NO
COMPROMETAS TU PALABRA
Mat
5:33 "También han oído que se dijo a sus antepasados: 'No faltes a tu juramento,
sino cumple con tus promesas al Señor.'
Mat
5:34 Pero yo les digo: No juren de ningún modo:
ni por el cielo, porque es el trono de Dios;
Mat
5:35 ni por la tierra, porque es el estrado de sus pies; ni por Jerusalén,
porque es la ciudad del gran Rey.
Mat
5:36 Tampoco jures por tu cabeza, porque no puedes hacer que ni uno solo de tus
cabellos se vuelva blanco o negro.
Mat
5:37 Cuando ustedes digan 'sí’, que sea realmente sí; y cuando digan 'no’, que
sea no. Cualquier cosa de más, proviene
del maligno.
INTRODUCCION
Con mucha frecuencia tendemos a
hablar por hablar, a prometer por prometer y a decir si porque si, sin dar
ninguna explicación o hallar alguna explicación lógica y coherente a lo que
decimos, esto genera muchos conflictos en la pareja, pues nuestro cónyuge
espera que seamos coherentes con lo que creemos y pensamos.
No podemos estar prometiendo
cosas a la ligera o diciendo sí o no a todo. Comprometemos muy fácilmente
nuestra palabra y la dejamos por el suelo, haciendo que esta pierda valor ante
nuestro cónyuge y haciendo también que se pierda la confianza.
Nuestras palabras tienen poder, y
el mayor poder que pueden tener es que siempre estén acorde a nuestras
creencias como cristianos. Si creemos algo, pero actuamos de forma diferente,
nuestro cónyuge comprenderá que nuestro compromiso con ella puede ser roto de
la misma manera en que la pareja deja de cumplir lo que promete o dice.
DESARROLLO
En el pasaje Cristo nos recuerda
que no debemos hacer promesas a la ligera, sino que debemos comprometer todo
nuestro ser con lo que decimos, pues debe haber coherencia entre lo que
creemos, lo que pensamos y lo que decimos. Un cónyuge que dice a su esposa que
la ama, pero con sus acciones violentas y desagradables le dice lo contrario,
hace que su palabra no tenga valor; un cónyuge que promete fidelidad y luego está
buscando placer en la pornografía o en otras personas, da poco valor a su palabra.
Un esposo que un día dice una
cosa y luego cambia de parecer sin más, no está siendo coherente con lo que
cree y piensa. Un cónyuge egoísta, pendenciero (que pelea por todo), grosero,
mentiroso no es coherente con el cristianismo. Dios espera esposos que se amen,
se respeten, que abandonen el egoísmo y la mentira, que sean capaces de morir
el uno por el otro y mueran a sí mismos para servir y apoyar a su cónyuge, pero
lo que vemos en los hogares no se parece a esto.
En algunos hogares las peleas y
conflictos son el pan de cada día, las mentiras y engaños crecen y se
multiplican, la palabra es poco valorada y las promesas peor. De allí que Jesús
nos enseñe a que cuando digamos si, sea si, y cuando digamos no, sea no. Pues
en medio de este relativismo moral en el que vive la iglesia, se necesitan
creyentes firmes que se mantengan en sus valores y creencias por sobre todo.
Yo era de los que comprometía mi
palabra sin ser sincero, algunas veces decía si a todo para quedar bien, pero
luego me encontraba quedando peor, he visto como muchos prometen cosas que no
pueden cumplir, y otros que aunque intentaron lo mejor, haber comprometido su
palabra hizo que se diluyera su amor. Cuantas parejas se han quedado esperando
a que su cónyuge cumpliera lo que prometió, un viaje, una comida, ser más
ordenado, ayudar en la casa, cuidar los niños, menos trabajo, y se han quedado
solo en palabras.
CONCLUSION
Como creyentes debemos cuidar
mucho nuestras palabras, porque ellas pueden enjuiciarnos o librarnos, es mejor
no prometer cuando no podamos cumplir, aunque sea factible hacerlo, pues una
promesa incumplida daña la confianza en la pareja. Evita comprometer tu palabra
en negocios, promesas, y comprométete mejor a ser honesto, cumplido, y a decir
si cuando sea si, y no cuando sea no.
Cuidar tus palabras te librará de
muchos conflictos, y hará que tu cónyuge confié más en ti. Hoy cuido mis
palabras y solo digo aquellas cosas que considero coherentes con lo que creo y
pienso, evito hablar por hablar, aunque a veces también me equivoco. Corrige tu
forma de hablar y de seguro la confianza surgirá.
Seamos coherentes en nuestro
cristianismo y vivamos como Cristo quiere que vivamos nuestro matrimonio, en
paz, santidad, amor, entrega y servicio.
Oremos, Señor perdóname por
hablar por hablar y no cuidar mis palabras con las que he herido a mi cónyuge,
permíteme hablar solo la verdad y ser coherente en lo que digo, ayúdame a vivir
conforme a tu verdad y permite que mi pareja confié en mi palabra, amen.
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