Era Navidad y en el pueblo iban a hacer la
representación del nacimiento de Jesús. Todos estaban muy entusiasmados,
querían que la obra fuera un éxito.
Los niños la iban a representar, pero entre ellos
había un niño con problemas; quién sabe por qué causa, era más lento en
aprender que los demás. Él quería estar en la obra, y a la maestra le dio
lástima verlo con tanto entusiasmo, que le dio un papel pequeño: El del
posadero que rechazaba a la Virgen y a José porque la posada estaba llena.
El día de la obra el teatro estaba a reventar,
hasta había gente de pie. Y cuando estaban en la parte en la que llegan José y
María a la posada, en la que este niño con problemas tenía que hablar, pasó
algo inesperado.
José tocó la puerta y salió el posadero, y cuando
ya los iba a rechazar, al ver a la joven pareja y sobre todo a la mujer,
embarazada de quien iba a ser nuestra salvación, al niño se le llenaron los ojos
de lágrimas y les dijo: "Pasen, pasen, la señora puede dormir en mi cama y
yo dormiré en el suelo".
Hubo un silencio intenso en la sala y a mucha
gente se le salieron las lágrimas. La obra fue un éxito, a pesar de que no fue
fiel representación de lo que realmente pasó en esa noche de Navidad, pero
sentimos que algo había cambiado en nuestras vidas, pues ese niño nos enseñó
una lección de amor; en su inocencia nos enseñó que debemos amar y ayudar a
otros, no importa quiénes sean, porque somos hijos de Dios y estamos aquí para
hacer el bien, sin pedir nada a cambio.
Hebreos 13:2 No se olviden de
practicar la hospitalidad, pues gracias
a ella algunos, sin saberlo, hospedaron ángeles.
1Pedro 4:9 Practiquen la
hospitalidad entre ustedes sin quejarse.
Esta historia nos lleva a recordar el pasaje de Mateo 18:3 y dijo: De cierto os digo, que si no os volvéis y os hacéis como
niños, no entraréis en el reino de los
cielos. En donde Jesús nos dice que seamos como niños, este niño fue conmovido
a misericordia en el mismo acto de una obra, porque así son ellos, no actúan,
viven con espontaneidad cada momento, y Jesús quiere que seamos como ellos en
ese aspecto, en su inocencia, en su virtud para hacer lo bueno, esta historia
también nos recuerda el hecho de que la escritura nos invita a practicar la
hospitalidad, pues ella es una muestra del carácter divino en nosotros, muchos
no son hospitalarios pues su vida parece solo alcanzarles para satisfacerse a
sí mismos, pero la vida va más allá, ser hospitalario implica dejar de lado tu
egoísmo para servir al descanso, bienaventuranza de cualquier hermano que te
necesite, el amor ayuda en la práctica, no solo en las palabras, podemos hablar
mucho, pero que pensarías si tuvieses que dar alimento y posada durante un
tiempo a alguien que te pide ayuda, sería fácil si es un amigo o familiar, pero
si no le conoces, y tienes buenas referencias, lo harías?, la iglesia durante
sus primeros años preservo este precioso acto para ayudar a los hermanos, para
recibir a los predicadores, y a todos lo que provenían en la fe, porque lo
dejamos de lado, empieza a practicar la hospitalidad recibiendo a tu familia de
manera ejemplar, a tus amigos, y a tus hermanos en la fe, para que les muestres
el amor que Dios ha puesto en ti para ser entregado a ellos, se como el niño de
esta historia deja que tu corazón se conmueva por las cosas que a Dios le
importan, deja de ser insensible ante el dolor y el sufrimiento ajeno y da de
lo mejor, no de lo que te sobra. Mira con más frecuencia a los niños, ellos
podrán enseñarte grandes lecciones y porque Dios quiere que seamos como ellos
para entrar al reino.
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