"Hace muchos años, cuando trabajaba como
voluntario en un Hospital de Stanford, conocí a una niñita llamada Liz, ellá
sufría de una extraña enfermedad. Su única oportunidad de recuperarse era una
transfusión de sangre de su hermano de cinco años, quien había sobrevivido
milagrosamente a la misma enfermedad y había desarrollado anticuerpos
necesarios para combatir la enfermedad. El doctor explicó la situación al
hermano de la niña, y le preguntó si estaría dispuesto a dar su sangre para su
hermana. Yo lo vi dudar por sólo un momento antes de tomar un gran suspiro y
decir: 'Sí; yo lo haré, si eso salva a Liz'. Mientras la transfusión continuaba,
él estaba acostado en una cama al lado de la de su hermana Y sonriente mientras
nosotros lo asistíamos a él y a su hermana, viendo retornar el color a las
mejillas de la niña.
Entonces
la cara del niño se puso pálida y su sonrisa desapareció.
Él
miró al doctor y le preguntó con voz temblorosa: "¿A qué hora empezaré a
morirme?".
Siendo sólo
un niño, no había comprendido al doctor; él pensaba que le daría toda su sangre
a su hermana, Y aun así estuvo dispuesto a dársela".
Da todo por
quien amas; y cuida a tu familia.
1Jn 3:16 En esto conocemos lo que
es el amor: en que Jesucristo entregó su
vida por nosotros. Así también nosotros
debemos entregar la vida por nuestros hermanos.
Dar algo es fácil siempre y cuando no nos cueste nada o nos sobre, pero
cuando esto que tenemos que dar es todo para nosotros, estamos dispuestos a
entregarlo, cosas como nuestra vida, familia, y posesiones toman un lugar
evidentemente diferente en nuestros corazones pues reconocemos el apego que
tenemos por ellas, pero si no podemos entregarlas reconociendo que no son
nuestras tan solo nos han sido prestadas para administrarlas de la mejor
manera, pues Dios confía en nosotros estas bellas y especiales cosas.
Estas dispuesto a darlo todo?, Jesús decía que para entrar en el reino
debíamos ser como niños, y esto me sorprende porque conozco algunos niños que
no han sido criados con egoísmo y son capaces de restar sus juguetes, de hacer
felices a otros, o hacer sentir su amor sin palabras, que podamos ser como el
niño de esta historia, dispuestos siempre a darlo todo por nuestros hermanos en
Cristo.
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