Por: Camilo A. Sastoque M.
Ministerio Unidad de la Fe
SI ALGUNO NO
TIENE EL ESPIRITU DE CRISTO, NO ES DE EL
Rom 8:9 Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en
vosotros. Y si alguno no tiene el
Espíritu de Cristo, no es de él.
La
iglesia vive contendiendo por saber y dar a conocer quiénes son salvos según su
propia doctrina, y discute sobre cuales maestros o predicadores son falsos
maestros; sin darse cuenta que en realidad la salvación proviene de Dios y es
el quien la otorga a pesar de nuestros prejuicios, también es cierto, la
palabra nos da algunos indicios de cómo saber que alguien es salvo; pero no
muchos toman en cuenta que lo que nos trae salvación y nos permite
experimentarla es Su Espíritu Santo.
Algunos
contienden por creer saberlo todo sin darse cuenta que se enredan en sus muchos
conocimientos con aspectos de las escrituras que aun ellos mismos y toda la
iglesia no comprende, son muchas las interrogantes que un estudioso de la
escritura puede encontrar, lo cual Dios permite para que el hombre no se
vanaglorie y le busque.
Pero
las escrituras mismas revelan las características de los hombres salvos, y una
de ellas, es que tienen el espíritu de Cristo, el Espíritu Santo, el cual nos
permite nacer de nuevo, ser conscientes de pecado, y da como resultado: los
frutos de su presencia en nuestras vidas. Pero como saber quién lo tiene y
quién no?
DESARROLLO
Recibir
el Espíritu Santo, no es algo que suceda de manera mágica, aunque si es algo
sobrenatural, lo que la escritura menciona es que viene de la imposición de
manos (Hechos 8:18), a otros llega en el bautismo y también en la oración.
Algunos creen que pueden ser creyentes y salvos mediante sus obras, otros creen
que ocurre al pertenecer a la iglesia correcta, y otros por algunos métodos místicos;
pero la verdad es que aquellos que son salvos, lo son, porque el Espíritu Santo
habita en ellos, y él es quien permite que la salvación obre en nuestras vidas.
También permite que podamos ser perfeccionados y santificados, que podamos ser
usados para proclamar su mensaje, es él quien nos equipa.
No
debemos contender por saber quiénes son y quienes no son salvos, más bien permitamos
que sus frutos, los frutos de la presencia del Espíritu Santo en sus vidas, sean
quienes nos digan si realmente es o no es. Siempre sus frutos saldrán a la luz,
por eso Jesús nos enseñó: “Por sus frutos los conoceréis”, cuando hablaba de
los falsos maestros y profetas que llegarían para engañar al pueblo de Dios.
Solo
quien tiene el Espíritu puede reconocer a otro que también lo tenga, puede
tratar de engañarnos, puede tratar de convencernos, pero al final su alma se
mostrara, los frutos se harán evidentes y su destino también.
CONCLUSION
Por
eso es importante que permitamos que Dios nos examine, que la verdad salga a la
luz, y para ello necesitamos comprender las escrituras en profundidad, estudiar
el mensaje de Cristo, para dejar de lado toda confrontación inoficiosa, pues si
los frutos están quienes somos para juzgar?.
Permitamos
que el amor de Dios nos lleve a ser confrontados con nuestra realidad, con la
verdad para que podamos realmente vernos tal cual Dios nos ve. Dejemos de
creernos la última verdad, para abrirnos al conocimiento de Dios, permitamos
que su palabra y Espíritu nos guíen a ella y podamos hacer su voluntad en todo.
Oremos,
Señor nos entregamos a ti, confiados en que eres tu nuestra firme confianza, la
roca de nuestra fe, permítenos reconocer a aquellos en quienes tú has
depositado tu Espíritu, y permítenos tenerlo si aún, no lo hemos recibido, que
tu gracia y paz sobreabunde en nuestros corazones para bendición de todos en el
nombre de Jesús, amen.
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