LA
INTEGRIDAD
Tit
2:7 presentándote tú en todo como ejemplo de buenas obras; en la enseñanza
mostrando integridad, seriedad
INTRODUCCION
Cada día podemos notar como la
integridad va desapareciendo de a poco en nuestra sociedad, y cuando hablo de
integridad te hablo de entereza moral, alguien que es coherente en lo que hace
y lo que dice.
Desgraciadamente conozco muchas
personas que no son coherentes en su cristianismo, pues dicen algo y hacen otra
cosa, y es probable que usted también conozca o sea testigo de personas así,
dentro de las iglesias pululan. Pues te encuentras con líderes, pastores, o
siervos que predican algo y no lo practican.
La integridad en cuanto al
creyente tiene que ver con el hecho de que sea coherente con la práctica de su
fe, que lo que recibe, enseña o predica sea lo que él mismo pone en práctica,
de modo, que si dice que no se debe robar, no robe; si dice que no se debe
adulterar, no lo haga ni con su pensamiento, eso es integridad. Pero todos
conocemos personas que dicen ser creyentes pero sus acciones parecen demostrar
lo contrario.
CONCLUSION
No estoy aquí para juzgarte, pero
si para animarte y exhortarte a ser integro, pues es necesario que más creyentes
de testimonio sirvan para la obra, pues muchas veces podemos no predicarles el
evangelio a los incrédulos, pero nuestro testimonio de integridad dice mucho más.
Miremos las escrituras: 1Pe 2:15
“Porque ésta es la voluntad de Dios:
que, practicando el bien, hagan callar la ignorancia de los insensatos”.
Pedro nos recuerda que nuestras acciones en integridad deben hacer callar la
ignorancia de los insensatos, de modo, que si guardamos la integridad en
nuestros matrimonios, hogares, familias, trabajos y la sociedad seguramente
podemos callar a quienes nos critican o se burlan del evangelio.
La escritura nos pide integridad
y es que es muy necesaria en todo creyente, pues si ellos notan algo
incoherente en nuestra integridad seguramente no creerán nuestro mensaje. Así
lo he visto, siervos que predican sobre perdón, honradez, amor y muchos otros
temas, luego los ves criticando con odio, poco o nada practican el perdón,
algunos hasta maldicen a quienes los critican, otros se enriquecen
aprovechándose de sus congregaciones. No es coherente que alguien que dice
sentirse satisfecho en Dios, anhele cada día más cosas materiales, no es
coherente que alguien que predique sobre la fidelidad luego sea infiel y para
el colmo se defienda escudándose en su propia opinión.
Muchos creerán el día en que
seamos íntegros, coherentes en lo que pensamos, decimos y hacemos, porque
algunos se engañan hablando bien, pero sus pensamientos están llenos de odio,
envidia y codicia.
Hemos llegado a tal grado de
falta de integridad que ni nos damos cuenta que pecamos cuando vemos o
descargamos material sin derechos de autor, cuando evitamos pagar los impuestos
como es debido, hemos perdido integridad lo cual nos hace incoherentes, aunque
nadie se dé cuenta, perdemos autoridad al hacerlo.
CONCLUSION
Este es un llamado a la
integridad, valor que ha perdido vigencia en la iglesia moderna, en donde el
pragmatismo y el método del hombre han cambiado la metodología bíblica de hacer
discípulos y predicar el evangelio.
Necesitamos hombres y mujeres íntegros
en todo, sus relaciones de pareja, su matrimonio, su hogar, su relación con sus
hijos, su economía, su trabajo, su servicio para con la sociedad. Así nadie se
dé cuenta, nuestro compromiso de integridad es con el Señor.
No podemos hacer de la integridad
algo en desuso, sino algo que necesita ser tomado en cuenta con la mayor
diligencia por parte de la iglesia.
Oremos, Señor perdona nuestra
falta de integridad, nos volvemos a ti reconociendo nuestras faltas, te pedimos
nos ayudes a ser íntegros en cada aspecto de nuestras vidas, amen.
Por: Camilo Sastoque
Ministerio Unidad de la Fe
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