domingo, 12 de febrero de 2017

PREDICA DOMINICAL - CONFIESA TU PECADO

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CONFIESA TU PECADO

Pro 28:13 Quien encubre su pecado jamás prospera; 
 quien lo confiesa y lo deja, halla perdón.

INTRODUCCIÓN

La iglesia vive tiempos apremiantes en donde la santidad ya no es la norma, sino algo escaso. Cada día salen a la luz nuevos casos de adulterio, pecados ocultos que mantenían líderes que servían a la iglesia, cantantes que reconocen ser homosexuales. cada vez con más frecuencia encontramos a creyentes separados, hijos heridos, y hogares destruidos, y nos preguntamos ¿Qué pasa?

Parece que es más fácil encontrar a un pecador arrepentido que a un líder que se arrepienta de su pecado, parece que el encubrir el pecado se ha vuelto algo común y normal dentro del liderazgo de la iglesia, pero es eso lo que Dios quiere?
Parece que hemos abandonado la confesión de nuestro pecado y el arrepentimiento, la posibilidad de ser humillado y el escarnio público hace que muchos líderes no confiesen su pecado y se mantengan en sus puestos aun mientras se mantienen en pecados flagrantes.

DESARROLLO

La iglesia no es un club de santidad, se parece más a una cueva de ladrones en rehabilitación. Dios nos rescató de la maldad y del horror de nuestro pecado para trasladarnos a su luz admirable, pero algunos parecen desviar sus ojos del autor y consumador de su fe, para que su luz no alumbre ciertos aspectos de su vida, que prefieren dejar ocultos.

No somos perfectos, pero si anhelamos la perfección y caminamos hacia ella, y el primer paso es el abandonar nuestro pecado confesándolo y alcanzando misericordia. Recordemos el proverbio sobre el que se basa esta enseñanza, el que encubre su pecado jamás prosperara, mientas el que lo confiesa lo deja y alcanza perdón. A nadie le gusta confesar su pecado, porque hacerlo implica humillación. Contarle a tu líder espiritual, a tu pareja, a tus discípulos que acabas de cometer un pecado, así sea algo pequeño, no es fácil, y cuando es algo grande, pues peor, ahí sí que no se dice nada. Porque no queremos ser la burla de todo el pueblo cristiano, no queremos que se hable mal de nosotros, puro ego. Nos cuesta humillarnos y reconocer nuestro pecado, sin importar las consecuencias que ello acarrea, eso no es arrepentimiento, el arrepentimiento trae consigo la necesidad de que se haga justicia, de que el pecador pague las consecuencias de sus actos y nadie quiere eso, por eso muchos lo ocultan, acarreando falta de perdón y condenación para sus vidas y ministerios.

CONCLUSIÓN

Si hay algo oculto en tu corazón, un pecado que solo tú conoces, puede ser adulterio, fornicación, homosexualismo, pornografía, mentira, engaños, vanidad, orgullo, codiciar lo ajeno, eso solo tu lo sabes, yo te invito a que lo confieses primero ante Dios y luego ante tu líder espiritual, no sabes cuánto te ayudara hacerlo. Yo mismo me he visto envuelto en pecado, y confesarlo ha sido el camino a la liberación, encubrirlo solo nos llena de terquedad y orgullo, pero confesarlo hace que nos humillemos, muramos a nosotros mismos y confiemos en Dios.

Busca a alguien de confianza a quien le puedas contar tu pecado y pídele que te ayude a orar para que Dios te perdone, de seguro encontraras que al hacerlo, el pecado ya no tendrá poder sobre ti y la luz de Cristo resplandecerá, trasladándote de las tinieblas a su luz admirable. Hace poco una persona anónima me escribía al ministerio porque tenía problemas con la masturbación, lo único que sentí decirle era que buscara a alguien para que le confesara su pecado, luego de primero habérselo confesado a Dios, no sé si tomaría en cuenta mi consejo, pero sé que si tú que estás viviendo esa situación lo haces, el Espíritu Santo traerá convicción de pecado y la humillación de tu ser se convertirá en exaltación ante Dios.


Oremos, Señor has hablado a nuestros corazones para que reconozcamos nuestro pecado y no queremos que tus palabras caigan en oídos sordos, nos arrepentimos de todo pecado que hemos mantenido oculto, y procuraremos resarcir nuestro error, confesándolo a nuestro guía y maestro, humillándonos para ser exaltados con tu gracia y perdón, no ocultaremos nuestro pecado sino que con afán procuraremos enmendar nuestra conciencia con la confesión, amen.

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