domingo, 10 de julio de 2016

PREDICA DOMINICAL - UN LLAMADO AL MAESTRO

PREDICA DOMINICAL
Por: Camilo Sastoque
Ministerio Unidad de la Fe

UN LLAMADO AL MAESTRO

Santiago 3:1 Hermanos míos, no pretendan muchos de ustedes ser maestros, pues, como saben, seremos juzgados con más severidad.

INTRODUCCIÓN

La iglesia necesita con urgencia de maestros que eviten al pueblo de Dios caer en los engaños, pero ¿cómo?, si el ministerio del maestro es el más denigrado y tenido por poco dentro de los mismos creyentes y las mismas congregaciones, existe hoy un exagerado énfasis en formar apóstoles y profetas que no conocen las escrituras, que no tienen fundamentos, que hablan sin entender lo que significa la profecía; muchas iglesias enfatizan en invitar a los congresos a estos siervos y a no a maestros.  Existen congregaciones de miles en donde se les hace creer cosas que no son y ¿dónde están los maestros de las escrituras? No debemos permitirlo, basta ya de engaños y mentiras.
No podemos darnos el lujo de quedarnos estáticos, viendo como nuestras congregaciones y la iglesia del Señor cae en medio de engaños, falsos profetas y maestros que con sutileza y astucia envuelven la vida de millares para destrucción.
No podemos permanecer impávidos ante tal situación, el Señor ha puesto en mi corazón el predicar un llamado al maestro, un llamado a aquellos que tienen el ministerio de la enseñanza para que se levanten dentro de sus congregaciones y pongan en conocimiento sus puntos de vista según las escrituras, que confronten toda herejía y falsedad, que confronten a los falsos maestros y las falsas enseñanzas, para contender por la verdad. Eso no quiere decir que ya lo sepamos todo, un verdadero maestro siempre estará dispuesto a aprender, pero si no hay sustento bíblico para defender lo que se predica, entonces batalla.
DESARRROLLO
La iglesia está llena de cristianos inmaduros y poco establecidos en los fundamentos de la fe cristiana, que no pueden sostener una discusión sobre su fe porque sus argumentos palidecen ante la cultura de este mundo, su posición solo demuestra el poco o escaso compromiso que tienen con las verdades bíblicas. Estamos llenos de pulpitos que predican cosas que no entienden, que prefieren predicar conforme a las necesidades del pueblo antes de confiarles el llamado de Dios para que obedezcan a la fe.
Basta ya, ¿no deberían ser ya maestros? Les dice Pablo a los hebreos, miremos:
Heb 5:12  En realidad,  a estas alturas ya deberían ser maestros,  y sin embargo necesitan que alguien vuelva a enseñarles las verdades más elementales de la palabra de Dios.  Dicho de otro modo,  necesitan leche en vez de alimento sólido.
¿Porque?  creyentes que llevan años en el evangelio, todavía necesitan de leche espiritual, pues son así porque no hay nadie que les enseñe como crecer, que crecer con convicción y certeza es posible de la mano del maestro, ellos no saben cómo digerir ese alimento sólido pues la iglesia carece de buenos maestros.
Gracias a Dios existen algunos todavía, pero no podemos dormirnos en los laureles. Necesitamos una generación de maestros que se levanten en el conocimiento de Dios para conocer las verdades fundamentales de las escrituras, para que confronten toda herejía y para que corrijan los errores de sus congregaciones, no puede haber un equilibrio real sin maestros en la iglesia.
Es notable que las universidades no son suficientes para formar maestros, pues un maestro no lo es por sus estudios, sino por el llamado y la revelación de Dios. Puede que en tu corazón arda el anhelo por conocer las escrituras, si dices con frecuencia: “eso que se está diciendo desde el altar no es correcto en base a las escrituras”, Dios te ha dado el privilegio y la responsabilidad de predicar su verdad con fundamento escritural, entonces, tu puedes ser ese maestro que necesita tu congregación, que necesita esta sociedad asediada por la mentira y el engaño.

CONCLUSION

Es tiempo de llamar a los maestros, para que con humildad y servicio nos consagremos a la responsabilidad que se nos ha encomendado de parte del Señor, no podemos quedarnos estáticos, movámonos en donde estemos, en nuestras congregaciones para que con respeto y honra confrontemos a nuestros pastores, a nuestros amigos, a nuestras familias y a nuestra sociedad.

Se necesitan hombres incorruptibles, con verdadera vocación de entrega servicio y enseñanza. La iglesia está cansada de aquellos que enseñan por enseñar, porque les toco, o porque así colaboran en la obra. Un verdadero maestro no se queda solo con lo que su iglesia le provee, siempre estará buscando la forma de aprender, de poder enseñar mejor y con mayor unción aquello que Dios le ha enseñado a través de sus siervos.

El ministerio del maestro necesita ser restaurado, necesita de hombres consagrados y devotos que amen la palabra, amen la verdad y que se propongan propagarla a los confines de la tierra. La iglesia nos necesita, necesita madurar, pero sin el ministerio del maestro no es posible. Un apóstol puede levantar en fe a una congregación, pero sin fundamentos profundos, esa fe no durará o podrá ser tergiversada para manipulación.
No puedo terminar este mensaje sin advertirles algo, si no eres llamado a enseñar, entonces es mejor que no lo hagas, no sea que por ello acarres condenación. Ser maestro es una responsabilidad muy grande delante de Dios, la escritura dice en mateo: Mat 5:19   Todo el que infrinja uno solo de estos mandamientos,  por pequeño que sea,  y enseñe a otros a hacer lo mismo,  será considerado el más pequeño en el reino de los cielos;  pero el que los practique y enseñe será considerado grande en el reino de los cielos.
Santiago 3:1 Hermanos míos, no pretendan muchos de ustedes ser maestros, pues, como saben, seremos juzgados con más severidad.
Con tan severas reprensiones, debemos tener mucho cuidado de aquello que enseñamos.

También le hago una recomendación a la iglesia, si tu congregación carece de maestros, entonces busca un buen ministerio de enseñanza que te pueda ayudar. Los mayores ministerios de enseñanza también deben estudiarse con cuidado porque no todas sus enseñanzas deben ser aceptadas como tal, no todos contienen sana doctrina, en fin, se necesita escudriñar las escrituras siempre para no permitirnos el caer en el engaño, pero siempre aprendiendo de la mano de buenos y consagrados maestros y además siempre de la mano poderosa de nuestro Dios para que nos guie a conocer toda la verdad.





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