ESTUDIO BÍBLICO
Por: Camilo Sastoque
Ministerio Unidad de la Fe
2Pe 1:1 Simón Pedro,
siervo y apóstol de Jesucristo, a
los que por la justicia de nuestro Dios y Salvador Jesucristo han recibido una
fe tan preciosa como la nuestra.
La fe debe ser preciada por aquel que la posee, pues
no es un atributo que se pueda lograr por la perseverancia del hombre y es un
medio que nos permite llegar a la verdad, y vivir en la gracia. Es por la
justicia divina en Cristo que hemos podido ser justificados para recibir la fe
por la cual hemos podido creer, crecer y ser formados, gloria a Dios.
2Pe 1:2 Que abunden en ustedes la gracia y la paz por
medio del conocimiento que tienen de Dios y de Jesús nuestro Señor.
Es
notable que el conocimiento de la verdad, o sea de Cristo y de Dios, hacen que
podamos confiar cada día mas lo que trae como resultado una vida sosegada, en
paz y gozo, también con este entendimiento la gracia se derrama con mayor
abundancia para obrar en aquello que de antemano Dios ha preparado.
2Pe 1:3 Su divino poder, al darnos el conocimiento de aquel que nos
llamó por su propia gloria y potencia,
nos ha concedido todas las cosas que necesitamos para vivir como Dios
manda.*
Es por
medio del poder de Dios que se nos ha dado a entender el misterio del
conocimiento de Dios, quien nos ha llamado a vivir una vida donde nuestras
necesidades serán suplidas conforme su voluntad. Vivir como Dios manda no es
vivir una vida llena de lujos o excentricidades, quien las necesita, aún
necesita ser trasformado, una vida como Dios manda es una vida en paz, con
satisfacción y plenitud primero de su presencia y luego de aquello que podemos
necesitar.
2Pe 1:4 Así Dios nos ha entregado sus preciosas y
magníficas promesas para que ustedes,
luego de escapar de la corrupción que hay en el mundo debido a los malos
deseos, lleguen a tener parte en la
naturaleza divina.*
Sus
promesas nos han sido confiadas con un propósito, servir de faro en medio de la
oscuridad para que podamos guiarnos, ser iluminados en medio de los malos
deseos que gobiernan la mente, para trascenderlos y vivir en victoria sobre el
pecado. Pedro acota una expresión maravillosa, “la naturaleza divina”, en
nuestro ser habitan 2 naturalezas, una divina y una terrenal, solo aquel que es
llamado por Dios y con diligencia permite que Dios le perfeccione pude escapar
de la corrupción del mundo que le llama desde su naturaleza carnal a través de
los malos deseos puede adentrarse en la naturaleza divina. El mundo vive
alimentando y fortaleciendo la naturaleza carnal que le domina, más el hombre
espiritual busca trascenderla para ir en pos de lo eterno, lo imperecedero, lo
divino.
2Pe 1:5 Precisamente por eso, esfuércense por añadir a su fe, virtud;
a su virtud, entendimiento;
Pedro
desentraña desde lo más profundo de la escritura el camino que todo creyente
debe seguir si en algún momento pretende ir en pos de lo divino, entonces nos
exhorta a esforzarnos por añadir cosas a aquello que ya es evidente en la vida
del creyente, fe. Nadie puede buscar lo divino sin fe, la fe es un faro que nos
guía y nos permite crecer. Pedro empieza con la primera parte del rompecabezas,
la fe, esa fe salvadora con la que empezamos a ser conscientes del pecado y de
nuestra naturaleza carnal, además de ser conscientes de la presencia de Dios,
este es el comienzo que todo creyente descubre al momento de su nuevo nacer.
Luego pide que a esta fe añadamos virtud, porque virtud?, porque hemos
contaminado nuestro ser y esa naturaleza divina de la cual tenemos parte
empieza a conducirnos hacia un nuevo estado, un estado de virtud, en donde
podemos elegir ahora con libertad lo que hemos de hacer, que camino elegir ya
sin condicionamientos, ni forzamientos por el pecado, podemos elegir la virtud
por sobre lo profano en cada decisión, en cada palabra y en cada acción. Luego
nos pide que añadamos a la virtud entendimiento, de nada nos sirve cambiar si
no entendemos el porqué, y para llegar al entendimiento del que nos habla Pedro
no solo es necesario el conocimiento de las escrituras y de Dios, sino también
que este conocimiento sea revelado a nuestro interior, que se convierta en un
saber, no solo un conocimiento, es diferente conocer algo que saberlo, existen
dos tipos de sabiduría una terrenal y una divina. La sabiduría terrenal puede
enseñarte lo que debes entender, pero solo la sabiduría divina puede dártelo a
conocer.
2Pe 1:6 al entendimiento, dominio propio; al dominio propio, constancia;
a la constancia, devoción a Dios;
Ahora
añade a tu entendimiento dominio propio, pues de nada nos sirve conocer algo,
si ese algo no puede ser puesto en práctica, no podemos solo hablar de santidad,
necesitamos vivirla, experimentarla para que el conocimiento y la revelación se
completen, la práctica del dominio propio es la práctica de la negación de esa
vieja naturaleza. Seguimos añadiendo constancia, perseverancia, diligencia para
ir en pos de lo eterno, de su reino y justicia, que surge en la medida en que
morimos a nosotros mismos. Luego de que hemos añadido todo esto el crecimiento
empieza a tornarse cada vez más profundo y la crucifixión de nuestro ser se
completa cuando nos entregamos con devoción completa a la voluntad divina.
Entregarse por completo es el acto de contrición más poderoso, porque es allí
cuando realmente mueres a ti mismo, ya no eres tú, sino Cristo en ti, muy pocos
buscan llegar a este estado, porque implica la negación completa de su ser, y
quien está dispuesto realmente a morir?.
2Pe 1:7 a la devoción a Dios, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor.
Solo
hasta que la devoción se completa en el ser del hombre, entonces pueden hacerse
evidentes los frutos del Espíritu en amor, nadie puede amar a Dios y amar al
prójimo si primero se ama más a sí mismo. El amor que da la vida por alguien,
que no espera nada a cambio, que se limita a entregarse cada día con pasión y
vida, ese es el amor verdadero que surge de una naturaleza divina que ha
sometido por completo a una naturaleza terrenal difícil de domar, que por
momentos parece ganar la batalla y que nos hace infructuosos en el camino de la
verdad.
2Pe 1:8 Porque estas cualidades, si abundan en ustedes, les harán crecer en el conocimiento de
nuestro Señor Jesucristo, y evitarán que
sean inútiles e improductivos.
Quien
conoce a Cristo, conoce su caminar, y sigue sus pasos como ejemplo de una vida
abnegada al servicio de Dios. Quien busca añadir estas cosas a su vida enfrentara
un camino difícil que solo puede ser sorteado con la gracia divina. Pedro nos
dice que si abundan estas cosas en nosotros creceremos en el conocimiento de
Cristo y además como resultado de ello evitaremos ser inútiles e improductivos
para su reino.
2Pe 1:9 En cambio,
el que no las tiene es tan corto de vista que ya ni ve, y se olvida de que ha sido limpiado de sus
antiguos pecados.
Quien
por su propia decisión opta por no ir en pos de estas cosas, aunque puede ver
su vista se ha nublado casi por completo, hasta el punto de que ya ni ve lo que
antes podía ver, esa gracia, ese amor, esa necesidad por su presencia y la
búsqueda continua de ejercer y añadir cada una de estas virtudes que son fruto
del crecimiento espiritual, olvidándose de que ha sido limpiado de sus pecados.
2Pe 1:10 Por lo tanto,
hermanos, esfuércense más todavía
por asegurarse del llamado de Dios, que
fue quien los eligió. Si hacen estas
cosas, no caerán jamás,
2Pe 1:11 y se les abrirán de par en par las puertas
del reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.
Todo lo
que añadimos lo hacemos al esforzarnos por asegurarnos del llamado que Dios ha
dispuesto en nuestros corazones, y su elección para con nosotros. Si obramos
como Pedro sabiamente lo ha discernido entonces no caeremos jamás y además se
nos abrirán de par en par las puertas del reino de nuestro Señor Jesucristo.
Creo que ningún pasaje del nuevo testamento contiene las palabras que aquí se
mencionan, nadie había sido tan atrevido para decirnos que no caeríamos jamar y
que el reino de abriría a nosotros. El reino no es un lugar, es más bien un
estado interior al cual podemos acceder en la medida en que morimos a nosotros
mismos y nos hacemos participes de la naturaleza divina en lo eterno. Si el
reino fuese a llegar con Cristo en su segunda venida, creo que Pedro no habría
halado de esta manera, pero lo hizo sabiendo que el reino se abriría a aquellos
que le buscan, que se entregan con devoción y amor a su amado.
2Pe 1:12 Por eso siempre les recordaré estas
cosas, por más que las sepan y estén
afianzados en la verdad que ahora tienen.
Parte
de su predicación consistía en repetir con frecuencia estas cosas, porque
aunque las conocieran, era probable que pocos las pusieran por obra, y ese
conocimiento les fuese revelado.
2Pe 1:13 Además,
considero que tengo la obligación de refrescarles la memoria mientras
viva en esta habitación pasajera que es mi cuerpo;
Pedro
como peregrino en este cuerpo terrenal, habitación que todos tenemos, evidencia
la importancia de recordar con frecuencia las enseñanzas y fundamentos de la
verdad.
2Pe 1:14 porque sé que dentro de poco tendré que
abandonarlo, según me lo ha manifestado
nuestro Señor Jesucristo.
Reconocer
los tiempos de Dios es un don de Dios, Pedro reconoce que le queda poco tiempo,
pues así se lo ha manifestado Cristo mismo. Su revelación y conocimiento
provienen de una relación que se formó durante 3 años como discípulo y toda una
vida como enviado en su nombre.
2Pe 1:15 También me esforzaré con empeño para que aun
después de mi partida* ustedes puedan recordar estas cosas en todo tiempo.
Nos
exhorta a que recordemos esta enseñanza sobre el camino del creyente pues es
una guía que nos ayuda en nuestro crecimiento.
2Pe 1:16 Cuando les dimos a conocer la venida de
nuestro Señor Jesucristo en todo su poder,
no estábamos siguiendo sutiles cuentos supersticiosos sino dando
testimonio de su grandeza, que vimos con
nuestros propios ojos.
Los
enviados no han traído un cuento supersticioso acerca de la verdad, sino que
han dado testimonio de aquello que han conocido, de aquello que han podido
experimentar, por eso no hablamos de lo que podría ser, sino de lo que es,
hablamos de la verdad como quien la conoce, no como aquel que pretende haberla
conocido. Sabemos que hablamos verdad porque no hablamos lo que queremos sino
el mensaje que se nos ha confiado y lo hemos visto obrar con poder en el
corazón de aquellos que creen.
2Pe 1:17 Él recibió honor y gloria de parte de Dios el
Padre, cuando desde la majestuosa gloria
se le dirigió aquella voz que dijo:
" Éste es mi Hijo amado;
estoy muy complacido con él."*
Cristo
mismo fue honrado y glorificado por el Padre desde su bautismo hasta su
transfiguración en el monte, cuando aquella voz como trueno se dirigió a él,
hayo a su hijo y hubo complacencia en él.
2Pe 1:18 Nosotros mismos oímos esa voz que vino del
cielo cuando estábamos con él en el monte santo.
Pedro
fue testigo de aquellos eventos que marcaron su vida, como experiencias de vida
que trasforman y le permitieron reconocer al mesías.
2Pe 1:19 Esto nos ha confirmado la palabra* de los
profetas, a la cual ustedes hacen bien
en prestar atención, como a una lámpara
que brilla en un lugar oscuro, hasta que
despunte el día y salga el lucero de la mañana en sus corazones.
Luego
de vivir aquellas majestuosas experiencias, ellos mismos confirmaron lo vivido
con las escrituras, encontrando que todo era verdad, ellas les guiaron en medio
de los lugares más oscuros de sus dudas e inquietudes, para que luego de
encontrarle la luz que había surgido en sus corazones despuntara y saliera a
relucir el lucero de la mañana que es Cristo, en sus corazones.
2Pe 1:20 Ante todo,
tengan muy presente que ninguna profecía de la Escritura surge de la
interpretación particular de nadie.
2Pe 1:21 Porque la profecía no ha tenido su origen en
la voluntad humana, sino que los
profetas hablaron de parte de Dios,
impulsados por el Espíritu Santo.
Esta
expresión de Pedro es esencial para discernir la profecía verdadera de la
falsa, cuando una profecía es falsa surge de la mente, cuando la mente
interviene ella interpreta y dice lo que se piensa, mientras que la profecía
que viene de parte de Dios no tiene un origen en la interpretación de la mente,
ni parte de la voluntad del hombre, sino que surge de la inspiración del Espíritu
Santo para hablar el mensaje que Dios tiene a su pueblo. Como saber si la mente
es la que interpreta? Primero debemos ver los frutos de arrepentimiento y los del
Espíritu en la vida de aquel que profetiza, entre más frutos mayor confianza en
la profecía pues este ser va camino a menguar de sí mismo, segundo debemos
escuchar atentamente lo que se nos profetiza para discernirla, si encontramos
argumentos que no tienen sustento escritural entonces la profecía no es
verdadera y no proviene de Dios.
ESTUDIO BÍBLICO
Por: Camilo Sastoque
Ministerio Unidad de la Fe
2Pe 1:1 Simón Pedro,
siervo y apóstol de Jesucristo, a
los que por la justicia de nuestro Dios y Salvador Jesucristo han recibido una
fe tan preciosa como la nuestra.
La fe debe ser preciada por aquel que la posee, pues
no es un atributo que se pueda lograr por la perseverancia del hombre y es un
medio que nos permite llegar a la verdad, y vivir en la gracia. Es por la
justicia divina en Cristo que hemos podido ser justificados para recibir la fe
por la cual hemos podido creer, crecer y ser formados, gloria a Dios.
2Pe 1:2 Que abunden en ustedes la gracia y la paz por
medio del conocimiento que tienen de Dios y de Jesús nuestro Señor.
Es
notable que el conocimiento de la verdad, o sea de Cristo y de Dios, hacen que
podamos confiar cada día mas lo que trae como resultado una vida sosegada, en
paz y gozo, también con este entendimiento la gracia se derrama con mayor
abundancia para obrar en aquello que de antemano Dios ha preparado.
2Pe 1:3 Su divino poder, al darnos el conocimiento de aquel que nos
llamó por su propia gloria y potencia,
nos ha concedido todas las cosas que necesitamos para vivir como Dios
manda.*
Es por
medio del poder de Dios que se nos ha dado a entender el misterio del
conocimiento de Dios, quien nos ha llamado a vivir una vida donde nuestras
necesidades serán suplidas conforme su voluntad. Vivir como Dios manda no es
vivir una vida llena de lujos o excentricidades, quien las necesita, aún
necesita ser trasformado, una vida como Dios manda es una vida en paz, con
satisfacción y plenitud primero de su presencia y luego de aquello que podemos
necesitar.
2Pe 1:4 Así Dios nos ha entregado sus preciosas y
magníficas promesas para que ustedes,
luego de escapar de la corrupción que hay en el mundo debido a los malos
deseos, lleguen a tener parte en la
naturaleza divina.*
Sus
promesas nos han sido confiadas con un propósito, servir de faro en medio de la
oscuridad para que podamos guiarnos, ser iluminados en medio de los malos
deseos que gobiernan la mente, para trascenderlos y vivir en victoria sobre el
pecado. Pedro acota una expresión maravillosa, “la naturaleza divina”, en
nuestro ser habitan 2 naturalezas, una divina y una terrenal, solo aquel que es
llamado por Dios y con diligencia permite que Dios le perfeccione pude escapar
de la corrupción del mundo que le llama desde su naturaleza carnal a través de
los malos deseos puede adentrarse en la naturaleza divina. El mundo vive
alimentando y fortaleciendo la naturaleza carnal que le domina, más el hombre
espiritual busca trascenderla para ir en pos de lo eterno, lo imperecedero, lo
divino.
2Pe 1:5 Precisamente por eso, esfuércense por añadir a su fe, virtud;
a su virtud, entendimiento;
Pedro
desentraña desde lo más profundo de la escritura el camino que todo creyente
debe seguir si en algún momento pretende ir en pos de lo divino, entonces nos
exhorta a esforzarnos por añadir cosas a aquello que ya es evidente en la vida
del creyente, fe. Nadie puede buscar lo divino sin fe, la fe es un faro que nos
guía y nos permite crecer. Pedro empieza con la primera parte del rompecabezas,
la fe, esa fe salvadora con la que empezamos a ser conscientes del pecado y de
nuestra naturaleza carnal, además de ser conscientes de la presencia de Dios,
este es el comienzo que todo creyente descubre al momento de su nuevo nacer.
Luego pide que a esta fe añadamos virtud, porque virtud?, porque hemos
contaminado nuestro ser y esa naturaleza divina de la cual tenemos parte
empieza a conducirnos hacia un nuevo estado, un estado de virtud, en donde
podemos elegir ahora con libertad lo que hemos de hacer, que camino elegir ya
sin condicionamientos, ni forzamientos por el pecado, podemos elegir la virtud
por sobre lo profano en cada decisión, en cada palabra y en cada acción. Luego
nos pide que añadamos a la virtud entendimiento, de nada nos sirve cambiar si
no entendemos el porqué, y para llegar al entendimiento del que nos habla Pedro
no solo es necesario el conocimiento de las escrituras y de Dios, sino también
que este conocimiento sea revelado a nuestro interior, que se convierta en un
saber, no solo un conocimiento, es diferente conocer algo que saberlo, existen
dos tipos de sabiduría una terrenal y una divina. La sabiduría terrenal puede
enseñarte lo que debes entender, pero solo la sabiduría divina puede dártelo a
conocer.
2Pe 1:6 al entendimiento, dominio propio; al dominio propio, constancia;
a la constancia, devoción a Dios;
Ahora
añade a tu entendimiento dominio propio, pues de nada nos sirve conocer algo,
si ese algo no puede ser puesto en práctica, no podemos solo hablar de santidad,
necesitamos vivirla, experimentarla para que el conocimiento y la revelación se
completen, la práctica del dominio propio es la práctica de la negación de esa
vieja naturaleza. Seguimos añadiendo constancia, perseverancia, diligencia para
ir en pos de lo eterno, de su reino y justicia, que surge en la medida en que
morimos a nosotros mismos. Luego de que hemos añadido todo esto el crecimiento
empieza a tornarse cada vez más profundo y la crucifixión de nuestro ser se
completa cuando nos entregamos con devoción completa a la voluntad divina.
Entregarse por completo es el acto de contrición más poderoso, porque es allí
cuando realmente mueres a ti mismo, ya no eres tú, sino Cristo en ti, muy pocos
buscan llegar a este estado, porque implica la negación completa de su ser, y
quien está dispuesto realmente a morir?.
2Pe 1:7 a la devoción a Dios, afecto fraternal; y al afecto fraternal, amor.
Solo
hasta que la devoción se completa en el ser del hombre, entonces pueden hacerse
evidentes los frutos del Espíritu en amor, nadie puede amar a Dios y amar al
prójimo si primero se ama más a sí mismo. El amor que da la vida por alguien,
que no espera nada a cambio, que se limita a entregarse cada día con pasión y
vida, ese es el amor verdadero que surge de una naturaleza divina que ha
sometido por completo a una naturaleza terrenal difícil de domar, que por
momentos parece ganar la batalla y que nos hace infructuosos en el camino de la
verdad.
2Pe 1:8 Porque estas cualidades, si abundan en ustedes, les harán crecer en el conocimiento de
nuestro Señor Jesucristo, y evitarán que
sean inútiles e improductivos.
Quien
conoce a Cristo, conoce su caminar, y sigue sus pasos como ejemplo de una vida
abnegada al servicio de Dios. Quien busca añadir estas cosas a su vida enfrentara
un camino difícil que solo puede ser sorteado con la gracia divina. Pedro nos
dice que si abundan estas cosas en nosotros creceremos en el conocimiento de
Cristo y además como resultado de ello evitaremos ser inútiles e improductivos
para su reino.
2Pe 1:9 En cambio,
el que no las tiene es tan corto de vista que ya ni ve, y se olvida de que ha sido limpiado de sus
antiguos pecados.
Quien
por su propia decisión opta por no ir en pos de estas cosas, aunque puede ver
su vista se ha nublado casi por completo, hasta el punto de que ya ni ve lo que
antes podía ver, esa gracia, ese amor, esa necesidad por su presencia y la
búsqueda continua de ejercer y añadir cada una de estas virtudes que son fruto
del crecimiento espiritual, olvidándose de que ha sido limpiado de sus pecados.
2Pe 1:10 Por lo tanto,
hermanos, esfuércense más todavía
por asegurarse del llamado de Dios, que
fue quien los eligió. Si hacen estas
cosas, no caerán jamás,
2Pe 1:11 y se les abrirán de par en par las puertas
del reino eterno de nuestro Señor y Salvador Jesucristo.
Todo lo
que añadimos lo hacemos al esforzarnos por asegurarnos del llamado que Dios ha
dispuesto en nuestros corazones, y su elección para con nosotros. Si obramos
como Pedro sabiamente lo ha discernido entonces no caeremos jamás y además se
nos abrirán de par en par las puertas del reino de nuestro Señor Jesucristo.
Creo que ningún pasaje del nuevo testamento contiene las palabras que aquí se
mencionan, nadie había sido tan atrevido para decirnos que no caeríamos jamar y
que el reino de abriría a nosotros. El reino no es un lugar, es más bien un
estado interior al cual podemos acceder en la medida en que morimos a nosotros
mismos y nos hacemos participes de la naturaleza divina en lo eterno. Si el
reino fuese a llegar con Cristo en su segunda venida, creo que Pedro no habría
halado de esta manera, pero lo hizo sabiendo que el reino se abriría a aquellos
que le buscan, que se entregan con devoción y amor a su amado.
2Pe 1:12 Por eso siempre les recordaré estas
cosas, por más que las sepan y estén
afianzados en la verdad que ahora tienen.
Parte
de su predicación consistía en repetir con frecuencia estas cosas, porque
aunque las conocieran, era probable que pocos las pusieran por obra, y ese
conocimiento les fuese revelado.
2Pe 1:13 Además,
considero que tengo la obligación de refrescarles la memoria mientras
viva en esta habitación pasajera que es mi cuerpo;
Pedro
como peregrino en este cuerpo terrenal, habitación que todos tenemos, evidencia
la importancia de recordar con frecuencia las enseñanzas y fundamentos de la
verdad.
2Pe 1:14 porque sé que dentro de poco tendré que
abandonarlo, según me lo ha manifestado
nuestro Señor Jesucristo.
Reconocer
los tiempos de Dios es un don de Dios, Pedro reconoce que le queda poco tiempo,
pues así se lo ha manifestado Cristo mismo. Su revelación y conocimiento
provienen de una relación que se formó durante 3 años como discípulo y toda una
vida como enviado en su nombre.
2Pe 1:15 También me esforzaré con empeño para que aun
después de mi partida* ustedes puedan recordar estas cosas en todo tiempo.
Nos
exhorta a que recordemos esta enseñanza sobre el camino del creyente pues es
una guía que nos ayuda en nuestro crecimiento.
2Pe 1:16 Cuando les dimos a conocer la venida de
nuestro Señor Jesucristo en todo su poder,
no estábamos siguiendo sutiles cuentos supersticiosos sino dando
testimonio de su grandeza, que vimos con
nuestros propios ojos.
Los
enviados no han traído un cuento supersticioso acerca de la verdad, sino que
han dado testimonio de aquello que han conocido, de aquello que han podido
experimentar, por eso no hablamos de lo que podría ser, sino de lo que es,
hablamos de la verdad como quien la conoce, no como aquel que pretende haberla
conocido. Sabemos que hablamos verdad porque no hablamos lo que queremos sino
el mensaje que se nos ha confiado y lo hemos visto obrar con poder en el
corazón de aquellos que creen.
2Pe 1:17 Él recibió honor y gloria de parte de Dios el
Padre, cuando desde la majestuosa gloria
se le dirigió aquella voz que dijo:
" Éste es mi Hijo amado;
estoy muy complacido con él."*
Cristo
mismo fue honrado y glorificado por el Padre desde su bautismo hasta su
transfiguración en el monte, cuando aquella voz como trueno se dirigió a él,
hayo a su hijo y hubo complacencia en él.
2Pe 1:18 Nosotros mismos oímos esa voz que vino del
cielo cuando estábamos con él en el monte santo.
Pedro
fue testigo de aquellos eventos que marcaron su vida, como experiencias de vida
que trasforman y le permitieron reconocer al mesías.
2Pe 1:19 Esto nos ha confirmado la palabra* de los
profetas, a la cual ustedes hacen bien
en prestar atención, como a una lámpara
que brilla en un lugar oscuro, hasta que
despunte el día y salga el lucero de la mañana en sus corazones.
Luego
de vivir aquellas majestuosas experiencias, ellos mismos confirmaron lo vivido
con las escrituras, encontrando que todo era verdad, ellas les guiaron en medio
de los lugares más oscuros de sus dudas e inquietudes, para que luego de
encontrarle la luz que había surgido en sus corazones despuntara y saliera a
relucir el lucero de la mañana que es Cristo, en sus corazones.
2Pe 1:20 Ante todo,
tengan muy presente que ninguna profecía de la Escritura surge de la
interpretación particular de nadie.
2Pe 1:21 Porque la profecía no ha tenido su origen en
la voluntad humana, sino que los
profetas hablaron de parte de Dios,
impulsados por el Espíritu Santo.
Esta
expresión de Pedro es esencial para discernir la profecía verdadera de la
falsa, cuando una profecía es falsa surge de la mente, cuando la mente
interviene ella interpreta y dice lo que se piensa, mientras que la profecía
que viene de parte de Dios no tiene un origen en la interpretación de la mente,
ni parte de la voluntad del hombre, sino que surge de la inspiración del Espíritu
Santo para hablar el mensaje que Dios tiene a su pueblo. Como saber si la mente
es la que interpreta? Primero debemos ver los frutos de arrepentimiento y los del
Espíritu en la vida de aquel que profetiza, entre más frutos mayor confianza en
la profecía pues este ser va camino a menguar de sí mismo, segundo debemos
escuchar atentamente lo que se nos profetiza para discernirla, si encontramos
argumentos que no tienen sustento escritural entonces la profecía no es
verdadera y no proviene de Dios.