lunes, 18 de enero de 2016

TIEMPO DE REFLEXIÓN


Existió un rey que tenía un sabio; un hombre anciano de avanza­da edad, pasos lentos y larga barba blanca; el rey para cualquier acción o decisión que tomara siempre se refería primeramente a su sabio, en ningún momento dudaba en consultarle siempre los problemas y las cosas que sucedían en su reino, sintiéndose siempre seguro de que todo lo que le decía salía siempre bien. Hasta que un día el sabio por su avanzada edad enfermó de gravedad... en su lecho de muerte el rey desesperado le decía: "Sabio y viejo amigo, ¿qué voy hacer sin ti cuando tú no estés? ¿Quién me dará sus sabios consejos y me ayudará cuando ten­ga problemas que no pueda resolver?.. ¿Qué haré... qué haré?". El sabio al ver su desesperación le entregó un anillo que tenía un compartimiento secreto, pero le dijo que sólo y únicamente cuando tuviera un problema que fuera imposible resolverlo... solo así lo abriera y allí encontraría la respuesta. El sabio murió y pasaron muchos años; al rey en varias ocasiones se le presentaron múl­tiples problemas. En otras oportunidades estuvo a punto de rom­per el sello y abrir el compartimiento de la sortija, sin embargo, no lo hizo, posponiéndolo para un problema mayor que no pudie­ra ser resuelto. Siguió pasando el tiempo y un día al rey se le presentó un problema tan grande que no podía resolver. Pasa­ron" los días tratando de resolverlo, hasta que no pudo más. Se acordó de lo que le dijo el sabio: "¡Sólo ábrelo cuando tengas un problema que pienses que no tenga solución!". El rey rompió el sello y abrió el compartimiento secreto. Adentro había un papeli­to que decía: "Esto también pasará".

Mat 6:34  Así que,  no os afanéis por el día de mañana,  porque el día de mañana traerá su afán. Basta a cada día su propio mal.

La vida está llena de problemas y desafíos por resolver, pero para cada uno de ellos Dios ha dispuesto el tiempo necesario, el inconveniente surge cuando tratamos de resolverlo todo de una vez, entonces nos afanamos por todo y nos volvemos poco fructíferos para dar solución a cada dificultad, el sistema del mundo nos asfixia con sus muchos problemas, asfixia Su presencia, nuestra espiritualidad, la vida, el gozo y la paz. Para trascender toda dificultad se necesita que nos mantengamos alertas, atentos conscientes de su presencia que funciona similar al anillo de la historia, siempre nos recordara que todo en este mundo tiene solución y lo que no lo tiene, en algún momento pasara. La historia de hoy es una metáfora de la vida, no se puede confiar en uno mismo o en algún otro para que nos solucione todo en la vida, algunas veces tendremos que solucionar nuestros problemas por nuestros propios medios, y si no lo podemos por alguna razón, entonces pronto descubriremos la verdad si meditamos en ella, eso también pasará. Jesús nos recuerda que cada día tiene ya su propio afán, y debemos ser conscientes de ello, vivir cada día con sus angustias y alegrías es parte de una vida espiritual, pero siempre siendo conscientes de ello, para que allí encontremos el reposo que necesita nuestra alma.

GUÍA DE ESTUDIO
Que es lo que te afana?
Porque crees que reaccionas con afán ante ello?
Donde crees que puedes encontrar descanso?
Buscas con frecuencia la presencia de Dios? 

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