ESTUDIO BÍBLICO
Por: Camilo Sastoque
Ministerio Unidad de la Fe
1Pe 2:1 Por lo tanto,
abandonando toda maldad y todo engaño,
hipocresía, envidias y toda
calumnia,
Es un
ejercicio espiritual el renunciar, dejar o abandonar toda maldad que surge en
nuestro interior, todo engaño que surge del exterior, toda hipocresía, porque
el hipócrita es aquel que no es sincero, verdadero, alguien que solo finge,
abandonemos toda envidia y calumnia que pueda surgir de nuestra naturaleza
carnal, pues la envidia solo puede encontrar cabida en un corazón que tiene
expectativas y la calumnia surge de un corazón resistente a la bondad.
1Pe 2:2
deseen con ansias la leche pura de la palabra,* como niños recién
nacidos. Así, por medio de ella, crecerán en su salvación,
Abandonando todo deseo que proviene
de nuestras concupiscencias, deseemos con ansiedad solo aquello que puede
trasformar el corazón y nutrir el alma, esa leche de la fuente, esa palabra que
trasforma, que como a niños que la necesitan Dios ha dispuesto en abundancia
para que por medio de ella, podamos crecer en nuestra salvación. La salvación
necesita crecer y abarcarlo todo en nuestro ser, pues en ella hay libertad, sanidad,
bendición, victoria y presencia de Dios.
1Pe 2:3
ahora que han probado lo bueno que es el Señor.
La salvación es una prueba de la
bondad del Señor, solo quien comprende y experimenta en su ser la salvación
puede decir con certeza lo bueno que es Dios.
1Pe 2:4
Cristo es la Piedra viva,
rechazada por los seres humanos pero escogida y preciosa ante Dios. Al acercarse a él,
Pedro usa la simbología de Cristo
quien como piedra viva, ha sido rechazada por la humanidad, pero en Dios
escogida y perfeccionada para hacerle preciosos a aquellos que habrían de
probar la salvación.
1Pe 2:5
también ustedes son como piedras vivas,
con las cuales se está edificando una casa espiritual. De este modo llegan a ser un sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales que
Dios acepta por medio de Jesucristo.
Bajo su misma esencia, como piedras
vivas Dios edifica una casa espiritual, un lugar al cual pueden acudir los
refugiados, heridos, dolidos y desechados. Convirtiéndoos en un sacerdocio santo, apartado dispuestos siempre
a ofrecer nuestras vidas como sacrificio espiritual que solo es aceptado por
Dios a través de Jesucristo.
1Pe 2:6
Así dice la Escritura:
"Miren que pongo en Sión una piedra principal escogida y
preciosa, y el que confíe en ella no
será jamás defraudado."*
El pasaje de Isaías 28:16 se ha
encontrado cumplimiento en Cristo. Como podemos notar la escritura sirve como
fundamento para establecer su misma revelación. Sion es la iglesia, y como
cabeza o fundamento de esta se ha escogido a una piedra principal que es
Cristo, para que todo aquel que ponga su confianza en él, no sea defraudado. La
confianza solo puede surgir sobre un fundamento, la verdad.
1Pe 2:7
Para ustedes los creyentes, esta
piedra es preciosa; pero para los
incrédulos, "la piedra que
desecharon los constructores ha llegado a ser piedra angular",
Para la iglesia que entiende el
fundamento de la verdad, Cristo viene a ser apreciado y atesorado como algo
valioso, mientras que para los que no creen, ese fundamento angular para la
construcción de la confianza no puede ser alcanzado.
1Pe 2:8
y también: üna piedra de tropiezo
y una roca que hace caer."* destinados.
Al no poder ser alcanzado se
convierte en tropiezo para que la confianza no pueda surgir, con lo cual solo
queda la caída.
1Pe 2:9
Pero ustedes son linaje escogido,
real sacerdocio, nación
santa, pueblo que pertenece a Dios, para que proclamen las obras maravillosas de
aquel que los llamó de las tinieblas a su luz admirable.
Aquellos que han puesto su confianza
en la roca no serán defraudados pues ellos han sido dispuestos por Dios como
“linaje escogido” habla de la naturaleza, “real sacerdocio” habla del servicio,
“nación santa” habla de del proceso de santificación que es llevado a cabo en
nosotros y “pueblo que pertenece a Dios” habla de nuestra identidad con el
Padre.
1Pe 2:10
Ustedes antes ni siquiera eran pueblo,
pero ahora son pueblo de Dios;
antes no habían recibido misericordia,
pero ahora ya la han recibido.
Antes no teníamos una identidad,
nuestra identidad era vana, perecedera, mas ahora somos su pueblo. Siendo un
pueblo lejano a su identidad no éramos dignos de su misericordia, pero al
recibir a Cristo como nuestro Señor y salvador hemos encontrado su
misericordia.
1Pe 2:11
Queridos hermanos, les ruego como
a extranjeros y peregrinos en este mundo,
que se aparten de los deseos pecaminosos* que combaten contra la vida.
De nuevo es interesante hacer
notorio que los deseos pecaminosos combaten contra la vida de Dios, la
naturaleza carnal combate a la naturaleza divina en nuestro interior, por ello
Pedro nos ruega que como peregrinos que no tienen apegos a lo terrenal nos
apartemos, que rechacemos todo aquello que proviene de nuestra naturaleza
carnal, para que al obrar bien confrontemos la mentira y el engaño con la
verdad.
1Pe 2:12
Mantengan entre los incrédulos una conducta tan ejemplar que, aunque los acusen de hacer el mal, ellos observen las buenas obras de ustedes y
glorifiquen a Dios en el día de la salvación.
No buscamos aparentar algo que no
somos, sino más ben expresar aquello que si somos, seres que hemos sido
trasformados, renacidos cuya conducta es acorde con sus palabras y pensamientos
para que Dios se glorifique. Que si hablan mal, lo hagan como una calumnia, no
porque de verdad lo hayamos hecho.
1Pe 2:13
Sométanse por causa del Señor a toda autoridad humana, ya sea al rey como suprema autoridad,
1Pe 2:14
o a los gobernadores que él envía para castigar a los que hacen el mal y
reconocer a los que hacen el bien.
Para un creyente no debe difícil
someterse a una autoridad, aunque no esté de acuerdo y su comportamiento sea
reprochable, las autoridades humanas fueron establecidas para cumplir un
propósito, sin importar sin nos parecen o no, o si estamos de acuerdo o no. No
nos sometemos por debilidad, ni por falta de voluntad, sino porque nuestra
voluntad está por sobre todo sometida primero al Señor. Pues toda autoridad es
dada por Dios para un propósito, aunque este no sea evidente para el creyente.
1Pe 2:15
Porque ésta es la voluntad de Dios:
que, practicando el bien, hagan callar la ignorancia de los insensatos.
No es difícil conocer la voluntad
de Dios, pues ella se revela a través de las escrituras al corazón del hombre
que las estudia con diligencia. Encontramos que parte e su voluntad para el
hombre es que este practique el bien en todo, y con ello haga callar a los
insensatos que por su ignorancia desconocen la verdad. Solo quien practica el
bien por motivos de conciencia, es usado por Dios para hacer evidente la mentira
y el engaño.
1Pe 2:16
Eso es actuar como personas libres que no se valen de su libertad para
disimular la maldad, sino que viven como
siervos de Dios.
Las personas creen que ser libre es
hacer lo que a uno mejor le parece, pero eso no es libertad, pues sin que se
den cuenta ellos mismos son controlados por sus impulsos, deseos y pasiones.
Solo quien es verdaderamente libre puede ejercer su voluntad para obrar bien,
conforme a la conciencia, y a la voluntad divina. El mundo se ufana de su
libertad para disimular la maldad de sus corazones, pervierten su ser con
pornografía, relaciones antes del matrimonio, mentira y engaño disimulándolo
posteriormente como libre desarrollo de la personalidad, una libertad falsa con
la cual buscan tapar la maldad de sus corazones.
1Pe 2:17
Den a todos el debido respeto:
amen a los hermanos, teman a
Dios, respeten al rey.
El respeto debe ser algo
característico del creyente, y debe ser entregado a todos sin condiciones de
raza, política o religión, pues cualquier atisbo de parcialidad demostraría
nuestra poca o escasa entrega para con el Señor. Amen a los hermanos aunque
ellos se enreden es vanos conflictos, teman a Dios pues nuestra reverencia es
eterna y respetemos a los reyes, presidentes, parlamentarios y personas con
autoridad pues no los vemos como seres superiores, sino como personas que
cumplen el plan de Dios.
1Pe 2:18
Criados, sométanse con todo
respeto a sus amos, no sólo a los buenos
y comprensivos sino también a los insoportables.
Para la época los criados eran
esclavos, pues la esclavitud era el sistema implementado y aceptado por el
reino, hoy en día la esclavitud no es más avalada por algunos gobiernos, pero
ahora somos trabajadores que no tenemos amos, sino jefes a quienes debemos
respeto en nuestras palabras y consideraciones, no solo porque sean buenos,
sino también a aquellos que parecen insoportables. Porque se nos pondría una
carga que parece tan difícil de llevar?, porque en la mansedumbre del hombre
espiritual no hay diferencias para con la autoridad, ella se cumple nos guste o
no. El hombre espiritual ha de trascender toda diferencia, toda preferencia,
toda opinión o gusto personal para ir en pos del servicio a Dios.
1Pe 2:19
Porque es digno de elogio que,
por sentido de responsabilidad delante de Dios, se soporten las penalidades, aun sufriendo injustamente.
Creyente debe llegar a un punto en
su madurez en el cual por su sentido de responsabilidad no deben importar las
penalidades o sufrimientos que se puedan experimentar, pues la justicia de Dios
no se experimenta en lo que se quiere, sino cuando somos perdonados y redimidos
de nuestro pecado. Las injusticias serán pagadas a su tiempo por el Señor.
1Pe 2:20
Pero ¿cómo pueden ustedes
atribuirse mérito alguno si soportan que los maltraten por hacer el mal? En cambio,
si sufren por hacer el bien, eso
merece elogio delante de Dios.
No es factible que el creyente
pretenda mérito alguno cuando se comporta mal y obtiene el justo castigo por
ello, por eso el creyente como peregrino debe comprender que si sufrimos al
obrar con bien, solo ello es digno de elogio delante de Dios. El sufrimiento
nos libera de nosotros mismos, nos acerca a Dios y nos permite reconocer su
poder y amor.
1Pe 2:21
Para esto fueron llamados, porque
Cristo sufrió por ustedes, dándoles
ejemplo para que sigan sus pasos.
La iglesia no fue llamada para
gobernar, ni para ser bendecida, sino para sufrir como Cristo sufrió, porque
solo el sufrimiento puede llegar al corazón del hombre hacer lo que nada, ni
nadie más puede lograr, transformarlo. Esto debe ser meditado frecuentemente,
para que cuando nos hallemos en diversas situaciones adversas o contrarias,
reconozcamos el poder de Dios y sigamos los pasos de nuestro maestro. Cuantos podrían
decir que siguen sus pasos, con sinceridad muy pocos.
1Pe 2:22
"El no cometió ningún pecado ni hubo engaño alguno en sus
labios."
Cristo mismo no peco, ni engaño con
sus palabras como el hombre naturalmente lo ha hecho, y sin embargo sufrió mucho,
por ello fue exaltado por el Padre a lo sumo. En Isaías 53:9 encontramos la
revelación del Hijo de Dios encontrando cumplimiento en Cristo, quien como
cordero fue llevado al matadero, su juicio y muerte fue injustos, pero aun así
no renegó de la voluntad de Dios, sino que la acepto con valentía y devoción.
1Pe 2:23
Cuando proferían insultos contra él,
no replicaba con insultos; cuando
padecía, no amenazaba, sino que se entregaba a aquel que juzga con
justicia.
Su ejemplo de entrega en medio de los
insultos, en medio del dolor y el padecimiento por los azotes y la cruz, es
digno de alabanza. Pudo haber proferido palabras en contra de sus angustiadores
pero eligió no hacerlo, pudo responder a los insultos pero no lo hizo, con su
sufrimiento alcanzo un nivel de entrega y devoción mayor, al cual somos
llamados.
1Pe 2:24
Él mismo, en su cuerpo, llevó al madero nuestros pecados, para que muramos al pecado y vivamos para la
justicia. Por sus heridas ustedes han
sido sanados.
Pero su sufrimiento nunca llegara
por ningún motivo a ser igual a cualquier sufrimiento del hombre, porque este
nunca ha tenido, ni tendrá que pagar el precio de todo el pecado de la
humanidad y cargar con él en su cuerpo. Su sufrimiento físico por las heridas y
la crucifixión eran más tolerables, pero su sufrimiento natural y espiritual es
inconmensurable. Recitamos con mucha frecuencia este pasaje “por sus llagas
hemos sido sanados”, pero realmente entendemos de lo que fuimos librados por el
sacrificio de Cristo?, con tristeza pienso que muchos no lo comprenden y por
ello viven vidas que giran solo en torno a ellos. Si comprendiéramos el
verdadero sacrifico de Cristo, que no fue morir en la cruz, sino cargar con el
pecado del hombre, entonces viviríamos vidas en obediencia y devoción.
1Pe 2:25
Antes eran ustedes como ovejas descarriadas, pero ahora han vuelto al Pastor que cuida de
sus vidas.
Fuimos ovejas que elegimos (cuando
decidimos no decir nada o no elegir) seguir un camino diferente, descarriarnos
del sendero, pero ahora el Pastor ha vuelto, su llamado se ha hecho evidente a
nuestro corazón y confiamos plenamente en su cuidado, aun en medio de las
dificultades y las pruebas, pues nos sentimos dignos y bienaventurados de
sufrir por su causa.
