viernes, 10 de noviembre de 2017

MATRIMONIOS - ALÉJATE DE LA LUJURIA


ALÉJATE DE LA LUJURIA

Eze 24:13 En tu inmunda lujuria padecerás, porque te limpié, y tú no te limpiaste de tu inmundicia; nunca más te limpiarás, hasta que yo sacie mi ira sobre ti. 

Isa 57:5 Entre los robles, y debajo de todo árbol frondoso,
 dan rienda suelta a su lujuria;

INTRODUCCION

La lujuria es un pecado con el que muchos creyentes luchan durante toda la vida. Pero que es la lujuria, el diccionario define la lujuria como deseo y actividad sexual exacerbados o sin control. 

Este es uno de los pecados que más destruyen hogares en nuestros días, los hombres y mujeres por igual hoy luchan con deseos sexuales que les fueron impuestos por una sociedad que corrompió la sexualidad con la pornografía y el auto-placer (masturbación).

Es cada vez más frecuente que se evidencien casos de siervos, pastores y líderes que han caído en pecado por fornicación, adulterio o pornografía. Desde muy temprana edad se nos estimula visualmente y sensualmente para despertar en el hombre y la mujer su sexualidad, y cada vez también es más frecuente los casos de abuso sexual por padres, familiares o conocidos.

Este es un mundo lleno de lujuria, el hombre y la mujer han aprendido a mirarse con deseo y este pecado también ataca el hogar cristiano, causando muchos daños.

DESARROLLO

De allí que surja en nuestro corazón el anhelo de pedirte que te alejes de la lujuria, aléjate de aquellas personas que te atraen físicamente, mientras aprendes a tener dominio propio, fruto de nuestra relación con Dios por medio de su Espíritu Santo. Solo un creyente que se ejercita en el dominio propio puede contender contra la lujuria, pues ella entra sutilmente a través de tu televisor, de la belleza física, de la sensualidad con la que algunas personas visten o por la inescrupulosa obra del enemigo en nuestras vidas.

Muchos hemos estado expuestos a la lujuria, y Dios nos ha librado de ella por medio de su poder, pero eso no quiere decir que no podamos ser tentados por ella. Es muy frecuente encontrar que aquellas personas que se expusieron a ella, sean más sensibles a su influjo, por eso no debemos descuidar nuestro hogar, ni permitir que la lujuria entre.

La escritura nos llama la atención sobre la lujuria porque si no cuidamos de nuestro ser, nuestros pensamientos y nuestras acciones podemos permitir que la lujuria nos gane terreno, y si le damos rienda suelta a nuestro pecado tarde o temprano viviremos las consecuencias. Entre las cuales está el apartarnos de Dios, destruir nuestro hogar o hacer daño a nuestro cónyuge y la familia.

CONCLUSION

Mientras la sociedad cada vez expresa más lujuria, nosotros como creyentes debemos expresar con mayor énfasis nuestra santidad, apartándonos para Dios y nuestro cónyuge.

La sexualidad es algo maravilloso que podemos disfrutar con nuestra pareja, pero si no ejercemos el dominio propio, esta puede empezar por contaminar nuestra mente, para luego destruir nuestra vida.

Si eres tentado en tu sexualidad, coméntalo con tu pareja, oren juntos, pidan por su cónyuge en oración para que sea librado.

No todos tienen la valentía de afrontar la tentación de la lujuria, pues reconocerían con ello algunas miradas o deseos que se han tenido, algunos luchan contra ellos, mientras otros son seducidos gradualmente para permitir el pecado en sus vidas.

En medio de la sensualidad de la lujuria de este mundo vive un pueblo santo y victorioso que se levanta para luchar contra la tentación y que día a día libra la batalla, apoyemos a nuestro cónyuge si le vemos tentado o pidamos ayuda si no podemos lidiar con ella.

Oremos, Señor permítenos librar la batalla contra la lujuria con valentía y dominio propio, ejercítanos en la piedad y el amor, para limpiarnos de toda inmundicia, libra a nuestro cónyuge de toda tentación lujuriosa y permítele salir victorioso siempre, perdona nuestro pecado si hemos caído por descuido o por deseo y líbranos del mal, amen.


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