ESTUDIO BÍBLICO
Por: Camilo Sastoque
Ministerio Unidad de la Fe
Joh 6:1 Algún
tiempo después, Jesús se fue a la otra
orilla del mar de Galilea (o de Tiberíades).
Joh
6:2 Y mucha gente lo seguía, porque veían las señales milagrosas que hacía
en los enfermos.
Multitudes
siguen los milagros y las señales, pero pocos siguen verdaderamente al maestro.
Miles seguían a Jesús como muchos siguen las modas en la iglesia, lo visible,
pero pocos le siguen en lo secreto de su corazón, en donde la vida espiritual
toma lugar y dan testimonio al exterior.
Joh
6:3 Entonces subió Jesús a una
colina y se sentó con sus discípulos.
Jesús
pasa particularmente mucho tiempo aparte con sus discípulos tratando de
enseñarles, no solo con su ejemplo, sino también en palabras.
Joh
6:4 Faltaba muy poco tiempo para
la fiesta judía de la Pascua.
Juan
hace un especial énfasis en las fiestas judías, sobre todo en la Pascua como
alusión al cumplimiento de esta en Cristo, nuestro cordero pascual.
Joh
6:5 Cuando Jesús alzó la vista y
vio una gran multitud que venía hacia él,
le dijo a Felipe: --¿Dónde vamos
a comprar pan para que coma esta gente?
Joh
6:6 Esto lo dijo sólo para ponerlo
a prueba, porque él ya sabía lo que iba
a hacer.
Jesús
conoce nuestros corazones y por ello son muchas las oportunidades que usa para
probar la fe que decimos tener. Y esta es una oportunidad grandiosa que usa
para ponerlo a prueba. La prueba era como alimentar a una multitud hambrienta.
Joh
6:7 --Ni con el salario de ocho
meses* podríamos comprar suficiente pan para darle un pedazo a cada uno
--respondió Felipe.
Felipe
atiende a su naturaleza lógica y propone que ni aun con el salario de un hombre
de 8 meses de trabajo podría siquiera comprarse el pan necesario para dar a
cada persona un pedazo de pan. La lógica es casi siempre la primera en
contestar, la primera en responder y la primera en ser sometida a prueba.
Joh
6:8 Otro de sus discípulos, Andrés,
que era hermano de Simón Pedro,
le dijo:
Joh
6:9 --Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos
pescados, pero ¿qué es esto para tanta gente?
Andrés
el hermano de Pedro atiende a la inquietud tomando a un muchacho que tenía
cinco panes y dos pescados, pero de nuevo alude a la lógica y con ella sus
cuentas no alcanzan.
Joh
6:10 --Hagan
que se sienten todos --ordenó Jesús. En
ese lugar había mucha hierba. Así que se
sentaron, y los varones adultos eran
como cinco mil.
Joh
6:11 Jesús
tomó entonces los panes, dio gracias y
distribuyó a los que estaban sentados todo lo que quisieron. Lo mismo hizo con los pescados.
Joh
6:12 Una vez
que quedaron satisfechos, dijo a sus
discípulos: --Recojan los pedazos que
sobraron, para que no se desperdicie
nada.
Joh
6:13 Así lo
hicieron, y con los pedazos de los cinco
panes de cebada que les sobraron a los que habían comido, llenaron doce canastas.
Este
es la señal de la multiplicación de los panes y los pescados para los cinco
mil, haciendo alusión de los varones adultos, costumbre arraigada de aquella
época (contar solo a los varones adultos), pero todos reconocen que podrían
tratarse de miles de personas más pues de seguro a Jesús le seguían también
mujeres, jóvenes y niños, lo que hacía más estruendosa esta señal. La
multiplicación de los panes tiene en si el cumplimiento de una señal que
hablaba de Jesús el pan de vida que quitaría el hambre de su pueblo y las
naciones gentiles que vinieran a el. Las señales siempre hablan de una
simbología o tipología de lo que habría de venir o suceder con Cristo. Al final
termina diciéndonos que quedaron doce canastas que aluden a los doce discípulos
suyos que habrían de seguir propagando su mensaje, saciando el hambre de la
humanidad.
Joh
6:14 Al ver la
señal que Jesús había realizado, la
gente comenzó a decir: "En verdad
éste es el profeta, el que ha de venir
al mundo."
Esta
señal da comienzo a que todos empiecen a pensar en el como el mesías profético
que habría de venir al mundo para liberar a su pueblo.
Joh
6:15 Pero
Jesús, dándose
cuenta de que querían llevárselo a la fuerza y declararlo rey, se retiró de nuevo a la montaña él solo.
Jesús
conoce la intención del corazón del hombre y reconoce que luego de este suceso
muchos quieren proclamarle rey a la fuerza, a lo cual él se retira en soledad a
la montaña. Los tiempos de soledad son importantes para que podamos volver a la
verdad y no dejarnos llevar por los comentarios, las alabanzas o situaciones
que pueden hacer que no cumplamos la voluntad de Dios. Jesús se aparta en
cumplimiento a la voluntad del Padre, evitando así ser proclamado rey por
quienes le seguían. De igual forma el siervo de Dios debe cuidar ser proclamado
o tenido en mayor estima que su maestro, por eso debemos meditar en soledad
sobre nuestras acciones y nuestras motivaciones en el ministerio.
Joh
6:16 Cuando ya
anochecía, sus discípulos bajaron al
lago
Joh
6:17 y
subieron a una barca, y comenzaron a
cruzar el lago en dirección a Capernaúm.
Para entonces ya había oscurecido,
y Jesús todavía no se les había unido.
Joh
6:18 Por causa
del fuerte viento que soplaba, el lago estaba picado.
Joh
6:19 Habrían
remado unos cinco o seis kilómetros* cuando vieron que Jesús se acercaba a la
barca, caminando sobre el agua, y se asustaron.
Joh
6:20 Pero él
les dijo: "No tengan miedo, que soy yo."
Joh
6:21 Así que
se dispusieron a recibirlo a bordo, y en seguida la barca llegó a la orilla a
donde se dirigían.
Juan
nos cuenta el suceso cuando vieron caminar a Jesús sobre las aguas, sin hacer
referencia a Pedro y su caminar sobre el agua. Su comentario asumimos solo hace
referencia a Jesús y a su poder sobre las leyes naturales. Ver a Jesús
caminando debió ser para ellos una confirmación de su poder, aunque al comienzo
se hubieran asustado. Cuantas veces no nos asustamos por lo que sucede a
nuestro alrededor, los vientos de sufrimiento y las olas de los problemas y
situaciones adversas se levantan, y aunque puedan generar temor en nuestros
corazones, debemos aprender a confiar en que Dios tiene el control.
Joh
6:22 Al día siguiente, la multitud que se había quedado en el otro
lado del lago se dio cuenta de que los discípulos se habían embarcado
solos. Allí había estado una sola
barca, y Jesús no había entrado en ella
con sus discípulos.
Joh
6:23 Sin
embargo, algunas barcas de Tiberíades se
aproximaron al lugar donde la gente había comido el pan después de haber dado
gracias el Señor.
Joh
6:24 En cuanto
la multitud se dio cuenta de que ni Jesús ni sus
discípulos estaban allí, subieron a las
barcas y se fueron a Capernaúm a buscar a Jesús.
Joh
6:25 Cuando lo encontraron
al otro lado del lago, le
preguntaron: --Rabí, ¿cuándo llegaste acá?
La
multitud que sigue a Jesús está atenta de todos sus movimientos por eso le
preguntan cómo llego hasta sus discípulos sin haberse ido con ellos en la
barca. Solo los íntimos, sus discípulos pueden ver y experimentar en sus vidas
el poder sobrenatural de Dios, mientras la multitud solo busca saciar su propia
necesidad.
Joh
6:26 --Ciertamente les
aseguro que ustedes me buscan, no porque
han visto señales sino porque comieron pan hasta llenarse.
Joh
6:27 Trabajen, pero no por la comida que es perecedera, sino por la que permanece para vida
eterna, la cual les dará el Hijo del
hombre. Sobre éste ha puesto Dios el Padre
su sello de aprobación.
Jesús
expone el corazón y el pensamiento de las multitudes, ellas no le siguen porque
entienden las señales que ven, ellas solo buscan saciar su sed de ego, y llevar
a Jesús al cumplimiento de sus propios deseos.
Joh
6:28 --¿Qué tenemos que
hacer para realizar las obras que Dios exige?
--le preguntaron.
Joh
6:29 --Ésta es la obra de
Dios: que crean en aquel a quien él
envió --les respondió Jesús.
Las
multitudes solo se preocupan por lo que hay que hacer, lo que hay que cumplir,
por eso las religiones sacian el deseo de las multitudes, porque ellas les
brindan un que hacer, pero Jesús les dice que la obra de Dios es que crean a
aquel que les ha sido enviado, pero, aunque lo tuvieron entre ellos y vieron
señales y milagros no pudieron creer, porque para creer se necesita mayor
intimidad y confianza.
Joh
6:30 --¿Y qué
señal harás para que la veamos y te creamos?
¿Qué puedes hacer? --insistieron ellos--.
Aunque
la señal ya había sido hecha, ellos seguían pidiendo una señal, habían comido
pan y pescado de forma sobrenatural. Las multitudes solo esperan lo milagroso,
lo visible, porque el camino espiritual es personal, interior, íntimo.
Joh
6:31 Nuestros
antepasados comieron el maná en el desierto,
como está escrito: 'Les dio a
comer pan del cielo.'*
Joh
6:32 --Ciertamente les
aseguro que no fue Moisés el que les dio a ustedes el pan del cielo
--afirmó Jesús--. El que da el verdadero
pan del cielo es mi Padre.
Joh
6:33 El pan de Dios es el
que baja del cielo y da vida al mundo.
Joh
6:34 --Señor --le
pidieron--, danos siempre ese pan.
Joh
6:35 --Yo soy el pan de
vida --declaró Jesús--. El que a mí
viene nunca pasará hambre, y el
que en mí cree nunca más volverá a tener sed.
Joh
6:36 Pero como ya les
dije, a pesar de que ustedes me han visto, no creen.
Jesús
apela a las enseñanzas del Antiguo testamento para que ellos pudieran ver la
simbología del mana que el pueblo de Israel había recibido en el desierto tenía
con el mismo. Él se revela como el pan de vida, el pan que como en la
antigüedad descendió del cielo, ahora ha descendido en forma corporal para
saciar el hambre espiritual de su pueblo y de todo aquel que en él crea. Ellos
nuevamente incrédulos piden de ese pan sin comprender que le tienen en frente
suyo y no lo pueden ver. Para creer hace falta algo más que ver un milagro o
una señal, muchos las vieron y aun siguieron en tinieblas, para llegar a creer,
primero se necesita tener hambre.
Joh
6:37 Todos los que el Padre
me da vendrán a mí; y al que a mí
viene, no lo rechazo.
Joh
6:38 Porque he bajado del
cielo no para hacer mi voluntad sino la del que me envió.
Joh
6:39 Y ésta es la voluntad
del que me envió: que yo no pierda nada
de lo que él me ha dado, sino que
lo resucite en el día final.
Joh
6:40 Porque la voluntad de
mi Padre es que todo el que reconozca al Hijo y crea en él, tenga vida eterna, y yo lo resucitaré en el día final.
Jesús
aplica un principio maravilloso en su evangelización, el confía en que el Padre
es quien traerá a él a sus discípulos y seguidores, no es por su propio
esfuerzo o labor, nadie puede creer que son sus propias estrategias las que
harán que llegue a hacer lo que el Padre le pide. Para cumplir la voluntad de
Dios se necesita pasar tiempo conociéndola, poniéndola en práctica con
obediencia y sumisión. En el versículo 40 nos deja conocer la voluntad de Dios,
que es que todo el que reconozca al Hijo y crea en él, pueda disfrutar de la
vida eterna y sea resucitado al final. El que cree obedece, entiende y sigue la
voluntad del Padre para su vida disfrutará de lo eterno aquí y ahora, y en el
día final recibirá su parte.
Joh
6:41 Entonces
los judíos comenzaron a murmurar contra él,
porque dijo: "Yo soy el pan
que bajó del cielo."
Luego
de que muchos quisieron hacerlo rey, pronto cambiaron de parecer murmurando en
contra suya por lo que había dicho. Quien no comprende la verdad espiritual
solo puede criticar o juzgar aquello que no entiende.
Joh
6:42 Y se
decían: "¿Acaso no es éste Jesús,
el hijo de José? ¿No conocemos a
su padre y a su madre? ¿Cómo es que sale
diciendo: 'Yo bajé del
cielo'?"
Entre
quienes le seguían había personas que conocían a Jesús, su familia, a su padre
putativo, José y a su madre María. Aunque ellos le escuchaban hablar y veían
con sus propios ojos la evidente manifestación del poder de Dios en milagros y
señales, su mente les impide reconocer su verdadera proveniencia.
Joh
6:43 --Dejen de murmurar
--replicó Jesús--.
Joh
6:44 Nadie puede venir a mí
si no lo atrae el Padre que me envió,
y yo lo resucitaré en el día final.
Somos
llamados a predicar las buenas nuevas del evangelio, pero nadie puede venir a
Jesús si primero el Padre no lo atrae hacia él. Así que nuestra tarea es
predicar para que todo aquel a quien el Padre atraiga se vuelva a Cristo y al
fin de los días Jesús mismo le resucite de entre los muertos.
Joh
6:45 En los profetas está
escrito: 'Todos serán enseñados por
Dios.'* En efecto, todo el que
escucha al Padre y aprende de él, viene
a mí.
Joh
6:46 Al Padre nadie lo ha
visto, excepto el que viene de
Dios; sólo él ha visto al Padre.
Jesús
no contesta a sus preguntas, sino que continua demostrándonos que nadie viene a
él y le reconoce como el enviado, el mesías, el hijo de Dios a menos de que no
sea atraído por el Padre. Todo verdadero seguidor del Padre, viene al Hijo. Y
nos deja entrever que nadie ha visto a Dios, excepto el que viene de él mismo,
una maravillosa verdad que nos acerca a la triunidad.
Joh
6:47 Ciertamente les
aseguro que el que cree tiene vida eterna.
Joh
6:48 Yo soy el
pan de vida.
Joh
6:49 Los
antepasados de ustedes comieron el maná en el desierto, y sin embargo murieron.
Joh
6:50 Pero éste
es el pan que baja del cielo; el que
come de él, no muere.
La
fe es la que trae el cumplimiento de la promesa, la vida eterna. Jesús es el
pan de vida provisto por el Padre para saciar el hambre espiritual de su pueblo
y las naciones de la tierra. Así como en el desierto cuando el pueblo tenía
hambre, Dios hizo descender maná del cielo, pero aunque lo recibieron ellos
perecieron, pues solo es una tipología de lo que habría de suceder con Cristo,
el verdadero pan provisto por Dios que descendió del cielo y todo aquel que
come de sus enseñanzas y vida, no morirá.
Joh 6:51 Yo soy el pan vivo
que descendió del cielo; si alguno
comiere de este pan, vivirá para
siempre; y el pan que yo daré es mi
carne, la cual yo daré por la vida del
mundo.
Mientras
el mana que descendió del cielo no perduraba, Jesús es el pan vivo que bajo del
cielo y que perdura para siempre. Quien come de este pan provisto por el padre vivirá
eternamente en Cristo, pues habla proféticamente de como entrego su carne o
cuerpo al escarnio de la cruz para que la vida eterna encontrara cabida en el
mundo.
Joh 6:52 Entonces los judíos contendían entre sí, diciendo:
¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?
Parece
que lo que dijo Jesús suscito controversia entre ellos pues no podían comprender
como este hombre podría darles a comer su propia carne, algo que era prohibido
por la ley mosaica, siempre que Jesús hablaba de forma ilustrativa o simbólica era
imposible para ellos comprender su trasfondo, pero esto no es solo para ellos,
sino para todo aquel que intenta comprender las verdades del evangelio sin el Espíritu
Santo quien es el que nos enseña todas las cosas (Juan 14:26).
Joh 6:53 Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Si no coméis la carne del Hijo del
Hombre, y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros.
Comer
y beber sangre y carne que aun la contenga era considerado inmundo por la ley,
de modo que esta enseñanza confrontaba los arraigos religiosos más profundos
entre los judíos, quienes escuchaban a este hombre según ellos contradecir sus
creencias. El problema era que no comprendían su ilustración de lo que significaría
su sacrificio en la cruz. Así como el comer y beber son necesarios para vivir,
la salvación y la vida eterna implicaría el que comiéramos y bebiéramos participando
de su sacrificio expiatorio.
Joh 6:54 El que come mi carne
y bebe mi sangre, tiene vida
eterna; y yo le resucitaré en el día
postrero.
Solo
aquellos que participan del sacrificio expiatorio en el que Jesús brindo su
carne como el pan de vida y su sangre como la que sellaba el pacto, pueden
participar de la vida eterna en la cual está implícita la promesa de la resurrección
de los muertos.
Joh 6:55 Porque mi carne es
verdadera comida, y mi sangre es
verdadera bebida.
Su
carne es verdadera comida porque no perece, hace que quien la coma tampoco
perezca y sacia su hambre eternamente; su sangre es verdadera bebida porque no
solo calma la sed, sino que la sacia por la eternidad. Además, recordemos que
la palabra en el A.T. nos dice que en la sangre esta la vida (Deut 12:23), como
un recordatorio de que en la sangre de Cristo no solo esta la vida, sino la
vida eterna.
Joh 6:56 El que come mi carne
y bebe mi sangre, en mí permanece, y yo en él.
Muchos
piensan que este pasaje hace alusión a la santa cena, pero no todo están de
acuerdo pues no es solo por la santa cena que alguien verdaderamente recibe la
vida eterna sino por la fe depositada en el Hijo. Así que comer y beber de su
sangre hace referencia al hecho de la fe que hace que confiemos en su
providencia para nuestra salvación, que fueron su cuerpo y su sangre para redención
del pecado.
Joh 6:57 Como me envió el
Padre viviente, y yo vivo por el
Padre, asimismo el que me come, él también vivirá por mí.
Así
como la vida del Hijo esta sujeta a la del Padre, el que come o cree del Hijo estará
sujeto a la vida del Hijo.
Joh 6:58 Este es el pan que
descendió del cielo; no como vuestros
padres comieron el maná, y
murieron; el que come de este pan, vivirá eternamente.
Mientras
los que comieron maná murieron, el que come del sacrificio de Jesús vivirá para
siempre.
Joh 6:59 Estas cosas dijo en la sinagoga, enseñando en Capernaum.
Joh 6:60 Al oirlas,
muchos de sus discípulos dijeron:
Dura es esta palabra; ¿quién la
puede oír?
Todo
esto lo enseño en medio de un templo judío en el cual hubiera podido ser apedreado
por decir que deberían comer de su carne y beber de su sangre, tanto así que
sus mismos discípulos no pudieron comprenderlo y reconocieron lo duro o difícil
de esta palabra. Aquí se revela el pensar de muchos que seguían a Jesús,
quienes al verse confrontados por una enseñanza que desafiaba su lógica prefirieron
dejarle.
Joh 6:61 Sabiendo Jesús en sí mismo que sus discípulos
murmuraban de esto, les dijo: ¿Esto os ofende?
Joh
6:62 ¿Pues
qué, si viereis al Hijo del Hombre subir
adonde estaba primero?
Jesús
sabiendo que no comprendían lo que había dicho, les pregunta si se sienten
ofendidos por lo que dijo, pero luego incluye una pregunta que revela su
divinidad, pero que les confrontaba en su confianza para con él. La enseñanza de
Jesús jamás fue fácil de entender, pues se necesitaba del Espíritu Santo para
comprenderla, el problema era que ellos se quedaban con su propio parecer y
esto les apartaba del entendimiento.
Joh
6:63 El
espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo
os he hablado son espíritu y son vida.
Es
aquí donde terminamos por comprender que todo lo que dijo fue inspirado por el Espíritu
Santo y por lo tanto sus palabras tenían su esencia espiritual y también su
vida, pero que no seria comprendida hasta que la vida por medio del Espíritu
Santo llegara a la humanidad, entonces todo lo que les había dicho tomaría relevancia
y aprovechamiento.
Joh
6:64 Pero hay
algunos de vosotros que no creen. Porque Jesús sabía desde el principio quiénes
eran los que no creían, y quién le había de entregar.
Jesús
saca a relucir que entre los que le seguían se encontraban algunos que no creían
en lo que les decía, a pesar de los milagros, señales y prodigios vistos. Y a
pesar de que sabia quienes eran desde el principio no les aparto, ni les impidió
ser sus discípulos.
Joh
6:65 Y dijo:
Por eso os he dicho que ninguno puede venir a mí, si no le fuere dado del
Padre.
La
gracia a sido dada a todos para que sean llamados al arrepentimiento, pero hay
quienes a pesar de esto se empeñan en la incredulidad, y con ello nos muestran
que nadie viene al Hijo sino fuere capacitado por el Padre.
Joh
6:66 Desde
entonces muchos de sus discípulos volvieron atrás, y ya no andaban con él.
Aquí
vemos como un grupo grande de los que seguían a Jesús se apartaron y decidieron
no andar mas con Jesús debido a sus polémicas declaraciones, que parecían no
estar en concordancia con lo que pensaban o creían. Dios desafía nuestras creencias
para que podamos ir en pos suyo sin prejuicios, ni orgullo.
Joh
6:67 Dijo
entonces Jesús a los doce: ¿Queréis acaso iros también vosotros?
Jesús
confronta a aquellos que él ha elegido como sus discípulos para que el que
quiera irse se vaya, a pesar de que en el grupo había un incrédulo este prefirió
quedarse con ellos, mientras el resto fueron al menos algo más consecuentes con
su forma de pensar. Es probable que Judas pensara que Jesús solo quería apartar
a toda esta chusma para quedarse con ellos y por eso no le abandonara en ese
preciso momento.
Joh
6:68 Le
respondió Simón Pedro: Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida
eterna.
Pedro
dando muestras de su cercanía al reino de Dios, dice estas preciosas palabras
que susurran en nuestros oídos la misma sensación que tenemos en nuestro
interior y que clama ¿a quien iremos?, si solo tu tienes palabras de vida.
Quien hace resonar nuestro interior con sus palabras como Cristo, quien nos
hace repensar nuestra vida como él, quien escudriña nuestros caminos y nos
muestra la verdadera esencia de la vida, sino él.
Joh
6:69 Y
nosotros hemos creído y conocemos que tú eres el Cristo, el Hijo del Dios
viviente.
Pedro
se adentra al reconocer que Jesús es el Mesías, el Cristo, el Hijo del Dios
viviente, en el que la mayoría de ellos han creído y entendido, aunque aun no
les haya sido revelado aun todo por completo.
Joh
6:70 Jesús les
respondió: ¿No os he escogido yo a vosotros los doce, y uno de vosotros es
diablo?
Joh
6:71 Hablaba
de Judas Iscariote, hijo de Simón; porque éste era el que le iba a entregar, y
era uno de los doce.
Sus palabras son duras y difíciles a tal punto de
revelar a aquel que habría de entregarle como perteneciente al Diablo, un
infiltrado en medio de ellos, los suyos, sus escogidos, pero quien tenía una tarea
que realizar, y a quien todos identifican como Judas Iscariote.
Sus palabras confrontan nuestra incredulidad, las intenciones de nuestro corazón
y nos llevan a cuestionar nuestra fe, ¿porque creemos en Jesús?, ¿realmente creemos
en lo que dijo y en quién es?, o solo le seguimos por lo que nos ha dado o por
lo que puede darnos.
ESTUDIO BÍBLICO
Por: Camilo Sastoque
Ministerio Unidad de la Fe
Joh 6:1 Algún
tiempo después, Jesús se fue a la otra
orilla del mar de Galilea (o de Tiberíades).
Joh
6:2 Y mucha gente lo seguía, porque veían las señales milagrosas que hacía
en los enfermos.
Multitudes
siguen los milagros y las señales, pero pocos siguen verdaderamente al maestro.
Miles seguían a Jesús como muchos siguen las modas en la iglesia, lo visible,
pero pocos le siguen en lo secreto de su corazón, en donde la vida espiritual
toma lugar y dan testimonio al exterior.
Joh
6:3 Entonces subió Jesús a una
colina y se sentó con sus discípulos.
Jesús
pasa particularmente mucho tiempo aparte con sus discípulos tratando de
enseñarles, no solo con su ejemplo, sino también en palabras.
Joh
6:4 Faltaba muy poco tiempo para
la fiesta judía de la Pascua.
Juan
hace un especial énfasis en las fiestas judías, sobre todo en la Pascua como
alusión al cumplimiento de esta en Cristo, nuestro cordero pascual.
Joh
6:5 Cuando Jesús alzó la vista y
vio una gran multitud que venía hacia él,
le dijo a Felipe: --¿Dónde vamos
a comprar pan para que coma esta gente?
Joh
6:6 Esto lo dijo sólo para ponerlo
a prueba, porque él ya sabía lo que iba
a hacer.
Jesús
conoce nuestros corazones y por ello son muchas las oportunidades que usa para
probar la fe que decimos tener. Y esta es una oportunidad grandiosa que usa
para ponerlo a prueba. La prueba era como alimentar a una multitud hambrienta.
Joh
6:7 --Ni con el salario de ocho
meses* podríamos comprar suficiente pan para darle un pedazo a cada uno
--respondió Felipe.
Felipe
atiende a su naturaleza lógica y propone que ni aun con el salario de un hombre
de 8 meses de trabajo podría siquiera comprarse el pan necesario para dar a
cada persona un pedazo de pan. La lógica es casi siempre la primera en
contestar, la primera en responder y la primera en ser sometida a prueba.
Joh
6:8 Otro de sus discípulos, Andrés,
que era hermano de Simón Pedro,
le dijo:
Joh
6:9 --Aquí hay un muchacho que tiene cinco panes de cebada y dos
pescados, pero ¿qué es esto para tanta gente?
Andrés
el hermano de Pedro atiende a la inquietud tomando a un muchacho que tenía
cinco panes y dos pescados, pero de nuevo alude a la lógica y con ella sus
cuentas no alcanzan.
Joh
6:10 --Hagan
que se sienten todos --ordenó Jesús. En
ese lugar había mucha hierba. Así que se
sentaron, y los varones adultos eran
como cinco mil.
Joh
6:11 Jesús
tomó entonces los panes, dio gracias y
distribuyó a los que estaban sentados todo lo que quisieron. Lo mismo hizo con los pescados.
Joh
6:12 Una vez
que quedaron satisfechos, dijo a sus
discípulos: --Recojan los pedazos que
sobraron, para que no se desperdicie
nada.
Joh
6:13 Así lo
hicieron, y con los pedazos de los cinco
panes de cebada que les sobraron a los que habían comido, llenaron doce canastas.
Este
es la señal de la multiplicación de los panes y los pescados para los cinco
mil, haciendo alusión de los varones adultos, costumbre arraigada de aquella
época (contar solo a los varones adultos), pero todos reconocen que podrían
tratarse de miles de personas más pues de seguro a Jesús le seguían también
mujeres, jóvenes y niños, lo que hacía más estruendosa esta señal. La
multiplicación de los panes tiene en si el cumplimiento de una señal que
hablaba de Jesús el pan de vida que quitaría el hambre de su pueblo y las
naciones gentiles que vinieran a el. Las señales siempre hablan de una
simbología o tipología de lo que habría de venir o suceder con Cristo. Al final
termina diciéndonos que quedaron doce canastas que aluden a los doce discípulos
suyos que habrían de seguir propagando su mensaje, saciando el hambre de la
humanidad.
Joh
6:14 Al ver la
señal que Jesús había realizado, la
gente comenzó a decir: "En verdad
éste es el profeta, el que ha de venir
al mundo."
Esta
señal da comienzo a que todos empiecen a pensar en el como el mesías profético
que habría de venir al mundo para liberar a su pueblo.
Joh
6:15 Pero
Jesús, dándose
cuenta de que querían llevárselo a la fuerza y declararlo rey, se retiró de nuevo a la montaña él solo.
Jesús
conoce la intención del corazón del hombre y reconoce que luego de este suceso
muchos quieren proclamarle rey a la fuerza, a lo cual él se retira en soledad a
la montaña. Los tiempos de soledad son importantes para que podamos volver a la
verdad y no dejarnos llevar por los comentarios, las alabanzas o situaciones
que pueden hacer que no cumplamos la voluntad de Dios. Jesús se aparta en
cumplimiento a la voluntad del Padre, evitando así ser proclamado rey por
quienes le seguían. De igual forma el siervo de Dios debe cuidar ser proclamado
o tenido en mayor estima que su maestro, por eso debemos meditar en soledad
sobre nuestras acciones y nuestras motivaciones en el ministerio.
Joh
6:16 Cuando ya
anochecía, sus discípulos bajaron al
lago
Joh
6:17 y
subieron a una barca, y comenzaron a
cruzar el lago en dirección a Capernaúm.
Para entonces ya había oscurecido,
y Jesús todavía no se les había unido.
Joh
6:18 Por causa
del fuerte viento que soplaba, el lago estaba picado.
Joh
6:19 Habrían
remado unos cinco o seis kilómetros* cuando vieron que Jesús se acercaba a la
barca, caminando sobre el agua, y se asustaron.
Joh
6:20 Pero él
les dijo: "No tengan miedo, que soy yo."
Joh
6:21 Así que
se dispusieron a recibirlo a bordo, y en seguida la barca llegó a la orilla a
donde se dirigían.
Juan
nos cuenta el suceso cuando vieron caminar a Jesús sobre las aguas, sin hacer
referencia a Pedro y su caminar sobre el agua. Su comentario asumimos solo hace
referencia a Jesús y a su poder sobre las leyes naturales. Ver a Jesús
caminando debió ser para ellos una confirmación de su poder, aunque al comienzo
se hubieran asustado. Cuantas veces no nos asustamos por lo que sucede a
nuestro alrededor, los vientos de sufrimiento y las olas de los problemas y
situaciones adversas se levantan, y aunque puedan generar temor en nuestros
corazones, debemos aprender a confiar en que Dios tiene el control.
Joh
6:22 Al día siguiente, la multitud que se había quedado en el otro
lado del lago se dio cuenta de que los discípulos se habían embarcado
solos. Allí había estado una sola
barca, y Jesús no había entrado en ella
con sus discípulos.
Joh
6:23 Sin
embargo, algunas barcas de Tiberíades se
aproximaron al lugar donde la gente había comido el pan después de haber dado
gracias el Señor.
Joh
6:24 En cuanto
la multitud se dio cuenta de que ni Jesús ni sus
discípulos estaban allí, subieron a las
barcas y se fueron a Capernaúm a buscar a Jesús.
Joh
6:25 Cuando lo encontraron
al otro lado del lago, le
preguntaron: --Rabí, ¿cuándo llegaste acá?
La
multitud que sigue a Jesús está atenta de todos sus movimientos por eso le
preguntan cómo llego hasta sus discípulos sin haberse ido con ellos en la
barca. Solo los íntimos, sus discípulos pueden ver y experimentar en sus vidas
el poder sobrenatural de Dios, mientras la multitud solo busca saciar su propia
necesidad.
Joh
6:26 --Ciertamente les
aseguro que ustedes me buscan, no porque
han visto señales sino porque comieron pan hasta llenarse.
Joh
6:27 Trabajen, pero no por la comida que es perecedera, sino por la que permanece para vida
eterna, la cual les dará el Hijo del
hombre. Sobre éste ha puesto Dios el Padre
su sello de aprobación.
Jesús
expone el corazón y el pensamiento de las multitudes, ellas no le siguen porque
entienden las señales que ven, ellas solo buscan saciar su sed de ego, y llevar
a Jesús al cumplimiento de sus propios deseos.
Joh
6:28 --¿Qué tenemos que
hacer para realizar las obras que Dios exige?
--le preguntaron.
Joh
6:29 --Ésta es la obra de
Dios: que crean en aquel a quien él
envió --les respondió Jesús.
Las
multitudes solo se preocupan por lo que hay que hacer, lo que hay que cumplir,
por eso las religiones sacian el deseo de las multitudes, porque ellas les
brindan un que hacer, pero Jesús les dice que la obra de Dios es que crean a
aquel que les ha sido enviado, pero, aunque lo tuvieron entre ellos y vieron
señales y milagros no pudieron creer, porque para creer se necesita mayor
intimidad y confianza.
Joh
6:30 --¿Y qué
señal harás para que la veamos y te creamos?
¿Qué puedes hacer? --insistieron ellos--.
Aunque
la señal ya había sido hecha, ellos seguían pidiendo una señal, habían comido
pan y pescado de forma sobrenatural. Las multitudes solo esperan lo milagroso,
lo visible, porque el camino espiritual es personal, interior, íntimo.
Joh
6:31 Nuestros
antepasados comieron el maná en el desierto,
como está escrito: 'Les dio a
comer pan del cielo.'*
Joh
6:32 --Ciertamente les
aseguro que no fue Moisés el que les dio a ustedes el pan del cielo
--afirmó Jesús--. El que da el verdadero
pan del cielo es mi Padre.
Joh
6:33 El pan de Dios es el
que baja del cielo y da vida al mundo.
Joh
6:34 --Señor --le
pidieron--, danos siempre ese pan.
Joh
6:35 --Yo soy el pan de
vida --declaró Jesús--. El que a mí
viene nunca pasará hambre, y el
que en mí cree nunca más volverá a tener sed.
Joh
6:36 Pero como ya les
dije, a pesar de que ustedes me han visto, no creen.
Jesús
apela a las enseñanzas del Antiguo testamento para que ellos pudieran ver la
simbología del mana que el pueblo de Israel había recibido en el desierto tenía
con el mismo. Él se revela como el pan de vida, el pan que como en la
antigüedad descendió del cielo, ahora ha descendido en forma corporal para
saciar el hambre espiritual de su pueblo y de todo aquel que en él crea. Ellos
nuevamente incrédulos piden de ese pan sin comprender que le tienen en frente
suyo y no lo pueden ver. Para creer hace falta algo más que ver un milagro o
una señal, muchos las vieron y aun siguieron en tinieblas, para llegar a creer,
primero se necesita tener hambre.
Joh
6:37 Todos los que el Padre
me da vendrán a mí; y al que a mí
viene, no lo rechazo.
Joh
6:38 Porque he bajado del
cielo no para hacer mi voluntad sino la del que me envió.
Joh
6:39 Y ésta es la voluntad
del que me envió: que yo no pierda nada
de lo que él me ha dado, sino que
lo resucite en el día final.
Joh
6:40 Porque la voluntad de
mi Padre es que todo el que reconozca al Hijo y crea en él, tenga vida eterna, y yo lo resucitaré en el día final.
Jesús
aplica un principio maravilloso en su evangelización, el confía en que el Padre
es quien traerá a él a sus discípulos y seguidores, no es por su propio
esfuerzo o labor, nadie puede creer que son sus propias estrategias las que
harán que llegue a hacer lo que el Padre le pide. Para cumplir la voluntad de
Dios se necesita pasar tiempo conociéndola, poniéndola en práctica con
obediencia y sumisión. En el versículo 40 nos deja conocer la voluntad de Dios,
que es que todo el que reconozca al Hijo y crea en él, pueda disfrutar de la
vida eterna y sea resucitado al final. El que cree obedece, entiende y sigue la
voluntad del Padre para su vida disfrutará de lo eterno aquí y ahora, y en el
día final recibirá su parte.
Joh
6:41 Entonces
los judíos comenzaron a murmurar contra él,
porque dijo: "Yo soy el pan
que bajó del cielo."
Luego
de que muchos quisieron hacerlo rey, pronto cambiaron de parecer murmurando en
contra suya por lo que había dicho. Quien no comprende la verdad espiritual
solo puede criticar o juzgar aquello que no entiende.
Joh
6:42 Y se
decían: "¿Acaso no es éste Jesús,
el hijo de José? ¿No conocemos a
su padre y a su madre? ¿Cómo es que sale
diciendo: 'Yo bajé del
cielo'?"
Entre
quienes le seguían había personas que conocían a Jesús, su familia, a su padre
putativo, José y a su madre María. Aunque ellos le escuchaban hablar y veían
con sus propios ojos la evidente manifestación del poder de Dios en milagros y
señales, su mente les impide reconocer su verdadera proveniencia.
Joh
6:43 --Dejen de murmurar
--replicó Jesús--.
Joh
6:44 Nadie puede venir a mí
si no lo atrae el Padre que me envió,
y yo lo resucitaré en el día final.
Somos
llamados a predicar las buenas nuevas del evangelio, pero nadie puede venir a
Jesús si primero el Padre no lo atrae hacia él. Así que nuestra tarea es
predicar para que todo aquel a quien el Padre atraiga se vuelva a Cristo y al
fin de los días Jesús mismo le resucite de entre los muertos.
Joh
6:45 En los profetas está
escrito: 'Todos serán enseñados por
Dios.'* En efecto, todo el que
escucha al Padre y aprende de él, viene
a mí.
Joh
6:46 Al Padre nadie lo ha
visto, excepto el que viene de
Dios; sólo él ha visto al Padre.
Jesús
no contesta a sus preguntas, sino que continua demostrándonos que nadie viene a
él y le reconoce como el enviado, el mesías, el hijo de Dios a menos de que no
sea atraído por el Padre. Todo verdadero seguidor del Padre, viene al Hijo. Y
nos deja entrever que nadie ha visto a Dios, excepto el que viene de él mismo,
una maravillosa verdad que nos acerca a la triunidad.
Joh
6:47 Ciertamente les
aseguro que el que cree tiene vida eterna.
Joh
6:48 Yo soy el
pan de vida.
Joh
6:49 Los
antepasados de ustedes comieron el maná en el desierto, y sin embargo murieron.
Joh
6:50 Pero éste
es el pan que baja del cielo; el que
come de él, no muere.
La
fe es la que trae el cumplimiento de la promesa, la vida eterna. Jesús es el
pan de vida provisto por el Padre para saciar el hambre espiritual de su pueblo
y las naciones de la tierra. Así como en el desierto cuando el pueblo tenía
hambre, Dios hizo descender maná del cielo, pero aunque lo recibieron ellos
perecieron, pues solo es una tipología de lo que habría de suceder con Cristo,
el verdadero pan provisto por Dios que descendió del cielo y todo aquel que
come de sus enseñanzas y vida, no morirá.
Joh 6:51 Yo soy el pan vivo
que descendió del cielo; si alguno
comiere de este pan, vivirá para
siempre; y el pan que yo daré es mi
carne, la cual yo daré por la vida del
mundo.
Mientras
el mana que descendió del cielo no perduraba, Jesús es el pan vivo que bajo del
cielo y que perdura para siempre. Quien come de este pan provisto por el padre vivirá
eternamente en Cristo, pues habla proféticamente de como entrego su carne o
cuerpo al escarnio de la cruz para que la vida eterna encontrara cabida en el
mundo.
Joh 6:52 Entonces los judíos contendían entre sí, diciendo:
¿Cómo puede éste darnos a comer su carne?
Parece
que lo que dijo Jesús suscito controversia entre ellos pues no podían comprender
como este hombre podría darles a comer su propia carne, algo que era prohibido
por la ley mosaica, siempre que Jesús hablaba de forma ilustrativa o simbólica era
imposible para ellos comprender su trasfondo, pero esto no es solo para ellos,
sino para todo aquel que intenta comprender las verdades del evangelio sin el Espíritu
Santo quien es el que nos enseña todas las cosas (Juan 14:26).
Joh 6:53 Jesús les dijo: De cierto, de cierto os digo: Si no coméis la carne del Hijo del
Hombre, y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros.
Comer
y beber sangre y carne que aun la contenga era considerado inmundo por la ley,
de modo que esta enseñanza confrontaba los arraigos religiosos más profundos
entre los judíos, quienes escuchaban a este hombre según ellos contradecir sus
creencias. El problema era que no comprendían su ilustración de lo que significaría
su sacrificio en la cruz. Así como el comer y beber son necesarios para vivir,
la salvación y la vida eterna implicaría el que comiéramos y bebiéramos participando
de su sacrificio expiatorio.
Joh 6:54 El que come mi carne
y bebe mi sangre, tiene vida
eterna; y yo le resucitaré en el día
postrero.
Solo
aquellos que participan del sacrificio expiatorio en el que Jesús brindo su
carne como el pan de vida y su sangre como la que sellaba el pacto, pueden
participar de la vida eterna en la cual está implícita la promesa de la resurrección
de los muertos.
Joh 6:55 Porque mi carne es
verdadera comida, y mi sangre es
verdadera bebida.
Su
carne es verdadera comida porque no perece, hace que quien la coma tampoco
perezca y sacia su hambre eternamente; su sangre es verdadera bebida porque no
solo calma la sed, sino que la sacia por la eternidad. Además, recordemos que
la palabra en el A.T. nos dice que en la sangre esta la vida (Deut 12:23), como
un recordatorio de que en la sangre de Cristo no solo esta la vida, sino la
vida eterna.
Joh 6:56 El que come mi carne
y bebe mi sangre, en mí permanece, y yo en él.
Muchos
piensan que este pasaje hace alusión a la santa cena, pero no todo están de
acuerdo pues no es solo por la santa cena que alguien verdaderamente recibe la
vida eterna sino por la fe depositada en el Hijo. Así que comer y beber de su
sangre hace referencia al hecho de la fe que hace que confiemos en su
providencia para nuestra salvación, que fueron su cuerpo y su sangre para redención
del pecado.
Joh 6:57 Como me envió el
Padre viviente, y yo vivo por el
Padre, asimismo el que me come, él también vivirá por mí.
Así
como la vida del Hijo esta sujeta a la del Padre, el que come o cree del Hijo estará
sujeto a la vida del Hijo.
Joh 6:58 Este es el pan que
descendió del cielo; no como vuestros
padres comieron el maná, y
murieron; el que come de este pan, vivirá eternamente.
Mientras
los que comieron maná murieron, el que come del sacrificio de Jesús vivirá para
siempre.
Joh 6:59 Estas cosas dijo en la sinagoga, enseñando en Capernaum.
Joh 6:60 Al oirlas,
muchos de sus discípulos dijeron:
Dura es esta palabra; ¿quién la
puede oír?
Todo
esto lo enseño en medio de un templo judío en el cual hubiera podido ser apedreado
por decir que deberían comer de su carne y beber de su sangre, tanto así que
sus mismos discípulos no pudieron comprenderlo y reconocieron lo duro o difícil
de esta palabra. Aquí se revela el pensar de muchos que seguían a Jesús,
quienes al verse confrontados por una enseñanza que desafiaba su lógica prefirieron
dejarle.
Joh 6:61 Sabiendo Jesús en sí mismo que sus discípulos
murmuraban de esto, les dijo: ¿Esto os ofende?
Joh
6:62 ¿Pues
qué, si viereis al Hijo del Hombre subir
adonde estaba primero?
Jesús
sabiendo que no comprendían lo que había dicho, les pregunta si se sienten
ofendidos por lo que dijo, pero luego incluye una pregunta que revela su
divinidad, pero que les confrontaba en su confianza para con él. La enseñanza de
Jesús jamás fue fácil de entender, pues se necesitaba del Espíritu Santo para
comprenderla, el problema era que ellos se quedaban con su propio parecer y
esto les apartaba del entendimiento.
Joh
6:63 El
espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo
os he hablado son espíritu y son vida.
Es
aquí donde terminamos por comprender que todo lo que dijo fue inspirado por el Espíritu
Santo y por lo tanto sus palabras tenían su esencia espiritual y también su
vida, pero que no seria comprendida hasta que la vida por medio del Espíritu
Santo llegara a la humanidad, entonces todo lo que les había dicho tomaría relevancia
y aprovechamiento.
Joh
6:64 Pero hay
algunos de vosotros que no creen. Porque Jesús sabía desde el principio quiénes
eran los que no creían, y quién le había de entregar.
Jesús
saca a relucir que entre los que le seguían se encontraban algunos que no creían
en lo que les decía, a pesar de los milagros, señales y prodigios vistos. Y a
pesar de que sabia quienes eran desde el principio no les aparto, ni les impidió
ser sus discípulos.
Joh
6:65 Y dijo:
Por eso os he dicho que ninguno puede venir a mí, si no le fuere dado del
Padre.
La
gracia a sido dada a todos para que sean llamados al arrepentimiento, pero hay
quienes a pesar de esto se empeñan en la incredulidad, y con ello nos muestran
que nadie viene al Hijo sino fuere capacitado por el Padre.
Joh
6:66 Desde
entonces muchos de sus discípulos volvieron atrás, y ya no andaban con él.
Aquí
vemos como un grupo grande de los que seguían a Jesús se apartaron y decidieron
no andar mas con Jesús debido a sus polémicas declaraciones, que parecían no
estar en concordancia con lo que pensaban o creían. Dios desafía nuestras creencias
para que podamos ir en pos suyo sin prejuicios, ni orgullo.
Joh
6:67 Dijo
entonces Jesús a los doce: ¿Queréis acaso iros también vosotros?
Jesús
confronta a aquellos que él ha elegido como sus discípulos para que el que
quiera irse se vaya, a pesar de que en el grupo había un incrédulo este prefirió
quedarse con ellos, mientras el resto fueron al menos algo más consecuentes con
su forma de pensar. Es probable que Judas pensara que Jesús solo quería apartar
a toda esta chusma para quedarse con ellos y por eso no le abandonara en ese
preciso momento.
Joh
6:68 Le
respondió Simón Pedro: Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida
eterna.
Pedro
dando muestras de su cercanía al reino de Dios, dice estas preciosas palabras
que susurran en nuestros oídos la misma sensación que tenemos en nuestro
interior y que clama ¿a quien iremos?, si solo tu tienes palabras de vida.
Quien hace resonar nuestro interior con sus palabras como Cristo, quien nos
hace repensar nuestra vida como él, quien escudriña nuestros caminos y nos
muestra la verdadera esencia de la vida, sino él.
Joh
6:69 Y
nosotros hemos creído y conocemos que tú eres el Cristo, el Hijo del Dios
viviente.
Pedro
se adentra al reconocer que Jesús es el Mesías, el Cristo, el Hijo del Dios
viviente, en el que la mayoría de ellos han creído y entendido, aunque aun no
les haya sido revelado aun todo por completo.
Joh
6:70 Jesús les
respondió: ¿No os he escogido yo a vosotros los doce, y uno de vosotros es
diablo?
Joh
6:71 Hablaba
de Judas Iscariote, hijo de Simón; porque éste era el que le iba a entregar, y
era uno de los doce.
Sus palabras son duras y difíciles a tal punto de
revelar a aquel que habría de entregarle como perteneciente al Diablo, un
infiltrado en medio de ellos, los suyos, sus escogidos, pero quien tenía una tarea
que realizar, y a quien todos identifican como Judas Iscariote.
Sus palabras confrontan nuestra incredulidad, las intenciones de nuestro corazón
y nos llevan a cuestionar nuestra fe, ¿porque creemos en Jesús?, ¿realmente creemos
en lo que dijo y en quién es?, o solo le seguimos por lo que nos ha dado o por
lo que puede darnos.