Cuentan que un
rey tenia un consejero que ante circunstancias adversas siempre decía: "Que bueno, que bueno, que bueno".
Pasó que un día andando de cacería, el rey se cortó un dedo del pie y el
consejero exclamó: "Que bueno, que
bueno, que bueno" El rey cansado de esta actitud, lo despidió y el
consejero respondió: "Que bueno,
que bueno, que bueno". Tiempo después, el rey fue capturado por
otra tribu para sacrificarlo ante su dios. Cuando lo preparaban para el ritual,
vieron que le faltaba un dedo del pie y decidieron que no era digno para su
divinidad al estar incompleto, dejándolo en libertad. El rey ahora entendía las
palabras de su consejero y pensó: "Que bueno que haya perdido el dedo
gordo del pie, de lo contrario ya estaría muerto". Mandó
llamar a palacio al consejero y le agradeció. Pero antes le preguntó por que
dijo "Que bueno"
cuando fue despedido. El consejero respondió: "Si no me hubiese
despedido, habría estado contigo y como a ti te habrían rechazado, a mí me
hubieran sacrificado".
Rom_8:28 Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es,
a los que conforme a su propósito son llamados.
Cuando empezamos a vivir una vida de fe, puede ser que
creamos que al creer en Jesús nuestra vida ya fue arreglada y que no tendremos
que vivir cosas difíciles, pero no es así, vivir una vida de fe nos hace más
fuertes y con un carácter más firme ante las dificultades pero no nos las
evita, pues como en la historia cada cosa ocurre con un propósito, muchas veces
no lo entendemos y creemos que Dios se equivocó, que eso no fue lo que pedimos
o podemos pensar: “porque tenemos que vivir cosas difíciles que parecen no
tener explicación”; pero como entender el obrar de Dios, cuando solo tenemos
una parte de la historia? cuando creemos que difícil fue dejar aquella relación,
o cuando perdimos un semestre o materia, o cuán difícil fe desprendernos de
aquellas cosas materiales que perdimos o que nos robaron, o porque perdimos a
aquellas personas que amamos, solo lo miramos desde el punto de vista de la
historia donde nuestros pensamientos y emociones muchas veces egoístas nos
hacen parecer y creer que somos víctimas; sin saber el final de la obra
completa y que detrás de aquellas cosas que parecen desfavorables se esconde el
propósito maravilloso de Dios que nos permite creer, crecer y confiar. Cuando
ponemos nuestra confianza en las situaciones, emociones, trabajo, relaciones,
nos preparamos para la caída, pero cuando confiamos en Dios, aprendemos su
palabra y tenemos una relación con El, su amor, paz y fe nos dan la esperanza
de un mejor presente y mañana, pues caminamos por fe y no por vista sabiendo
que aquel que nos ama, nos perfeccionara para toda buena obra. Cambiemos de
actitud que esta refleje confianza y fe ante lo que nos parece adverso, pero
que al final siempre traerá algo mejor.
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