El
maestro quería hacer notar la infravaloración que se le está dando al ser
humano. Leía un artículo aparecido ese día en la prensa, donde mostraban la
tortura a la que fueron sometidos unos campesinos, antes de ser asesinados
vilmente. Terminó la lectura hecha con la mejor acentuación que pudo. Nada
había impresionado a su asamblea... ¡Tan acostumbrados están a la tragedia y
los asesinatos masivos o genocidios!
Sin inmutarse, el profesor sacó un cigarrillo, tomo un billete de dos
mil devaluados pesos, con un fósforo encendió el billete y con éste, encendió
lentamente el cigarrillo... Los ojos admirados de sus alumnos no podían dar
crédito a lo que veían! Con
lentitud, fumó, lanzó una bocanada de humo al aire y miró alrededor en
silencio.
Los muchachos empezaron a dar rienda suelta a sus impresiones... Hasta
insultaron al profesor por "humillarlos" y pretender mostrarse
soberbio ante ellos... sus inquisidores... Sabiamente el maestro los dejó hablar todo lo que quisieron contra él.
Cuando, por fin amainó la tormenta desatada, tomó la palabra el
profesor y les dijo: "Es posible que ustedes hayan puesto más interés y de
esa forma tan extraordinaria, por un miserable billete de dos mil pesos, que
por la muerte de las personas que acabamos de leer y de ver cómo los torturaron
y los mataron, pero que
de ellos ninguno de ustedes se impresionó, ni se dio cuenta. Les interesa más
unos devaluados pesos que la vida de una persona hija de Dios, de alguien
hermano nuestro, de un heredero del Reino…?".
Ante estas palabras, los muchachos se miraron entre sí y sólo se
escuchó el silencio en el salón.
Mat 6:19 No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan;
Mat 6:20 sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín
corrompen, y donde ladrones no minan ni
hurtan.
Mat 6:21 Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.
El hombre ha puesto
su tesoro en las cosas de este mundo, desgasta su vida en vanidad, ego y poder
sin poder reconocer que son pasajeros. Pero seguimos siendo engañados, distraídos
de la verdad que Dios ha dispuesto a nuestro alrededor. Todo en este mundo
apunta a hacernos notar lo fútil de la vida sin propósito. En cambio, el hombre
ha sido dotado por Dios de un propósito que puede trascender lo terrenal, que
permanece para siempre, su salvación y de la de sus hermanos. La historia nos
recuerda lo envanecidos que vivimos por las apariencias y las mentiras, con las
que a diario se manipula el corazón del hombre, pero a pesar de eso el maestro
pudo hacerles notar de una forma impactante su poca conciencia para con ellos y
la vida. Quien no tiene presente a la muerte en su vida, poco o nada podrá reconocer
su necesidad de Dios y la necesidad de hacer tesoros en donde ni el ladrón, ni
la polilla los corrompen.
GUIA DE ESTUDIO
¿Es el dinero un
tesoro para tu corazón?
¿Qué ocupa el primer
lugar de tu vida?
¿Reconoces el engaño
de las riquezas?
¿Estás haciendo
tesoros en el cielo?
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