El avaro
muere de hambre hoy, por miedo a morir de hambre mañana (san Bernardo de
Clairvaux).
Conozco a un anciano con mucho dinero, pero avaro;
tan avaro que coloca sus billetes delante del espejo, para mirar duplicado su
capital. Entonces dice: "Los billetes que veo en el espejo, quiero darlos
de limosna; los otros billetes debo guardarlos pues hay que ser precavido. Y a
estos últimos los encierra en la caja fuerte" (Trilussa).
"¡Necio! Esta noche morirás; ¿y de quién será
lo que amontonaste?" (Lc 12, 13ss; 12, 22ss; St 5, 1ss).
Ante el mundo la avaricia y la tacañería parecen
actitudes normales para el mundo, pues parecen tener el control de sus finanzas, pero sin
darse cuenta, son ellas las que les controlan, sin entender que como dice la
escritura, nadie sabe la hora en que deberemos partir y los que viven con estas
actitudes son los que más sufren por el apego que han generado a lo que tienen,
eres tu uno de ellos?, que piensas a la hora de dar?, que pensamientos llegan
cuando hay que pagar una cuenta?, que piensas cuando tienes en abundancia y hay
otros que con un poco podrían mejorar su existencia? Cuanto das a la obra de
Dios y que piensas cuando lo haces, conociendo lo que piensas te darás cuenta
de si eres o no, un avaro.
Todas estas preguntas deberíamos hacernos para
vivir en un mundo más justo, pues es cierto que la justicia de Dios primero
está en Jesucristo, pero luego está en ayudar a los necesitados, de que nos
sirve amontonar riquezas en un mundo, mientras el mundo y nosotros nos perdemos
junto con ellas, que Dios nos enseñe a ser desprendidos de las cosas materiales
y del dinero, que este no controle nuestras emociones y pensamientos como
seguramente lo ha hecho durante años, así que es tiempo de cambiar y morir al
egoísmo y vivir como hijos de Dios.
La avaricia genera control, dominio, sobre aquel que cree que controla el dinero cuando este le controla en realidad, si has perdido el rumbo y te encuentras viviendo, trabajando y soñando en pos de las riquezas, no permitas que ellas te continúen controlando, empieza por liberarte de su control y por dar, para poder ser verdaderamente libres.
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