QUE
NADA NOS DOMINE
1Co
6:12 "Todo me está permitido", pero no todo es para mi bien.
"Todo me está permitido", pero no dejaré que nada me domine.
INTRODUCCION
Hoy la iglesia tiene una lucha
muy fuerte con el mundo, más cuando muchas cosas del mundo se han introducido a
la iglesia. Es fácil ver como muchas estrategias de negocios del mundo se han
trasladado a la iglesia, también vemos como las estrategias de evangelismo y la
misma predicación se han llenado de antropocentrismo.
Hoy la iglesia está permitiendo
dentro de sus puertas que el enemigo prevalezca olvidando lo que la misma
escritura menciona: “Yo te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra
edificaré mi iglesia, y las puertas del reino de la muerte no prevalecerán
contra ella” (Mat 16:18), nosotros somos las rocas sobre las que se edifica la
iglesia de Cristo.
Hemos
permitido que muchas cosas entren a nuestras vidas y contaminen nuestro ser con
los deseos y cosas de este mundo, su música, sus deseos, sus riquezas, su
vanidad, su orgullo han contaminado la forma de pensar de la iglesia. Hoy
podemos escuchar siervos de Dios pidiendo riquezas, reclamando a Dios porque no
son bendecidos, a otros pidiendo cosas innecesarias, a otros mostrando la
vanidad y el orgullo que les consume.
Es
cierto que en Cristo ahora somos libres y todo nos está permitido, el problema
radica en que no todo es para nuestro bien. Por ejemplo, aunque el licor no es
malo, sino en exceso, no podemos permitir que aunque podamos beber algo de
licor para compartir con su pareja, familia o hermanos, luego vayamos a ser
dominados por aquello que dejamos por completo.
DESARROLLO
Aunque
podemos disfrutar de toda la música, hay música que su mensaje o su sonido son
insinuantes y emocionantes, por lo que pueden causar un efecto fuerte en
nuestras emociones y naturaleza carnal, debido a esto, aunque no tengamos nada
como prohibido, debemos evitar aquello que puede dominarnos.
Pero
qué es esto que puede dominarnos, pues en realidad tiene que ver con todo lo
que nos rodea, la televisión, la radio, la música, los libros, la bebida, el
alimento, el placer, etc. Si vemos con detenimiento cualquier cosa puede
dominarnos al punto de distraernos de lo que verdaderamente importa en la vida.
Muchos, aunque han sido liberados del poder del pecado que los dominaba,
vuelven a caer en pornografía, pues ella es terriblemente seductora y
destructora; otros caen en gula y no pueden dominar su impulso descontrolado de
comer; otros se distraen constantemente en las redes sociales, los videojuegos,
en la televisión, en los libros y en casi cualquier cosa que nos provea algo de
distracción o placer.
Y
aunque nada es malo, si poseemos el control sobre lo que hacemos, hay cosas que
si solo nos permitimos un paso en ellas, nos controlaran por completo, haciéndonos
infructuosos en la vida espiritual.
Es
probable que disfrutemos de la música, sobretodo aquella que no posee ningún
sentido malo tanto en su letra como en su video, pero que vemos solo porque nos
genera emotividad, un recuerdo, o nos emociona, pero si luego nos vemos en la
constante necesidad de mantenernos en su influjo, estamos siendo dominados por
ella sutilmente.
Casi
todo en este mundo puede distraernos o dominarnos para alejarnos de Dios, su
presencia, su comunión, su verdad. Y el enemigo lo sabe. Por eso vuelca todos
sus esfuerzos en presentarnos películas, videos, pornografía, televisión, y
redes que nos mantengan más alejados de la verdad. Si ha visto la película
Matrix, comprenderá lo que le digo, en esta película, las maquinas controlan la
mente de los hombres sumergiéndolos en una clase de espacio en donde los
mantienen sometidos a su control. Así mismo obra el enemigo a través de todo lo
que el mundo tiene.
Cristo
mismo fue sometido a ser tentado (Mat cap. 4) por los reinos de este mundo y su
gloria, de allí que se nos instruya para no dejarnos dominar por nada de este
mundo, aunque parezca inofensivo.
CONCLUSION
Somos
fácilmente manipulables y dominables, solo en Cristo tenemos la capacidad de
reconocer aquello que nos manipula o domina, pero si nos distraemos podemos
perder la gracia que nos aparta de este mundo.
Recordemos
que estamos llamados a vivir en santidad, y a no permitir que nada nos domine, así
que muchas veces es mejor apartarse de algo en su totalidad para no permitir
que esto nos controle. Yo mismo he tenido que ayunar de redes sociales, porque
a pesar de que trabajo con ellas, noto que si paso mucho tiempo en ellas,
tiendo a orar menos, a buscar menos de Dios, a distraerme por mucho tiempo y a
desperdiciar mucho tiempo valioso. Así mismo he abandonado por completo el
licor, en todas sus variedades, los videojuegos, y muchas otras cosas que
aunque parecen inofensivas iban permeando en mí, dominando mi ser para tener
que usarlas o disfrutarlas para sentir placer o disfrutar del rato. Fue
entonces que reconocí que no eran buenas o sanas para mí, pues tendían a
dominarme. Con el móvil pasa lo mismo, cuantos no podemos desprendernos de este
pequeño aparato ni para ir al baño. Lo hemos convertido en nuestro nuevo
elemento distractor y dominante de la fe. Yo tengo que reconocer como he caído
en su influjo, solo el Espíritu Santo y mi esposa me han traído revelación de
lo dañino que ha sido, y lo difícil que pude ser dejarlo, mas no imposible.
Oremos,
Señor queremos desprendernos de todo aquello que quiere dominarnos, ayúdanos a
despertar de su influjo y a ser liberados por tu poder de todo aquello que
aunque tiene apariencia inofensiva, quiere dominarnos, llévanos a librarnos de
todo lo que nos impida dar fruto y crecer, amen.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario
Gracias por compartir con nosotros. Bendiciones