El
muchacho entró con paso firme a la joyería y pidió que le mostraran el mejor
anillo de compromiso que tuviera. El Joyero le presentó uno. La hermosa piedra,
solitaria, brillaba como un diminuto sol resplandeciente. El muchacho contemplo
el anillo y con una sonrisa lo aprobó, Preguntó luego el precio y se dispuso a
pagarlo. "¿Se va usted a casar pronto?", le preguntó el joyero.
"No -respondió el muchacho-, Ni siquiera tengo novia". La muda
sorpresa del joyero divirtió al comprador.
"Es
para mi mamá -dijo el muchacho-. Cuando yo iba a nacer estuvo sola. Alguien le
aconsejó que me matara antes de que naciera, así se evitaría problemas. Pero
ella se negó y me dio el don de la vida. Y tuvo muchos problemas. Muchos. Fue
padre y madre para mí, y fue amiga y hermana, y fue maestra, Me hizo ser lo que
soy. Ahora que puedo le compro este anillo de compromiso. Ella nunca tuvo uno.
Yo se lo doy como promesa de que si ella hizo todo por mí, ahora yo haré todo
por ella. Quizá después entregue otro anillo de compromiso, Pero será el
segundo".
El
joyero no dijo nada. Solamente ordenó a su cajera que hiciera al muchacho el
descuento aquel que se hacía nada más a los clientes importantes.
Rom 13:7 Paguen a cada uno lo que le corresponda: si deben impuestos,
paguen los impuestos; si deben contribuciones, paguen las contribuciones; al
que deban respeto, muéstrenle respeto; al que deban honor, ríndanle honor.
Muchas veces no valoramos lo que los demás hacen por nosotros, el
sacrificio de un padre o madre para ir a trabajar largas horas de trabajo para
traer el sustento a casa, el sacrificio de una madre que cuida de los hijos en
el hogar, el trabajo de un padre que lo da todo por su familia. Sobrevaloramos
cosas en este mundo que si las miramos detenidamente no tienen un valor mayor
que el que les damos, mientras despreciamos valores mayores como el hogar, el
compartir, el hablar, la amistad, la pareja, el matrimonio. Dejamos de lado las
cosas que verdaderamente importan por ir tras cosas que no nos darán algo más
que una satisfacción pasajera. La historia nos recuerda que el sacrificio de un
padre o madre debe ser valorado y honrado por el hijo, pero cuantas veces
despreciamos y deshonramos a nuestros padres por sus equivocaciones, por sus
errores, despreciando a quienes nos dieron la vida y aun peor a quienes se
gastan su vida tratando de hacer mejor la nuestra. El versículo nos recuerda
que somos deudores de respeto, honra y valor a aquellos que lo merecen por algo
en particular, pero también debemos honrar a aquellos que aunque no sean
perfectos, nos dieron el privilegio de vivir.
GUIA DE ESTUDIO
¿A quiénes debes honra y
respeto?
¿Honras a tu padre, a tu
madre, a los abuelos, a tus maestros, a tu pastor?
¿Reconoces el valor del
sacrificio de tus padres y todo lo que han hecho por ti?
¿Sabes los sacrificios
que tuvieron que hacer para tenerte?
Linda reflecion... me dejo pensando. Bendiciones.
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