domingo, 4 de diciembre de 2016

PREDICA DOMINICAL - SE HIZO MALDICIÓN POR NOSOTROS

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PREDICA DOMINICAL
Por: Camilo Sastoque
Ministerio Unidad de la Fe

SE HIZO MALDICIÓN POR NOSOTROS

Gal 3:13 Cristo nos rescató de la maldición de la ley al hacerse maldición por nosotros, pues está escrito: "Maldito todo el que es colgado de un madero."*

INTRODUCCIÓN

No siempre tendemos a ver las escrituras con tal entendimiento de lo que ellas nos revelan, por eso es bueno que nos sean enseñadas, para ayudarnos a interpretarlas de forma correcta, no es fácil llegar a comprender lo que Cristo hizo por la humanidad, lo que significó su sacrificio y por qué lo hizo.

Tengo que reconocer que no soy merecedor de lo que Cristo hizo por mí, y que me siento aterrorizado de poder enseñar algo que no sea bíblico o conforme a su voluntad. No soy el mejor, ni el más famoso, ni el más versado, solo soy un hombre que recibió un llamado y que arde en su corazón ese llamado por predicar la verdad del evangelio que un día transformo mi vida. Y uno de los aspectos que más transformo mi ser fue el reconocer y entender lo que Cristo hizo por nosotros, los que ahora nos llamamos su pueblo.

DESARROLLO

Pablo escribiendo a los gálatas nos sumerge en la revelación de lo que hizo Jesús por nosotros y es allí a donde los quiero llevar, al versículo con el que damos comienzo a esta predica, Gal 3:13 (leer arriba). Dios sabía que el hombre por sus propios medios le era imposible volverse a Dios y cumplir con la ley, aunque la había dispuesto para liberar al pueblo, esta termino por confundirlo y sumergirlo aún más en su pecado. El legalismo farisaico y la religiosidad permearon la obra maravillosa que Moisés trajo con la ley a su pueblo. El pueblo de Dios se apartó de Dios y de su ley, pero al cumplirse el tiempo, el Padre envió a su Hijo, 100% hombre y 100% Dios, para que cumpliese con lo que era necesario para liberar al hombre de la maldición que se cernía sobre él. No había posibilidad alguna de que por nuestros propios medios pudiésemos llegar a Dios, así que Jesús se entregó para rescatarnos de la maldición de la ley, pues la ley exigía que todo aquel que no la cumpliese fuese maldito y apartado de Dios para destrucción.

No sé si pueda expresarlo de forma correcta, espero que el Espíritu Santo me guie a hacerlo, pero con temor y temblor hablo a ustedes para que podamos reconocer lo que Cristo hizo, no, el no murió por mí, murió para que todos tuviéramos la posibilidad de ir al Padre. Eso solo había estado disponible para unos pocos ungidos y para su pueblo, pero no para nosotros. Jesús murió haciéndose maldición para llevar la medición que corría por nosotros y nos libró del castigo eterno que estaba reservado para quienes permanecen en el pecado.
No se si puedas notar lo importante de esto, es trascendental que lo entiendas porque esto cambiara la perspectiva desde la que ves lo eterno. El, Dios mismo se hizo hombre para que tu, un simple mortal, pudieras ir al él, para que pudieras ser salvo y libre de la maldición que toda la humanidad portaba. He aquí un ser que no conoce el pecado, pero que por amor se entrega completamente a llevar el pecado de la maldición que le pertenece a otros, para poderles redimir, eso es amor, ese es el sacrificio de mi Señor, a quien amo y anhelo entregar mi vida por él.

CONCLUSIÓN

Mis ojos lloraron cuando pude descubrirme pecador e indigno de tal sacrificio de amor. No pude sino quebrantarme en su amor y decirle “perdóname, perdóname, perdóname”, no lo merecía, pero sin importarle, el me amo, como lo hace contigo. Su sacrificio me permitió llegar a conocer a mi Padre celestial, su palabra y sus mandamientos, los cuales amo con todo mi corazón, a pesar de que en ocasiones falle en mantenerme firme por guardarlos, pero lo intento, él lo sabe.

No vengo a alardearte sobre lo que él ha hecho en mí, pero si me gustaría que valoraras más el sacrificio que el hizo, y eso solo puede suceder cuando somos confrontados con el castigo que merecía nuestra maldición por el pecado, “morir en un madero”. Recuerda que has sido comprado por un precio demasiado valioso, que si no lo valoras entraras en el tedio de la religiosidad y te perderás de conocer el inmenso amor que espera por aquellos que se arrepienten y que experimentan su gracia.

De un pecador arrepentido a otro te exhorto a seguir sus pasos, sus enseñanzas, a amarle como jamás nunca lo has hecho, a que entregues tu vida en sacrificio por su causa, pero hazlo siempre con la convicción de aquel que se haya indigno ante su presencia, no merecimos nada de lo que el hizo, hubiese sido suficiente con que nos hubiese librado del castigo eterno, con que nos hubiese dado un lugar diferente para ir por pecadores, pero no, eso no le basto, nos hizo sus hijos, nos adoptó y como hijos agradecidos por su sacrificio, y llenos de agradecimiento, nos consagramos a ti Señor.


Oremos, Señor no somos dignos de tal amor, pero aquí estamos, conociéndote, te agradecemos el que sin tu merecerlo hubieses llevado el peso de nuestra maldición y nos hubieses librado del castigo eterno, como hijos redimidos, llenos de agradecimiento reconocemos la obra maravillosa que llevaste a cabo y nos consagramos a ti, haz de nosotros lo que quieras Señor, amen.

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