros mismos, como si quisiéramos aparentar algo que no somos. No sabemos orar, debemos reconocerlo.

Cuando oraremos como Isaías, “Heme aquí, envíame a mi” (Isaías 6:8). Cuando diremos como Elías: “quítame la vida”, cuando nos atreveremos a hacer oraciones atrevidas como la de Jefté, y Jonatan al atacar a los amonitas y filisteos. Hombres capaces de entregar su vida, su familia en el cumplimiento de su palabra para con Dios.

Hemos permitido que nuestra oración se vuelva tibia y sin sentido porque ya no hay valentía para pedir las naciones, porque nos hemos acobardado en una vida tibia y sosegada, ya no pedimos más porque sabemos el precio que tendríamos que pagar y eso nos acobarda.

Nos hemos convertido en cobardes asalariados que sirven solo por lo que pueden recibir, aun no comprendemos que la oración nos capacita bajo la gracia de Dios para hacer aquello que se creyó imposible. Solo necesitas orar con más pasión, con más sinceridad, con más honestidad, con más entrega y devoción, abandona la tibieza de tu oración y ora con fuego en tu boca, pide a Dios lo que sientas en tu corazón y confía en que él hará.

CONCLUSION

Jesús enseño a orar a sus discípulos presentándoles un Padre en el que podían confiar sus necesidades, aunque él ya las conociera de antemano, alguien en quien podrían encontrar refugio y descanso sobre su voluntad y no la propia, Jesús nos introdujo a un reino por el que podíamos orar para que viniera a nosotros y se hiciera real con paz, gozo, justicia y poder en el Espíritu Santo; y además nos dio a entender que el cuida de nuestra necesidad, nos conduce al perdón que libera nuestras almas de toda carga; para que por ultimo pudiéramos ser librados de la tentación y el maligno por medio de su poderosa gracia obrando en nosotros, esta oración no es una oración común, es una oración poderosa que levanta al caído, sostiene al que está siendo probado y sustenta al que siente desfallecer.

Amado hermano, deja esa oración tibia y sin sentido, vive una oración viva, vibrante en donde la presencia de Dios se vuelva algo continuo y puedas experimentar su amor y gracia. Abandonemos el ritualismo al orar y volvámonos oradores constantes, vivamos en oración, consagremos nuestra vida a la oración pues es ella la que nos dará recompensa en público.

Oremos, Señor aviva el fuego de la oración en nuestro interior, que podamos servir al ministerio de la oración aquí en la tierra pidiendo por los que no te conocen, fortaleciendo a los hermanos y experimentando tu presencia para llevarla a todo lugar que pise nuestros pies, en el nombre de Jesús amen.

Por: Camilo Sastoque
Ministerio Unidad de la Fe


1 comentario:

Gracias por compartir con nosotros. Bendiciones