lunes, 19 de diciembre de 2016

TIEMPO DE REFLEXIÓN

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Es obvio que no puede haber una comparación real entre Jesús y Santa Clós, pero imaginemos esta comparación: Santa vive en el Polo Norte. Jesús está en todas partes. Santa se pasea en trineo. Jesús se pasea por el viento y camina sobre las aguas. Santa viene una vez al año. Jesús es una ayuda siempre presente. San­ta llena tus calcetines con regalitos. Jesús suple todas tus necesi­dades. Santa baja por tu chimenea sin invitación. Jesús se detiene en tu puerta y toca, después entra a tu corazón cuando tú lo invi­tas. Para ver a Santa tienes que hacer fila. Jesús está tan cerca como el hecho de mencionar su nombre. Santa te deja sentarte en sus piernas. Jesús te deja descansar en sus brazos. Santa no se sabe tu nombre, todo lo que puede decir es: "Hola pequeño, ¿cómo te llamas?". Jesús sabe tu nombre desde antes de que nacieras. No sólo sabe tu nombre, también sabe tu historia y tu futuro. Santa tiene una barriga llena de almohadas. Jesús tiene un corazón lle­no de amor. Todo lo que Santa puede ofrecer es "jo jo jo". Jesús ofrece salud, ayuda, esperanza. Santa dice “No llores". Jesús dice: "Descansen sus preocupaciones en mi, que yo cuidaré de ustedes". Los pequeños ayudantes de Santa hacen juguetes. Jesús hace nueva vida, repara corazones lastimados y arregla hogares rotos. Santa puede hacerte sonreír. Jesús te da la alegría que es tu fuerza. Santa deja regalos debajo de tu árbol. Jesús fue nuestro regalo en el pesebre.
Necesitamos recordar a quien verdaderamente le da sentido a la Navidad. Necesitamos poner a Jesús de regreso en Navidad. Jesús es la verdadera razón de ser de esta época.
La frase que dice: "La Navidad es tiempo de dar y compartir", no se refiere a los regalos de Santa, sino a la entrega que hizo Jesús para salvamos y mostramos el camino a seguir... Más vale un buen gesto de afecto que miles de regalos...

Lc 2:7 Y dio a luz a su hijo primogénito, y lo envolvió en pañales, y lo acostó en un pesebre, porque no había lugar para ellos en el mesón.

El tiempo de Navidad es maravilloso, sobre todo porque ahora lo disfruto mucho mejor. En mi niñez y adolescencia solo esperaba por los regalos o por viajar a un sitio para disfrutar, ahora espero esta época para compartir más en familia y con aquellos que tienen necesidad. Como la reflexión nos menciona el sentido de la navidad se ha cambiado, hemos cambiado al hijo de Dios por un ser que cumple nuestros deseos egoístas. Hemos cambiado la humildad, el dar y el compartir, por el egoísmo, la vanidad y el complacernos con los mejores regalos y comidas. Porque mejor en esta navidad no compartes con alguien que no tenga tus mismos privilegios y das con abundancia para que recuerdes que la navidad no es acerca de lo que quieres, sino de lo que podemos hacer. Jesús vino como el regalo para un mundo pecador que no merecía sino el castigo divino, pero que al hacerse hombre se humillo a sí mismo para cambiar el rumbo de la humanidad y darnos vida eterna. Si el dio, ¿porque nosotros solo queremos recibir? Su nacimiento en un pesebre debe recordarnos la humildad que debemos cultivar en nuestros corazones para no enaltecernos por lo que se nos ha concedido disfrutar, su nacimiento en el lugar más humilde, nos hace preguntarnos, ¿en dónde estamos hoy?, ¿vivimos conforme a sus enseñanzas y hacemos de este tiempo algo para que el mundo le recuerde a él?, o ¿celebramos esta fecha para exaltar el ego y buscar la autosatisfacción?

GUÍA DE ESTUDIO

¿Qué harás esta navidad para que sea diferente?
¿Esperas recibir o dar?
¿Por qué celebras la navidad?

¿Reconoces el verdadero sentido de la navidad?

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