domingo, 23 de julio de 2017

PREDICA DOMINICAL - CONSIDERA LA BONDAD Y LA SEVERIDAD DE DIOS


CONSIDERA LA BONDAD Y LA SEVERIDAD DE DIOS


Por tanto, considera la bondad y la severidad de Dios: severidad hacia los que cayeron y bondad hacia ti. Pero, si no te mantienes en su bondad, tú también serás desgajado.
Romanos 11:22 NVI

INTRODUCCIÓN

Casi siempre consideramos el amor de Dios, predicamos sobre él, evangelizamos con él, pero casi nunca hablamos de la otra parte, que la misma escritura menciona y sobre la que no nos gusta predicar o hablar. Aun muchos creyentes prefieren hacerse los de la vista gorda para no hablar de ello, pues lo consideran algo difícil de manejar.

Casi siempre cuando hablamos de Dios hablamos de lo bueno que es estar con Dios, como cambio nuestras vidas, como ha mejorado todo, la felicidad que sentimos, lo amados que nos sentimos, pero olvidamos que hay otra cara de Dios, que necesita ser predicada, enseñada, esa que hace que el hombre se aparte de su maldad y que quiera dar por muerta a su vieja naturaleza.

Esta cara es la menos predicada, de la que menos se habla, aun parece olvidada por gran parte de las congregaciones cristianas modernas, porque preferimos predicar aquello que está bien, que parece bonito, amable y de bendición, pero si no predicamos todo el consejo de las escrituras podemos estar creando creyentes que no conozcan al Dios verdadero, sino creyentes que quieran buscar a un Dios complaciente que suple toda necesidad sin pedirnos nada a cambio. Este Dios puede que se parezca al Dios de la biblia, pero si no está completo, no hay un verdadero conocimiento.

DESARROLLO

Dios es bondadoso y eso lo podemos percibir tan fácilmente, su amor nos rodea y lo transforma todo, no hay amor más bello, más puro que el que podemos sentir por Dios. ¿Pero realmente sabemos que debemos también considerar su severidad?, Dios es un Padre severo, que disciplina con amor, que nos permite vivir las consecuencias de nuestros actos, y que castiga al pecador.

Si no predicamos esta otra parte, que aunque parezca que no nos gusta, y es la que menos personas aceptan, no le conoceremos como el verdadero Dios.

Si no predicamos un evangelio completo, entonces mentimos a quienes nos oyen. Si solo hablamos de lo bueno que hay en Dios, pero no de la severidad con la que Dios trata a quienes se apartan de la verdad, predicamos un falso mensaje de amor y paz. Sin la severidad de Dios no hay un evangelio completo, que dé al creyente una perspectiva correcta de Dios y su voluntad para el hombre.

Dios es un Padre severo, pero parece que no todos lo comprenden, la severidad de Dios hace que el hombre tenga un temor reverente hacia su ser. De no existir esta severidad el hombre con mayor ocasión tendería a volverse al mal, pero su severidad para con nosotros nos ayuda a alejarnos del mal.

CONCLUSIÓN

Conocer a Dios es saber su bondad y su severidad, juntas en un amor por la humanidad que hace que el que se aparta se vuelva, y que el que le ama se deleite en su bondad.

Si solo predicamos su bondad y no su severidad, entonces predicaremos una verdad incompleta, y una verdad así, no es la verdad, se parece más a una mentira. Prediquemos las buenas nuevas de salvación, en medio de las cuales también debemos hablar de la severidad de Dios para con los que se apartan y los que viven apartados de su bondad y misericordia.

Necesitamos de la severidad de Dios para que nuestra naturaleza carnal no caiga en tentación, es allí donde el temor del Señor se convierte en el principio de la sabiduría espiritual que nos ayuda a apartarnos del mal.

Oremos, Señor sabemos que eres bueno y bondadoso, pero que también eres justo y severo, ayúdanos a mantenernos apartados del mal, y que la severidad de tu amor nos conduzca siempre a la integridad y la rectitud, amen.




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