JESÚS MI ANCLA
Heb
6:19 Tenemos como firme y segura ancla del alma una esperanza que penetra hasta
detrás de la cortina del santuario,
INTRODUCCION
Todos sufrimos, todos vivimos
circunstancias difíciles, todos tenemos problemas, todos experimentamos
desanimo o tristeza. Las emociones son algo común a todo ser humano que vive en
esta tierra.
La corrupción por el pecado hace
que el sufrimiento sea común al género humano en todos los aspectos de la vida.
Y como estamos expuestos a todo
este tipo de circunstancias, necesitamos algo a que aferrarnos, algo en lo cual
podamos confiar. Las escrituras nos advierten “maldito el hombre que confía en
el hombre”, pero aunque algunos no lo entiendan y vivan poniendo su confianza
en los demás, el creyente poco a poco aprende a desprenderse de este tipo de
confianza y aprende a confiar en Dios, en quien puede aferrarse en momentos
difíciles, pues mientras el hombre cambia de parecer como cambia el día, Dios
nunca lo hace, siempre hay estabilidad en el.
Hace algún tiempo personalmente
ponía mi felicidad, mi paz, y mi confianza en las personas, por lo cual termine
muy herido, lastimado y lleno de desconfianza. Al llegar a Cristo descubrí en
el algo que ningún ser humano podía darme, la posibilidad de confiar aun en
medio de las más terribles circunstancias.
DESARROLLLO
Fue entonces que descubrí en
Cristo a mi ancla, aquel que no me soltó cuando caí, no me soltó cuando tropecé,
no me soltó cuando fui engañado, no me soltó cuando sufrí, no me soltó cuando lloré,
no me soltó cuando no tenía aliento para continuar. Siempre ha estado allí,
disponible como un ancla segura en la cual puedo confiar, pues nunca cambia.
Esta ancla segura para mi alma me
ha dado la posibilidad de confiar en medio de las más difíciles pruebas, en las
noches más oscuras, su luz siempre ha prevalecido y me ha soportado. Por eso
sigo confiando, y es allí en donde tú también encontraras seguridad y confianza
en medio de cualquiera que sea la circunstancia que atraviesas.
El escritor de hebreos nos dice
que firme y segura es el ancla (Cristo) en la que podemos descansar nuestro
corazón, nuestras emociones, nuestras debilidades, y nuestros problemas. Si el
ancla es firme y segura, es muy probable que no deje ir tu barco a la deriva,
ni permita que te arrastren las olas del desánimo, la tristeza, el dolor.
CONCLUSION
Tenemos un ancla donde confiar,
Dios no nos dice que no vamos a pasar por la tormenta, sino que tendremos un
ancla firme y segura a la cual aferrarnos mientras la tormenta pasa. Todos
quisiéramos no tener que atravesar la tormenta, no perder a un ser querido, no
sufrir, no ser heridos, no ser lastimados; todos quisiéramos una vida llena de
cosas maravillosas, pero no siempre es así. Hay momentos en lo que necesitamos
de esa ancla, yo la he necesitado muchas veces y es probable que tú también la
necesites.
La necesitamos para confiar en
Dios, en sus promesas, en su gracia, en su amor y en su bendición que aún
permanece en medio de las más difíciles circunstancias.
Levántate porque tu ancla quiere
que penetres lo más profundo de tu templo interior y llevarte al lugar
santísimo en donde la presencia de Dios lo sostiene todo.
Oremos, Señor no me sueltes,
porque no quiero permanecer lejos de ti, sostenme fuerte en medio de la
tormenta, en medio de la prueba y permíteme asirme con todo mi ser, para no
soltarme y seguir confiando, amen.
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